ESPECULANDO CON LA GANANCIA
Y luego el razonamiento humano falla, y vienen los famosos “sesgos” cognitivos, que han estudiado los neurofinancieros modernos, y que nos hacen fallar en el análisis del crecimiento (y mayormente en el de todo). Veamos lo que nos dice al respeto Kostolany (“El fabuloso mundo del dinero y la bolsa”):
INFORMACION FALSA CON TRIUNFO EN LA INVERSION
En Nueva York. Un día, una mujer a quien conocía bien, me llamó por teléfono, desde el despacho de un agente de bolsa, en el que pasaba muchas horas, muchos días, con la esperanza de recoger cualquier indicio de información que le sirviera para materializarse en un visón o una pulsera de platino. Llena de excitación me dijo que estaba en poder de una información fantástica. En la elegante oficina de la Quinta Avenida, había oído la conversación en voz baja de dos financieros. Se trataba de una acción llamada Tannenbaum. La empresa había pasado su pero crisis, y estaba a punto de alcanzar la salud financiera, según opinión del profesor x. Juzgaban que su evolución seria muy positiva las próximas semanas. En vista de eso, me pedía que comprase acciones para ella por medio de mi agente. No quería hacerlo con el suyo habitual, pues juzgaba embarazoso, que alguien la sorprendiera haciendo uso de la indiscreción que había oído. Busque inútilmente en el Wall Street Journal unas acciones que llevaran ese nombre, finalmente con ayuda de un amigo corredor, encontré una acción que no se llamaba Tannenbaun sino Tannenberg, que fabricaba un pequeño componente para la industria armamentística. Sus acciones estaban a 5 $, tras haber bajado recientemente desde los 30 $. Tras su caída, lentamente había comenzado a recuperarse por los pedidos del Ejército, como supuso mi amiga. Estas situaciones de cambio de dirección, son siempre para el especulador las más interesantes, y sin duda debieron estar hablando sobre ello los dos banqueros en cuestión, cuando ella les escucho. La informe al detalle y quedó convencida de que había oído mal la palabra Tannenberg, creyendo que era Tannenbau. Me ratificó su deseo de comprar 1.000 acciones de la Tannenberg Company. Cumplí el encargo, pero no cogí ninguna acción para mí, como me insistía, pues tiendo a hacer más bien lo contrario de lo que recomiendan los banqueros. ¡Una pena, pues en dos semanas, la acción volvió a subir a 30 $¡. Me sentí enfermo de rabia, y mi amiga una triunfadora, pudo comprarse el nuevo abrigo de visón, y me invito a una cena suculenta, en el transcurso de la cual me hizo duros reproches por no haber seguido una información de tan buena fuente. Lo ocurrido despertó mi curiosidad y me informe acerca del corredor de Nueva York, por medio de un conocido.
Mi amiga no había oído la palabra Tannemberg. Los dos banqueros hablaban de un anciano Sr. , Jhosep Tannenbau, que estaba gravemente enfermo y luchaba entre la vida y la muerte. Pese al optimismo del Doctor, empeoro y acabó por morirse. Mi rabia se hizo aun mayor por no haber aprovechado aquella estupenda información falsa. Si hubiera sabido que era una monumental equivocación, hubiere comprado. Para mi todo información confidencial, es falsa “a priori”, por lo que toda confidencia falsa, tiene que ser correcta. Menos por menos, es más,
INFORMACION CORRECTA CON FRACASO EN LA INVERSION
Ella, la protagonista, era encantadora y coqueta. El, su marido, uno de los más conocidos banqueros de Budapest, bolsista experimentado. El tercero en discordia, amante de la señora era el especulador que operaba la organización a la baja, de las acciones del salchichón. La señora deseaba con todo su corazón poseer un magnifico collar que venia admirando desde hacia mucho tiempo en el escaparate de una joyería, en la más elegante de las calles comerciales de Budapest. El tercero quería regalárselo, pero ¿como iba a explicarle ella a su esposo aquella adquisición?. Se pusieron de acuerdo para utilizar un truco especulativo que utilizan los joyeros desde que el mundo es mundo, con los maridos crédulos. La esposa hablo en secreto con el joyero. El amante estaba de acuerdo en pagar las tres cuartas partes del valor del collar, lo que ya era una gran suma, y dejar que la joya siguiera en el escaparate. Después vendría un segundo comprador, el marido, a quien debían decirle un precio que no se correspondía con el valor del collar, una cuarta parte restante de su precio que quedaba por pagar, una suma relativamente pequeña. La mujer ya había hecho algunas insinuaciones al marido, sobre su próximo cumpleaños y la visita al joyero.
Al marido le pareció raro lo que el joyero le decía (era un viejo especulador): “¡Un collar tan barato¡. ¡No me gustan los saldos¡. No va con mi carácter comprarte un regalo de cumpleaños en las rebajas.
Pero luego se dirigió a la joyería, pagó al contado lo que el joyero le pidió, que era solo una cuarta parte del precio y se metió el collar en el bolsillo, saliendo de la tienda.
“Enhorabuena Sra. Todo ha salido como usted quería- dijo el joyero por teléfono a su cliente-
Pasaron los días y el marido estaba satisfecho. La señora se desvivía esperando el collar inútilmente. Como no pudo contenerse más, inició una investigación por su cuenta. El collar, no habia salido de la ciudad, y brillaba en todo su esplendor diamantino, en el cuello de la prima donna más bella de la opera de Budapest".
Si invertis cantidades importantes, tomaos la molestia de repasar las cosas. Hay un truco que no falla, cuando más contento estes de una operación que vas a hacer, y más la hayas trabajado, más necesidad hay de que la comentes con quien probablemente te la fastidiará con objecciones que no tenias en cuenta. El masoquismo es sano, solo en estos casos