El exceso de mortalidad, es decir, la REPENTINITIS, se lleva por delante a 300 personas al día en el Reino de España, más las que quedan inválidas, ciegas, neuróticas, estériles o destrozadas para siempre.
Y todo esto está ocurriendo ahora, bajo el silencio cómplice de la mayoría de los médicos, sanitarios, periodistas y partidos políticos QUE NO HACEN NADA y permiten que la gente se siga inoculando inyecciones experimentales que no previenen enfermedad alguna.
Son datos, póngale nombre usted.
No se cuenta, no se dice, no se comenta... los propios familiares van a esos funerales sin atreverse a preguntar ¿tuvo que ver con las vacunas?
Se ha convertido en tabú tener sentido común.
Y mueren, y mueren, y mueren, y mañana 300 más, y otros 300 pasado mañana... y todos son mala suerte, y todos son excepciones, y todos tenían algo antes o bien cierta edad.
Chavales de menos de 20 años, deportistas, personas sanas... accidentes de coche, ahogamientos, caídas inexplicables.
No saben porqué, dicen. Será el virus ese, mascullan, el cambio climático, el estrés, todo menos lo evidente.
Y no lo mencione usted, los covidianos se ofenderán ¡tenía cáncer! dicen, sí, hace diez años y lo había superado dos veces... hasta que se “vacunó” y ya no lo supero más.
Mañana puede ser usted, o alguien cercano, pero lo seguirán ocultando.
Es raro, dicen, antes no veíamos casos así, este mes llevo diez.
Pero no se sabe ¿qué hay nuevo en la sociedad desde hace un año y pico? No se nos ocurre.
¿Se imaginan que murieran 300 personas diarias devoradas por tiburones? ¿por rayos? ¿Acaso no sería noticia?
No se dice luego no existe.
Y media población tan pancha ¡no pasa nada!
Un aullido