Lo has ocupado con otro trabajador, pero con menos tiempo por trabajador. Es decir, manteniendo las horas-hombre en el nivel de partida (solo que distribuidas entre más gente, tocando cada uno a menos horas).
Imagina que la productividad de mi fábrica sube de forma que pueda hacer lo mismo con menos gente (una nueva máquina, un suponer). Imagina también que no puedo (aunque quiera) vender más. En esa situación, me sobra gente. Hasta ahora, la solución es despedir a la mano de obra sobrante. Lo que propone Carlos es disminuir el horario laboral de forma que se ajuste a la mano de obra necesaria y no sea necesario despedir. Lógicamente el salario será menor para algunos (los que conservarían su trabajo) y mayor para otros (los que lo perderían); en los primeros puede que se reduzca el consumo (quizá no, pues no habría tanto miedo a perder el empleo, por ejemplo), y en los segundos es probable que aumente. El montante de salario global (lo que yo pago a mis trabajadores) permanece constante.
A mí a priori me parece mejor que dos personas trabajen a tiempo parcial a que una esté en paro y la otra esté jodía de sueño, no tenga tiempo ni para ver a los niños y la frían a impuestos para sacar el dinero con el que pagarle el paro a la primera. Mejor tener reducción de salario por las buenas (a cambio de más tiempo libre) que por las malas (que es lo que está pasando). Esta filosofía, de hecho, es la que estuvo detrás de los moscosos (tiempo a cambio de salario, aunque se dio menos tiempo que el salario equivalente que no se subió).
Otra cosa es cómo llevar esta teoría (bonita sobre el papel, a mi juicio) a la práctica. Un mileurista poca reducción de salario puede soportar...
¡Bah! carnero, oveja. A tu raza, a tu vellón y a tu clan sé leal.