Es que lo del ahorro en la pandemia sacó a la luz las vergüenzas de este país.
Se explica muy fácil:
1- Los autónomos no tuvimos ingresos y seguíamos pagando las facturas, incluido la cuota de autónomos. Toda esta gente lejos de ahorrar, perdió parte de sus ahorros.
2.- Luego tenemos la gente que tiene salarios bajos, pero que les gusta o es su forma de vida, gastar todo lo que ingresan. Con el Covid sin poder salir de casa consiguieron ahorrar. Todos conocemos casos de gente que no consiguió ahorrar en toda su vida y durante el covid presumían de estar ahorrando, lo que significa que vivían justos por una mala planificación financiera.
3.- Y aquí llega lo que considero la clave. Gente que tiene unos salarios muy altos pero un tren de vida abismal, cenas en restaurantes de lujo, viajes de fin de semana al extranjero, compras, paseos y un sin fin de lujos. ¿Que ocurre si a esa gente le mantienes los ingresos y le prohibes salir de casa? Pues que en unos meses ahorran un pastizal.Muchos no son conscientes del goteo de dinero que supone su día a día. Por no hablar de los que cobraban su salario íntegro más las dietas estando encerrado en casa ahorrándose el dinero del restaurante de lujo en el que comía cada día. Luego llegó el teletrabajo y había que pagarles más porque gastaban la luz de sus casas, aunque se ahorraban el restaurante y el desplazamiento... (en fin, ya tenemos la primera medida inflacionaria que perjudicaba como no podía ser de otra manera a las empresas que estuvieron cerradas mientras pagaban facturas). Conozco un caso en el que tras salir del covid, con el salario de 5 cifras que cobraban cada uno mensualmente, se compraron una casa en la playa a toca teja.
Toda esa gente que pudo ahorrar, una vez vuelta a la normalidad, retomaron sus gastos e incluso los incrementaron, llegando a la paradoja de que muchos de los que antes eran ahorradores o incluso austeros, gastaron más de lo habitual en disfrutar del tiempo y de la vida, quizás movidos por el argumento de que la vida es para vivirla ahora y pensar menos en un futuro incierto.
Y ahora que nos hemos gastado todo lo ahorrado en disfrutar de la libertad y de la vida sin mascarillas, nos vemos atrapados con unos gastos disparados para alimentarnos y calentarnos, pagando más por las hipotecas y los créditos, eso sí, con los mismos ingresos. Pues ahora sólo falta que el tiempo haga su trabajo.