Desde el inicio de este blog, hace más de 10 años, Javier y yo hemos hablado en muchas ocasiones de la importancia de la psicología en los mercados financieros y de cómo aprender sobre finanzas conductuales (behavioral finance).
Los discursos pesimistas tienen algo, no sé qué exactamente, que los hace parecer más inteligentes o más elaborados que los optimistas.
Una de las noticias más comentadas de este agosto ha sido la compra de una minera de oro por Warren Buffett. El mítico gestor publicaba que contaba con una inversión en Barrick Gold... del 0,28%.
El oro no tiene una correlación negativa con las bolsas. De hecho, la relación entre renta variable y oro es compleja y por eso aunque sea un refugio no es una cobertura. El oro sí tiene una alta correlación con los tipos de interés reales.
Ya lo sabrás: el S&P 500 perforó al alza el pasado miércoles su media de 200 sesiones. Desde entonces (y unos días antes), no hay medio financiero o informe de análisis que no lo haya mencionado, como si fuera un hito de la máxima importancia. ¿Lo es?
¿Qué fuentes o qué datos podemos buscar que se publiquen en tiempo real y que nos ayuden a comprender si la macro está recuperando o no?
Ocurre que, tanto en el Universo Marvel como en los mercados financieros, las anomalías provocan mucho más temor y preocupación que las correlaciones. Porque las anomalías representan grietas de la teoría de los mercados eficientes.
Mañana, jueves 30 de abril, a partir de las 18:00 repasaremos en un webinario qué está pasando y por qué en el precio del petróleo.
Quieras o no, en la vida tendrás que convivir con el riesgo, o le podemos llamar incertidumbre, quizás suene un poco menos invasivo para tu cerebro. Mi nombre es Javier Flórez, soy un apasionado de la inversión, que ha trabajado en el sector financiero durante más de 8 años y he jugado al fútbol...
Que las bolsas y otros mercados financieros no siguen una distribución normal, es algo que el propio mercado nos recuerda una y otra vez. El mejor ejemplo lo estamos viviendo estos días.
En momentos de caídas se suelen producir aumentos rápidos en la volatilidad (realizada y esperada). Lo anterior, se une al largo periodo de volatilidad (realizada y esperada) que estamos viviendo desde 2009.
Es imposible conocer cuál será el resultado de nuestra siguiente inversión. Es imposible predecir el futuro. Por suerte, tampoco es nuestro trabajo. El trabajo de un inversor consiste en gestionar bien los riesgos de la operativa.
Cuando hablamos de trading en bolsa o de brókers, normalmente se nos va la cabeza hacia los grandes rascacielos de Wall Street o el glamour de la City. Pensamos en ejecutivos trajeados, estresados, hablando por sus móviles o pendientes de sus ocho pantallas de Bloomberg.
J. Jonah Jameson es el director del Daily Bugle. El Daily Bugle no destaca por ser un periódico especialmente antisuperhéroes, ni siquiera antimutante. De hecho, suele tener buenas palabras para Los Vengadores o los 4 Fantásticos.
Está nublado. Cada minuto, el número de nubes se duplica y en 100 minutos el cielo quedará cubierto. ¿Cuántos minutos tardarán las nubes en ocupar la mitad del cielo? 50 minutos. Es la respuesta que suele escucharse en esta versión del acertijo.
El otro día, Mark Spitznagel hacía una reflexión en Value Walk con la que no puedo estar más de acuerdo, y que además viene a cuento del artículo en el que defendíamos que la volatilidad sí es un riesgo (aunque no el único). Como dijo Graham, la esencia de la inversión es la gestión de los riesgos, no la gestión de los retornos. o como añade Buffett: la regla número uno es no perder.
Hay muchos inversores que aseguran que la volatilidad no es riesgo. Algunos lo hacen de forma elegante y razonada, respetando el resto de opiniones (como Hugo Ferrer en su serie de posts sobre el tema). Pero, lamentablemente, otros sólo repiten el dogma como loros, sin ningún razonamiento más allá del que han leído en los mismos cuatro libros que se ha leído todo el mundo.