Tres semanas después de su dimisión como diputado, Pedro Sánchez está hablando con siete secretarios generales autonómicos del PSOE, con líderes provinciales y con referentes regionales del partido en distintas comunidades para poner en marcha un proyecto alternativo al que pretende liderar la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz.No se trata, de momento, de una candidatura a primarias (que ni siquiera están convocadas). Sánchez ha trasladado a los dirigentes socialistas a los que está viendo que está dispuesto a ser de nuevo candidato, pero que sólo se presentará si ellos se lo piden, como explicaron varios de sus interlocutores a EL MUNDO. En caso contrario, apoyará al dirigente que decidan, según les ha trasladado. El nombre definitivo no se lanzará hasta unos meses antes del congreso, que la Gestora convocará, probablemente, para junio de 2017. Su entorno más inmediato y los dirigentes más próximos dan por hecho que él será el candidato con toda seguridad y que «arrasará entre los militantes». No lo tienen tan claro varios secretarios generales y dirigentes que están en su equipo de trabajo, como ha podido confirmar este periódico. Su principal inconveniente, según varios dirigentes opuestos a Díaz, es que culminó su mandato con un grado de enfrentamiento extremo con gran parte de su partido y que no supo tejer complicidades. Eso, apuntan, no le coloca como el más capacitado para unir y reconstruir el PSOE tras la grave crisis que atraviesa y tras el congreso de 2017.
Además, igual que consideran que Susana Díaz está «achicharrada» tras la crisis interna que acabó con la anterior dirección, añaden que Sánchez también ha quedado «tocado». Todos coinciden, hasta quienes dudan de que Sánchez sea el mejor candidato, en que es «un referente de primer orden» para la militancia y que podría ganar las primarias a Díaz. La entrevista en Salvados, por ejemplo, ha podido perjudicarle en los cuadros medios, añaden los suyos, pero no entre los 175.000 militantes, que siguen viendo mayoritariamente lo que ha ocurrido en el PSOE como un golpe de estado.Nadie en este sector lo descarta como candidato, pero alegan que primero quieren diseñar un modelo organizativo, estratégico y político y que al final decidirán quién lo lidera en función de las circunstancias, de si hay primarias -que todos dan por hecho- y de si se presenta finalmente o no Susana Díaz.Varios dirigentes que estuvieron con Sánchez hasta el final señalan ahora al vasco Patxi López como una buena opción alternativa. El ex lehendakari no ha acudido a los encuentros entre barones y dirigentes críticos que se han producido en Madrid. Eso sí, en ellos siempre ha estado su federación, el Partido Socialista de Euskadi.Sánchez es consciente de que no es momento de hablar de candidatos y no quiere comenzar una «gira personalista», pero ya cuenta con estructura y apoyos en toda España para lanzar su «proyecto colectivo».El sábado, inicio del recorrido El próximo sábado 26, los críticos han acordado que Sánchez comience en Xirivella (Valencia) a recorrer agrupaciones, con un ritmo sosegado al principio. El ex líder socialista no quiere protagonizar un mitin, ni un acto de aclamación ante la militancia. Por eso, se está organizando una mesa redonda -Propuestas para el socialismo del futuro- en la que debatirá sobre propuestas junto a otros ponentes. El acto será a las 12.00 horas en el Auditorio Municipal de Xirivella, con un aforo de 350 personas. Está previsto que asistan el alcalde, Michel Montaner, el secretario general de Valencia, José Luis Ábalos, y dirigentes de toda la federación dirigida por uno de los principales apoyos de Díaz, Ximo Puig.En diciembre, está pendiente por cerrar otro acto de Sánchez en Asturias, la federación que dirige el presidente de la Gestora del PSOE, según fuentes socialistas.Para preparar esta estrategia, y como ha podido saber EL MUNDO, desde el 10 de octubre han tenido lugar cuatro reuniones en Madrid a las que han asistido los secretarios generales Francina Armengol (presidenta de Baleares), Luis Tudanca (Castilla y León), Sara Hernández (Madrid), Idoia Mendia (País Vasco), Rafael González Tovar (Murcia), María Chivite (Navarra) y César Luena (La Rioja), además de los de Ceuta y Melilla. A algunos encuentros han ido sus números dos por problemas de agenda.También han estado el secretario general de Valencia, José Luis Ábalos, la segunda provincia con más afiliados tras Sevilla; la presidenta de la Gestora de Galicia, Pilar Cancela, en uno de ellos, o el crítico del PSOE andaluz Alfonso Rodríguez de Celis. Las principales reuniones tuvieron lugar en hoteles de Madrid el 10, el 22 y el 23 de octubre (el día del Comité Federal que decidió la abstención por la tarde) y el 3 de noviembre. Casi todos se vieron, además, en el Congreso del PSC entre el 5 y el 6 de noviembre en Barcelona. El día 3 estuvo con ellos Pedro Sánchez. También han asistido Adriana Lastra y Luisa Carcedo, dos referentes del no a Rajoy en Asturias; el ex portavoz en el Senado Óscar López, y la diputada murciana María González. Unas 25 personas que están diseñando la estrategia a seguir y que cuentan con aliados en las 19 federaciones. Todos coinciden en la necesidad de exigir ahora a la Gestora un congreso federal en primavera en el que el secretario general se elija mediante votación de toda la militancia. La dirección regional del PSOE de Cantabria no ha estado en ninguna de las reuniones, pero su secretaria general, Eva Díaz Tezanos, se mantuvo muy firme en el no en el Comité Federal y está siendo informada de todos los encuentros. Iceta, al margen de los dos sectoresQuien se mantiene al margen es el Partit dels Socialistes de Catalunya. Miquel Iceta no quiere implicarse en ninguno de los dos sectores y ya ha dicho tanto en público como en privado que no apoyará a ningún candidato. Otra cosa será lo que podrían votar sus militantes (es la segunda federación más numerosa tras Andalucía, con unos 18.000 afiliados). Los socialistas catalanes están muy inclinados hacia Pedro Sánchez, según todas las fuentes del PSC. Pero corren el riesgo incluso de poder no votar en las primarias si la Gestora insiste en retirar ese derecho a los militantes del PSC después de que sus diputados en el Congreso votaran no a Rajoy. En las últimas reuniones, los críticos han decidido crear dos grupos de trabajo: uno para profundizar en el modelo estratégico y político que quieren para el PSOE y otro para el modelo organizativo.Distintas fuentes apuntan que apuestan por un diseño opuesto al planteado por Díaz. Quieren un partido más moderno, joven, urbano y democrático, dirigido a los militantes y a la sociedad y que utilice las nuevas herramientas de comunicación.En lo político, distintos interlocutores explican que apuestan por un PSOE menos centralista que el de Díaz y Emiliano García-Page, más federal y que «conecte con la realidad plural de España». Además, defienden una «visión de la socialdemocracia más avanzada y menos conservadora, no asistencialista y de gestión, sino como un reto de transformación social».