Sin el gran apoyo económico del rico especulador Craso, el joven y arruinado Julio Cesar, no hubiera podido iniciar su carrera política en Roma. El único problema de Craso fue que llego a admirar a su inversión política (Cesar), tal vez sea cierto que el especulador no debe dejarse influir por los sentimientos, como dijo algún rankiano. Craso tenía buen ojo para invertir en “nuevas empresas” interesantes. Los romanos le llamaron Craso, del latín Crassus, gordo y grosero (cruzada con grossus, dio origen a la palabra grasa y graso). En la época se decía “ser tan rico como Craso” (comía en exceso y era un avaro tremendo). Craso operaba en el mercado en multitud de negocios, comercio de toda clase de mercaderías, construcción, gestión de negocios estatales (las brigadas de bomberos de Roma eran una empresa privada y el Estado pagaba el servicio a Craso). Craso especulaba con testaferros. Si salía mal negociaba. Si fallaba la negociación podía recurrir a la extorsión o atentado. Él era de los que nunca perdían. Su desgracia empezó al asignársele el Gobierno de la provincia Siria. Allí inicio la campaña contra la temible caballería parta. Las tácticas de la legión romana, su organización y movilidad estaban hechas para adaptarse al terreno y superar a un enemigo más numeroso y feroz, por la táctica. Un General con gran capacidad, como Escipion o Cesar, eran capaces de coordinar los movimientos y las tácticas de varias legiones en su despliegue, transformándolas en una fuerza formidable. En la batalla de Zama, en la que derrotó a Aníbal, y destruyó Cartago, Publio Cornelio Escipión puso en práctica una nueva táctica, ideada por él, para rechazar el fuerte ataque de los elefantes de combate y la caballería cartaginesa. Adoptada por la legión desde entonces, paso a llamarse defensa Escipion (las legiones consideraban a Escipion bajo la protección de los Dioses y su mejor general). Pero Craso dio órdenes contradictorias en Carras, con dudas y cambios de táctica a medio despliegue, por lo que fueron aniquilados por una gran masa de caballería parta, que incluía arqueros a caballo. 20.000 legionarios perdieron la vida y 10.000 quedaron prisioneros de los partos. Craso, el especulador, había especulado en un terreno que no conocía. Los romanos ya no hablaban de “rico como Craso”, sino de “Craso error”, que designo ya para siempre a una equivocación monstruosa. Saludos