Pues yo no le veo gracia alguna, (je ...je ......) observa ........ al final según NR su "alianza" es la única oportunidad de supervivencia para SOS, vamos la respuesta al S.O.S. que en este momento las cuentas de la compañía lanzan al "espacio sideral" y un grupo de emprendedores extraordinario (igual de sideral, o mas, si cabe) en su divina providencia, perdón experiencia, ha acudido al rescate, y como "garantia" aporta experiencias pasadas y en su virtud su sabiduria es la que se precisa (y no cualquier otra) ... es que por favor, como eres ........
La única oportunidad para SOS
José María Moncasi De Alvear |
Actualizado 14.09.2010 – 01:00
ÉMILE Zola ya describió en su novela El paraíso de las damas cómo a través de una cuidada atención al cliente y la disponibilidad de disponer de servicios complementarios, los grandes almacenes acabarían atrayendo “a todo el París de 1883″. En la novela, la protagonista -la joven huérfana Denise- se ve obligada a dejar atrás su trabajo en una pequeña pañería para entrar a trabajar como dependienta en unas galerías, cuyo propietario, Octave Mouret, se enamora de ella.
Pues bien, cien años después Galerías Preciados -creada por Pepín Fernández y bajo la órbita de Rumasa por mediación del Banco Urquijo- fue expropiada y malvendida a Gustavo Cisneros por 300 millones de pesetas y posteriormente revendida por 30.000. Aquel 14 de octubre de 1981, la Junta General de Accionistas, presidida por Santiago Foncillas, aprobó -sin ningún voto en contra- una ampliación de capital (12.629 millones de pesetas) suscrita hasta su totalidad, en metálico, por el grupo Rumasa, con el único fin de aumentar los recursos propios de la compañía y de reducir su endeudamiento que, según confirmó Foncillas en aquella junta, “era la causa más importante de las pérdidas de la empresa”.
Explicó que para el conocimiento de la situación financiera se llevó a cabo una auditoría que demostró la situación de descapitalización de la empresa y las excesivas cargas financieras que constituían la mayor parte de sus pérdidas (6.024 millones de pesetas). A su vez, señaló, que el holding Rumasa “es la única oportunidad para Galerías, ya que ofrece una garantía de continuidad en las inversiones de los accionistas y un mantenimiento de los puestos de trabajo (10.778 personas) en los veintisiete centros comerciales existentes”.
Aquel noviembre de 1981 (ejercicio fiscal 1980/1981), Rumasa puso en marcha un plan de reactivación de Galerías Preciados que sentó las bases de lo que iba a ser el engranaje de la mayor cadena de grandes almacenes (34 centros propios). Antes de colocar la primera piedra de lo que sería el éxito de Galerías Preciados había que fijar bien los cimientos. La primera acometida del plan, cancelar gran parte de la deuda bancaria existente en la empresa (los gastos financieros representaban el 60% de las pérdidas), supuso realizar una ampliación de capital por 12.629 millones de pesetas. La segunda decisión importante, otorgarle un equipo directivo especializado en la gestión de grandes almacenes con el objetivo de convertirla en la número uno en su sector. Independientemente de estas dos primeras decisiones, el holding Rumasa aportó a la cartera de inversiones de Galerías Preciados dos compañías: Martínez Colomer (Marcol), con unas ventas de 10.306 millones de pesetas, y, Mantequerías Leonesas, con una facturación de 10.783 millones, a las que se sumaría Almacenes GP Sears. Como es lógico, todo este plan de reactivación de la empresa (aprovechamiento de sinergias y economías de escala) redundó en el saneamiento total del balance y de la cuenta de pérdidas y ganancias de la compañía. Aquel 23 de febrero de 1983, a mitad de su ejercicio fiscal (1 de septiembre/31 de agosto), Galerías Preciados contaba con un patrimonio neto positivo (activo/pasivo + deuda) de 75.000 millones de pesetas. Lo que vengo a decir es que el plan de reactivación de Galerías Preciados, organizado y estructurado por Rumasa, fue un rotundo éxito. Un dato a tener en cuenta en este año en el que la reputación del grupo alimentario SOS se juega su futuro.
Veintisiete años después, creo que es un excelente momento para mirar atrás y ofrecer a este empresario la oportunidad de salvar SOS, una empresa con problemas: más de 1.000 millones de deuda, un ERE que afecta a 529 trabajadores de un total de 949 de su plantilla española y una reputación corporativa por los suelos. La política de los actuales gestores de desmembrar el grupo (vender el negocio arrocero incluyendo su filial norteamericana American Rice, y tras la anterior venta de Cuétara a Nutrexpa por 215 millones de euros), obligaría -una vez más – a cambiar de nombre (sería el tercero, tras los de SOS Cuétara y SOS Corporación Alimentaria) y a quedarse sólo como una compañía aceitera más. Algo que ahondaría más en la desconfianza del mercado en su futuro. De hecho, en el 2009 la capitalización bursátil de SOS fue la que más bajo en el parqué de la Plaza de la Lealtad. Nueva Rumasa, como diría Foncillas en su día, es la única oportunidad para SOS.