El consejero delegado de Pfizer, Albert Bourla, vendió aproximadamente el 62% de sus acciones en la compañía el mismo día en que la farmacéutica reveló los esperanzadores resultados de su potencial vacuna contra el Covid-19. Un avance que disparó los títulos de la empresa casi un 15% en tan solo una jornada.
Esta operación está protegida por la Regla 10b5-1 de la SEC, que permite a los directivos y personal de una compañía predeterminar un plan de venta de acciones cumpliendo con la normativa contra el insider trading, es decir, la inversión con información privilegiada y material sin acceso público.
De acuerdo a la normativa de la SEC, estos acuerdos deben establecerse o modificarse al menos 30 días antes de que se ejecuten las transacciones; se utilizan comúnmente en empresas que cotizan en bolsa para ayudar a proteger a los directivos de posibles acusaciones de uso de información privilegiada.
Así, el plan de Bourla se aprobó el pasado 19 de agosto y el capitán de Pfizer continúa teniendo en cartera al menos 81.812 acciones de la farmacéutica. Por su parte, Sally Susman, vicepresidenta ejecutiva de la compañía también se vendió de 43.662 títulos de Pfizer el lunes a un precio de 41,94 dólares.
Pfizer y su socio alemán BioNTech dijeron que no habían encontrado todavía ningún motivo de preocupación serio en materia de seguridad y que esperaban pedir la autorización de uso de emergencia en EEUU este mismo mes. Si se concede, las empresas estiman que pueden desplegar hasta 50 millones de dosis este año, suficiente para proteger a 25 millones de personas, y luego producir hasta 1.300 millones de dosis en 2021.
La venta de acciones por parte de directivos al hilo de noticias positivas de una vacuna se ha convertido en algo habitual entre los ejecutivos de las compañías que trabajan en desarrollar una vacuna contra el coronavirus.
El consejero delegado de Moderna, Stéphane Bancel, triplicó la cantidad de acciones de la biotecnológica que tenía previsto vender a través de un plan que se modificó pocos días después de que la empresa anunciase en mayo los resultados iniciales positivos para una potencial vacuna.
Las acciones de Moderna se dispararon en mayo, llegando a subir un 30% en tan solo un día ante los avances de una vacuna y desde entonces se han negociado en un rango de precios históricamente alto.
Tras realizar cambios en su plan de acciones en mayo, Bancel vendió más de 72.000 acciones de Moderna en los primeros 16 días de julio, generando casi 4,8 millones de dólares. De esta forma el directivo triplicó el número de participaciones que tenía previsto vender, que antes de los cambios implementados ascendía hasta las 22.000 acciones.
Por su parte, el presidente de Moderna, Stephen Hoge,
también revisó su plan casi al mismo tiempo. El cambio le permitió vender acciones de la compañía por valor de 1,9 millones de dólares en las dos primeras semanas de julio. Hoge no había tenido ninguna venta de acciones planificada previamente para ese período de tiempo, según muestran los documentos de la compañía.