Unas 2.220 personas están saliendo del paro cada día en nuestro país de media a lo largo de este año, según conocimos la semana pasada por la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre del año. El Gobierno de Mariano Rajoy ha conseguido rebajar el número de desempleados en 436.500 en la legislatura. De los 5.287.300 parados se ha pasado a 4.850.800 en septiembre pasado. Este dato que se produce pese a que los primeros años de la legislatura España estaba inmersa en una profunda recesión, confirma la tendencia histórica que ha registrado el mercado laboral español en los últimos 33 años con los diversos gobiernos del PSOE y del Partido Popular.
Si se comparan los balances que han tenido las políticas económicas aplicadas por los ejecutivos socialistas y las realizadas por los populares en el mercado de trabajo, la balanza se inclina claramente a favor de los últimos. Así, durante durante los 21 años de gobiernos de Felipe González (14 años) y de José Luis Rodríguez Zapatero (casi ocho) el número de desempleados creció en 4,47 millones, mientras que en los 12 años de gobiernos de José María Aznar (ocho) y Mariano Rajoy (cuatro) el paro ha bajado en 1,9 millones. Esto supone que en las etapas socialistas el desempleo ha aumentado en 217.000 personas de media al año y que en los periodos populares ha descendido cada año una media de casi 157.000, según refleja la secuencia histórica de la EPA.
En menos de tres años, el paro ha descendido casi un millón y medio
En el caso del Gobierno actual destaca no sólo la caída del número de parados en 436.500 personas, sino que en el segundo año de legislatura, a principios de 2013, el desempleo alcanzó el récord histórico de 6.278.200. Es decir, que en menos de tres años el paro se ha reducido en 1.427.400, a razón de 1.303 personas de media cada día.
La explicación a tan dispares balances se encuentra, según los economistas consultados, en las políticas llevadas a cabo en cada una de las legislaturas, sin olvidar que, por ejemplo, Felipe González heredó en 1982 una economía en recesión lastrada por un fuerte repunte del precio del petróleo que no se detuvo hasta 1984. Prácticamente lo mismo le ocurrió a Rajoy, que heredó una desastrosa situación y una España al borde de la quiebra.
La destrucción de empleo y la incorporación de la mujer al mercado de trabajo provocaron una meteórica subida del paro durante los gobiernos de Felipe González. Entre 1982 y 1996 el paro se incrementó en 1,43 millones, alimentado por la fuerte reconversión industrial en el norte de España, que dejó muchos miles de empleos por el camino. La recesión que se produjo entre 1993 y 1995 también ahondó en las malas cifras del mercado laboral y en tan sólo tres años se destruyeron más de un millón de empleos. Un cóctel de difícil digestión por el siguiente gobierno. Tras casi catorce años de ejecutivo socialista, José María Aznar se encontró con 3,5 millones de parados (20,04% de la población activa), además de una Seguridad Social en quiebra. El Ejecutivo del PP aseguraría años después que se vió obligado a pedir un crédito para poder pagar las pensiones.
Casi 18 millones de ocupados
Pero España logró batir todos los récord de creación de empleo durante los ocho años de gobierno de José María Aznar, periodo en el que la tasa de paro bajó a cifras nunca vistas. El país que dejó el expresidente del PP comenzó a recuperarse, y al final de su mandato el crecimiento económico rozaba el 3% y los parados sumaban poco más de 2,2 millones (11,50%), muy por debajo de los 3,5 millones dejados por Zapatero. Se pasó de 12.626.700 de ocupados en el primer trimestre de 1996 a 17.865.800 en el segundo de 2004.
Pero, sin duda, Zapatero fue el que mejor herencia económica recibió de entre todos los presidentes de la democracia y el que más empeoró la situación y más negativo legado dejó a su sucesor, Mariano Rajoy. Aznar se fue con 2.164.000 parados y Zapatero dejó 5.287.000, más del doble. De formar parte de la «Champions League» de la economía mundial, como le gustaba decir al expresidente socialista en sus primeros años de mandato, España pasó a integrar el grupo de los países más denostados de la periferia europea, hasta el punto de estar a un paso de requerir la asistencia internacional. La losa más pesada fueron esos casi cinco millones de parados con los que cerró la legislatura. La tímida reforma laboral aprobada por el Ejecutivo bajo la presión de Europa y de los mercados fue insuficiente para reactivar el mercado de trabajo, lo que obligó al Gobierno de Rajoy a elaborar una nueva reforma, la que éstá en marcha, y ha hecho de la flexibilidad en antídoto contra los despidos, que también se abarataron.
Durante la crisis más larga de la democracia (2008-2013) se han destruido más de 3,5 millones de empleos, pero hoy cada día se crean 1.757 y la cifra total de ocupados ha vuelto a superar los 18 millones, por primera vez en cuatro años. Este dato contrasta con los registrados por el anterior gobierno de Zapatero, que destruyó 2,564 millones de ocupados durante sus dos mandatos.
Y aunque la temporalidad sigue en cifras récord, la contratación ha pasado de caer a un ritmo interanual del 30% a finales de 2011 a crecer a una tasa anual de casi el 15% en lo que va de año. En 1993 hubo que esperar seis trimestres para que el crecimiento se tradujera en un alza de la contratación estable.