Hay que incidir... y mucho... en la formación de los empleados públicos, con los programas de formación continuada (el problema es que con la formación ocurre muchas veces lo mismo que con los famosos cursos de parados, que hay mucho chanculleo y al final se lleva la pasta por la cara la empresa privada que los imparte, pero no por eso se plantea que todas las empresas privadas defrauden y haya que dar los cursos a empresas públicas para que los impartan).
Volvemos al meollo de la cuestión; los empleados públicos no son el problema sino los políticos que se corrompen y las empresas y empresarios privados que los tientan.
¿Hay que reducir empleados públicos?; pues sí, pero los que son vagos, los puestos a dedo, los que aprobaron oposiciones a mmedida y con las preguntas del examen ya conocidas... y son muchos, muchísimos, son legión, pero precisamente a esos es a los que no se va a tocar; por lo tanto dejamos al subdirector de gestión económica de la oficina de estudio del impacto ecológico de las carpas y lucios en los pinos piñoneros de los montes de Toledo, a su secretaria, a la adjunta a secretaria..., pero nos cargamos a los profesores, a los médicos y enfermeras, el servicio de epidemiología del Carlos III, los funcionarios de prisiones, el mantenimiento de csrreteras...; pues va a ser que para mí no resulta razonable reducir el peso del estado destruyendo servicios públicos esenciales que las empresas privadas han demostrado sobradamene gue gestionan igual de mal o peor, pero que encima quieren obtener un beneficio económico a costa de subvenciones de las administraciones públicas; para ese viaje no hacen falta alforjas.
Controlemos y formemos a los empleados públicos, que respeten sus horarios y se les sancione con extrema dureza si son reincidentes, pero no los demonicemos. Cuando nos hayamos cepillado a los empleados públicos, les tocará a los autónomos, que roban, defraudan, hacen facturas sin iva... de cuatro perras gordas, pero no tocamos a las grandes empresas. Luego acorralaremos a los agricultores que tienen muchas subvenciones, a los transportistas y taxistas que les subvencionan el gaso... pero dejamos quietecitas las subvenciones de bancos, constructoras, planes pive, aerolíneas, autopistas de peaje, empresas de servicios sanitarios quebradas, fotovoltaicas..., que resultan ser todas empresas privadas que tengo que mantener por narices con mi dinero y el de todos los españoles, aun siendo empresas pri-va-das. Cuando nos demos cuenta también habremos expulsado a los trabajadores por cuenta ajena, a los parados, los pensionistas, los dependientes, los niños..., que como no tienen ingresos o son muy bajos, pues que les zurzan.
Volvemos a echar en cara los privilegios de los empleados públicos sobre los privados; eso sí, cuando "todo iba bien" aquellos eran unos desgraciados que ganaban una porquería mientras el ayudante de albañil o el ferralla se levantaba 3000 euros sin haber estudiado y encima podía hacer chapuzas extra los finde, pero ahora que todo va mal son unos ladrones.
Todos los españoles tienen los mismos derechos y la misma libertad para acceder a las oposiciones de su categoría profesional; que estudien y se presenten; yo no lo hice, pero no me quejo porque mi amigo y colega de profesión y facultad tenga "moscosos" y un mes de vscaciones pagadas, mientras yo curro de lunes a domingo y si quiero días libre cierro el negocio y dejo de ganar pasta.
Hay que ser consecuente en la vida con las decisiones personales y profesionales que se toman
Saludos con un equilibrio entre empresas públicas y privadas, pero garantizando el acceso al servicio a un precio razonable.