Hola Alcasa:
Lleva usted razón en que el fondo prototípico de la gran banca clientelar en España se encuentra cerca del puro timo. Tiende a tener una cartera bastante cercana al índice correspondiente para no correr demasiados riesgos y, al final, obtienen las rentabilidades del índice correspondiente menos las abundantes comisiones y gastos que carga (en total, el índice MENOS un 3% o un 4% anual). De hecho, en contextos como éste de Rankia ni siquiera solemos referirnos a ellos. Es una pantalla pasada para la mayoría de nosotros.
Pero es que este tipo de banca clientelar no es la que predomina en USA, mercado en que siempre ha basado Bogle sus argumentaciones y los estudios empíricos que referencia para sustentar la NO superioridad de la gestión activa sobre la pasiva. En USA la gestión activa es muucho más competitiva, el inversor americano en promedio está mucho más informado y, por tanto, la oferta de fondos de gestión activa es de mucha mayor calidad (de hecho, actualmente, la gestión activa tiene muy difícil sobrevivir allí cuando ya más del 50% de los inversores están indexados)
Dice usted que los mercados no son eficientes. Le doy buena parte de la razón. Es posible que no sean eficientes a corto plazo, pero parece que hay bastante acuerdo en que SÍ lo son a largo plazo (afirmación que suscribe y repite continuamente hasta el propio Paramés). De hecho, Bogle asume con naturalidad que hay un 10% de gestores activos en un mercado tan competitivo como el norteamericano que son capaces de batir consistentemente al índice a largo plazo. Pero la cuestión importante es:
- ¿Qué criterios nos permiten anticipar (saber a priori con certeza) que un gestor activo va a batir consistentemente al índice en el futuro? Si los conoce, encantado de que nos ilumine.
Y recuerde que NO nos basta con que sea capaz de batir consistentemente al índice en el futuro (algo ya realmente difícil a largo plazo). Es necesario que lo haga por una cuantía superior al 2% o 3% para compensar los gastos que habitualmente genera el fondo activo entre comisiones y otras zarandajas. Y superar a los índices consistentemente con ese sustancial peso extra de los gastos es lo que hace a la gestión activa claramente inferior a la indexada.
Los gestores activos de fondos boutique españoles sí hacen una cosa distinta que los fondos timo de la banca clientelar. Adoptan decisiones que se separan claramente de los índices. Cobas y Azvalor son actualmente un ejemplo. Asumiendo esos riesgos (basados en su propia lectura del mercado y de las empresas) tienen alguna posibilidad de superar al índice a largo plazo PERO también existe la posibilidad de que nos hundan en la miseria. El problema es que, además, el riesgo es muy asimétrico (por mucho que nos quieran llamar “coinversores”): ellos como gestores tienen garantizado hacerse multimillonarios durante el proceso y nosotros, sin embargo, con suerte recibiremos una rentabilidad un poco superior al índice y, a poco que la suerte se tuerza, sufriremos, sin embargo, un rendimiento muy por debajo. Camino de ellos vamos.
Pero como dice usted que batir al índice es muy fácil:
Díganos en los últimos 30 años qué fondos de gestión activa boutique españoles han batido al índice MSCI World de forma consistente.
Por cada uno que usted me diga (quizás, Bestinver) seguro que encontramos 9 fondos, por supuesto la mayoría ya desaparecidos (bien se encarga la industria de esconderlos o reiniciarlos con un nombre nuevo) que no han batido al índice ni en pintura. Piense, además, que si ponemos a una cantidad ingente de monos a elegir empresas siempre irán quedando alguno que, incluso a largo plazo, parezca tener una habilidad especial para obtener rendimientos bursátiles pero la realidad es que esa supuesta habilidad sólo es fruto del azar.
Y es que para un gestor activo es muy difícil batir al índice general de forma consistente por muchas razones lógicas. Aquí le dejo algunas:
1) El índice aunque a corto plazo puede no ser muy eficiente, a largo plazo SÍ termina tendiendo a ser bastante eficiente.
2) El fondo índice tiene unos gastos muy inferiores que los fondos de gestión activa (Esta es la principal característica que hace inferior a la gestión activa a largo plazo).
3) El fondo de gestión activa suele estar algo menos invertido en renta variable que el fondo indexado. El motivo fundamental es que los inversores activos tienden a hacer algo de “market timing” (por cierto, Paramés es una excepción)… mientras que el indexado está permanente invertido en renta variable al máximo de lo que la regulación le permite. A largo plazo, el “market timing” termina resultando una estrategia que resta rentabilidad.
3) Si un fondo de gestión activa comienza a despuntar sufre una avalancha de entrada de minoristas que persiguen las rentabilidades recientes. Está más que comprobado que el rendimiento del gestor disminuye a medida que aumenta el patrimonio bajo gestión. La razón es obvia… a más patrimonio necesito detectar más inversiones excepcionales en el mercado y se hace imposible mantener el rendimiento excepcional previo. Por tanto, el éxito del gestor conlleva una consecuencia que termina ahogando la posibilidad de que el rendimiento excepcional se mantenga.
Además, no es infrecuente que el gestor comience también a gestionar, directa o indirectamente, más número de fondos con la previsible disminución de rendimiento por la dispersión de esfuerzos. Estebaranz y Benito van actualmente en esa línea.
4) Los gestores activos se hacen ricos, mayores, acumulan problemas de salud y personales,… factores todos ellos que pueden perjudicar su motivación y su concentración. Sin embargo, el índice que persigue el fondo indexado no se ve afectado por estas variables que, además, a los inversores minoristas nos pasan absolutamente desapercibidas.
En definitiva, si uno sigue al índice a largo plazo tiene garantizado obtener la rentabilidad del mercado al que se vincula. Históricamente ha sido una forma sencilla de obtener unas rentabilidades excelentes. Si uno es más ambicioso puede intentar batir al índice bien a través de la gestión propia de su cartera o bien intentando predecir los gestores activos que batirán al índice. El éxito en esta segunda tarea es posible pero también es bastante improbable. Y, sobre todo, se corre el riesgo de obtener una rentabilidad muy inferior a la que le proporcionaría el mercado de forma ridículamente fácil.
Cuando era mucho más joven creía en mi omnipotencia. Ser el primero era lo importante… y no me preocupaba el riesgo que corría de terminar el último o el penúltimo llevado de tanta ambición. Ni siquiera creo que llegara a pensar en ello. Ahora, ya bastante más mayor, me parece estupendo ser el segundo y, sobre todo, poder tener la seguridad de que esa rentabilidad la tengo garantizada sin riesgo de terminar el último de la fila.
Saludos