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Los inversores están apostando por que el Banco Santander no podrá realizar pagos de intereses de deuda bancaria de riesgo. En un giro extraño de los acontecimientos, en vez de evitar la deuda, los inversores están acudiendo a ella.
No es que el banco no pueda pagar los intereses. Es que los títulos no permiten a Santander pagar el cupón si no obtiene un beneficio este año, algo que no se espera. Los inversores están especulando con que Santander salvará su reputación recomprando los títulos en vez de no atender al pago de los cupones.
Esa apuesta hizo que el precio de los valores subiera un 18% el 7 de octubre. Cerró en EUR0,9121 ese día, frente a EUR0,7736 la víspera. El lunes, aún cotizaba en EUR0,9199.
"Esta es una de las cosas más raras que jamás he visto en los mercados: es una para los libros de Historia", comenta Jerôme Legras, gestor de Axiom Alternative Investments, que se centra en el capital del banco. "Normalmente, el precio de un bono caerá si se percibe que un banco tendrá problemas para pagar. Pero en este caso subió", apunta.
Lo que desencadenó la apuesta fue una nota de Fitch Ratings el miércoles en la que pronosticaba que el banco español no podrá realizar los pagos de cupón. Fitch rebajó la calificación de la deuda de CCC, uno de los niveles más bajos, lo que sugería que el impago es inminente.
Actualmente, los títulos no pagan un cupón. Ofrecen un tipo flexible: el cupón se fija cada seis meses y paga 0,05 puntos porcentuales frente al euro swap a 10 años a la que está asociada la deuda. Muchos de estos tipos de referencia se han situado por debajo de cero en los últimos años debido a los programas de expansión cuantitativa del Banco Central Europeo. El cupón sobre el bono del Santander actualmente se encuentra en el 0,18%, lo que significa que el banco no tiene que pagar nada a los bonistas.
Incluso si ese tipo pasa a terreno positivo, Santander no tiene que pagar el cupón hasta que vuelva a contabilizar beneficios. Y el banco podría simplemente optar por no comprar los títulos cuando debe un pago, lo que podría hacer que el precio de la deuda vuelva a caer.
Santander no quiso hacer comentarios.
Esta arriesgada apuesta de los inversores demuestra cómo una compleja ingeniería financiera puede crear consecuencias imprevistas para los bancos y sus inversores.
"Todavía existen una serie de bonos antiguos que se emitieron en el momento en el que nadie estaba contemplando los tipos base negativos", señala Charles Poole-Warren, socio del despacho de abogados Allen & Overy. "Pero esto podría cambiar en el futuro si sube de nuevo por encima de cero".
Una serie de tipos se han vuelto negativos en Europa después de que los bancos centrales inundaran los mercados financieros con dinero barato. Eso ha reducido notablemente las rentabilidades en las clases de deuda más segura, como los bonos soberanos y la deuda corporativa con grado de inversión. Los inversores cada vez se ven abocados más a zonas del mercado más arriesgadas en su búsqueda por mejores rentabilidades.
En este caso, los inversores conocen los riesgos que están asumiendo. En febrero de 2019 Santander sorprendió a los mercados cuando dijo que compraría EUR1.500 millones de su deuda AT1. Hasta entonces, los emisores siempre habían canjeado los títulos por cortesía con los inversores que interesados en la opción de vender parte de la deuda.
La deuda AT1 es considerada particularmente de alto riesgo porque no tiene fecha de vencimiento, lo que hace que los emisores puedan no pagar nunca a los bonistas. La deuda de Santander por la que ahora apuestan los inversores tampoco tiene fecha de vencimiento.
El banco captó EUR300 millones en 2004 con la venta de la deuda. El diferencial, la rentabilidad adicional sobre el tipo de swap de referencia que ofrecen los títulos a los inversores, se contrajo el miércoles a 0,283 puntos porcentuales.
El estatus de preferencia de la deuda significa que los tenedores tienen derechos especiales: a menos que se paguen los cupones, Santander no puede repartir dividendos. El BCE además ha pedido a las entidades de la eurozona que suspendan el pago de dividendos y la recompra de acciones para conservar liquidez durante la pandemia.
En julio, la presidenta del Santander, Ana Botín, dijo que Santander está comprometido a pagar un dividendo tan pronto como se "normalicen" las condiciones del mercado.
El folleto de la oferta de bonos establece que el banco no puede pagar un cupón a los bonistas a menos que tenga suficientes "beneficios para repartir", lo que significa que tiene que obtener un beneficio neto en el año fiscal.
Santander registró en el segundo trimestre una pérdida de EUR11.300 millones. Las cuentas del tercer trimestre, que se presentarán el 27 de octubre, se seguirán muy de cerca por parte de los bonistas.
El banco no generará suficiente beneficio en la segunda mitad del año para compensar esta pérdida, indicó Cristina Torrella Fajas, analista de Fitch, en el informe del 7 de octubre. De ser así, Santander contabilizará su primera pérdida anual en sus 163 años de historia.
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