Re: ¿Qué tiempo le queda a Pedro Sanchez dirigiendo el PSOE?
El PSOE ha quedado arrinconado en las ciudades. Es una de las grandes preocupaciones de los dirigetes socialistas, conscientes de que si no logran recuperar ese tremendo espacio urbano que han perdido, difícilmente podrán recuperarse y volver a ser una alternativa de gobierno. Es un espacio en el que se hundieron de forma añadida –y por voluntad propia– cuando, tras las elecciones municipales del año pasado, optaron por convertirse en comparsas de la órbita de Podemos y cedieron los gobiernos de grandes ciudades a los populistas, que siguen pisando el acelerador para barrer al PSOE.
Todo eso ha dado como resultado un panorama urbano desolador para los socialistas. En las elecciones generales de junio no lograron ser primera fuerza política en ninguna de las 52 capitales de provincia –la lista incluye a Ceuta y Melilla–. En una buena parte de ellas ni siquiera quedaron segundos. Por ejemplo, en Barcelona y Madrid son terceros, sobrepasados por la órbita de Podemos y por ERC –en la capital catalana– y por el PP y Podemos en el caso de Madrid.
La escuálida presencia que los socialistas mantienen en el Congreso –solo 85 de los 350 escaños que componen la Cámara– la sostienen cada vez más por el voto rural y menos por el urbano. Algo preocupante para este partido si se tiene en cuenta que cada vez son menos los que viven en los pueblos, y que la relevancia en la política nacional solo se logra –por elemental aritmética de los votos– si se cuenta con una posición sólida en las principales ciudades. Esto último, hoy por hoy, está lejos de lograrlo el PSOE.
En apenas diez años, los socialistas han perdido dos millones de votos entre las 52 capitales de provincia. Se les han esfumado el 55 por ciento de los electores que confiaban en el PSOE hace tan solo dos lustros.
El desastre del PSC
De esos dos millones de votos urbanos que se ha dejado por el camino, 300.000 se les han ido entre las cuatro capitales catalanas. Es donde concentran, con diferencia, la mayor sangría. El díscolo PSC se ha desinflado con una celeridad de vértigo: de aportar tradicionalmente al PSOE una veintena de diputados en el Congreso –25 en las generales de 1982, 20 en las de 1989, 19 en las de 1996, 25 en las de 2008...– ha pasado a solo siete. Y de ser históricamente la fuerza más votada en Cataluña en las elecciones generales –el liderazgo lo perdió en los comicios de 2011–, el PSC ha pasado a quedarse con un apoyo electoral de tan solo el 16%.
Barcelona es el gran punto negro de los socialistas, la urbe en la que acumulan su mayor pérdida de respaldo a pie de calle. Desde 2004 han perdido el 70% de los votos. Más de 250.000 barceloneses han dado la espalda a un PSC a la deriva, enredado entre las querencias nacionalistas y la competencia con la izquierda populista. Desde 2008, los socialistas han perdido el 72% de los escaños del Congreso que les llegaban desde Cataluña.
A nivel nacional, en 32 de las 52 capitales de provincia los socialistas han perdido desde 2004 más de la mitad de sus electores. En el resto, el retroceso es en todos los casos supera el 40%, salvo en Cuenca y Soria, donde acumulan unas pérdidas de votos del 39,5% y del 37,3%, respectivamente.
Madrid, otro «punto negro»
El panorama urbano del PSOE se ha tornado en crítico de forma acelerada. En Madrid, otro «punto negro» en esta cruda travesía del partido, los socialistas se han dejado por el camino el 58% de los votos –casi medio millón– desde las generales 2004.
La aritmética que deja la historia electoral en España es clara: para que un partido tenga opciones de gobierno ha de tener el 40% del voto urbano –o aproximarse mucho a esa cifra–. En estos momentos el PSOE solo tiene el 21,3%, algo que contrasta con el 40,8% que, por ejemplo, obtuvo en las capitales de provincia en las elecciones de 2004 que auparon a Zapatero a La Moncloa.
Los socialistas nunca han estado tan arrinconados en las ciudades como hasta ahora. Otro ejemplo: en 1996, cuando el PP de Aznar logró desbancar al Gobierno delPSOE por vez primera, los socialistas cosecharon en el conjunto de capitales de provincia un 32% de los votos, 1,24 millones más de los que tienen ahora.
La extensa presencia en el medio rural le otorga al PSOE un «suelo» electoral que, sin embargo, le es insuficiente para compensar lo que pierde en las principales ciudades. Las generales del pasado junio lo dejaron claro incluso en el tradicional «granero de votos» del PSOE, Andalucía. En las capitales andaluzas también ha perdido más de la mitad de sus votantes en apenas un par de lustros –en Cádiz el retroceso roza el 60%–. Aun así, en Andalucía el PSOE está logrando capear el hundimiento mucho mejor que en otras regiones: al final, ayudado por el voto rural, los socialistas andaluces que lidera Susana Díaz todavía aportan 23 escaños en el Congreso. Son «solo» un 36% menos de los que sumaban en 2008...
La sangría del voto socialista por provincias
1. Barcelona: 70,1%
2. Gerona: 69,3%
3. Santander: 65,9%
4. Lérida: 64,6%
5. Tarragona: 64,2%
6. Salamanca: 59%
7. León: 59%
8. Cádiz: 58,4%
9. Valencia: 58,4%
10. Madrid: 57,9%