En mi opinión sí creo que una de las características importantes de un ente distinto al dinero oficial es la limitación de cantidad, que le da a algo excepcionalidad o lo distingue de lo común.
Dentro de las entidades limitadas, o escasas en relación a su demanda de diversas categorías, están las existentes en la naturaleza (que está intervenida por el hombre) y las creadas por el hombre.
El oro, el lince ibérico, los diamantes, el urogallo de la cordillera cantábrica son muestras de las primeras.
Los violines stradivarius, el porche 959 edición especial, los girasoles de Van Gogh son muestras de las segundas.
Si metemos el Bitcoin en la segunda categoría para que no chirriase en exceso la criptomoneda adicionalmente a ser escasa para su hipotética demanda de uso debe ser excepcional o irrepetible.
Para que una criptomoneda sea irrepetible debe tener algo, independientemente de los millones de especuladores que la defienden ahora, que con carácter de permanencia, la distinga de otras criptomonedas actuales o futuras, y parece que esto sería la aceptación por parte de bancos centrales y gobiernos como moneda. El oro no tiene este problema porque el oro es irrepetible, o al menos eso pensaba yo. Si ahora resulta que el oro se fabrica químicamente mátame camión.
Si el Bitcoin con el tiempo no consigue la categoría de moneda con reconocimiento serio más allá de la anécdota de El Salvador creo que podría ser una enorme trampa y valer lo que valen las copias de las llaves de una nueva puerta que instala una comunidad de vecinos.
La pregunta siguiente sería para qué los gobiernos y bancos centrales van a dar categoría de moneda al Bitcoin para hacerlo irrepetible y distinguirlo de las demás criptoestafas. Que utilidades reales aporta tan superiores a los sistemas electrónicos de apunte, transferencia y en general, gestión del dinero?
No os doy más la chapa. Buen sábado.