Yo nunca enfocaría las inversiones en función de la abstracta confianza que me puedan merecer una serie de gestores ni en las filias o fobias personales, por muy fundamentadas que puedan estar.
Yo les pago para que me hagan ganar dinero, porque de eso se trata. Y eso implica, creo yo, posicionarse con aquellos que en cada momento estén en mejor situación, por talento o mera suerte, de conseguirlo. Si es el momento y el lugar de la cartera de Azvalor, pues con ellos hay que estar, sin perjuicio de la certeza en la merma de su antigua reputación.
Si de todo esto salimos con la billetera llena, nos enternecerá pensar que algún día empatizamos, por ejemplo, con un tal Víctor Moragas, por poca o mucha razón que eventualmente pudiera tener, cosa que ignoro.
Los gestores y el mentado Moragas, por ejemplo, aplicarían idéntico razonamiento si estuvieran en nuestro lugar, excuso decir.