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Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

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Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos
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Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

Desde la banderita en las medias del portero vasco de la selección española de fútbol

Muchacho de verdad ve al médico.

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Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

A lo mejor los que tienen que ir al medico son estos:

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, con sede en Estrasburgo, ha vuelto a condenar al Estado español por no investigar una denuncia por torturas contra ciudadanos vascosnmabarros detenidos por cuestiones políticas bajo el régimen de incomunicación.

En esta ocasión se trata del vecino de Etxarri Aranaz, Nafarroa, Patxi Arratibel, que fue detenido por la Guardia Civil bajo la acusación de pertenecer a Ekin en enero de 2011. Tanto Arratibel como las otras tres personas que fueron detenidas en la misma operación (Iñigo González, Iker Moreno y Gorka Zabala) denunciaron haber sido objetos de torturas y presiones sicológicas por parte de los españoles. Relataron haber sufrido métodos como la bolsa, además de «golpes por todo el cuerpo, simulacros de violación y de aplicar electrodos» junto a constantes amenazas de represalias en sus familiares.

Arratibel denunció estos hechos ante el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional española, Fernando Grande-Marlaska, que era el responsable judicial del operativo. El vecino de Etxarri explicó al juez que en una de las declaraciones policiales escribió «aztnugaL» (Laguntza –ayuda, en euskara– al revés) en un intento de evidenciar el tormento al que estaba siendo sometido y pedir ayuda.Pero este juez, que sabe euskara, ni caso.

Se da la coincidencia de que también era Grande-Marlaska el juez responsable del operativo en el que fue detenido Oihan Ataun, a quien el Tribunal de Estrasburgo dio la razón previamente y condenó al Estado español por no haber investigado la denuncia por torturas que presentó. La de Arratibel es la séptima sentencia contra el Estado español por no investigar denuncias de malos tratos. Seis de ellas corresponden a ciudadanos vascos. Son Mikel San Argimiro, Iker Beristain, Martxelo Otamendi, Beatriz Etxebarria y los citados Ataun y Arratibel.

Arratibel, que quedó en libertad provisional bajo fianza en agosto de 2012, denunció estas torturas también ante el juez ordinario. La denuncia agotó infructuosamente el periplo de los tribunales españoles,hasta el Constitucional, todos se negaron a investigar las torturas, por lo que el vecino de Etxarri, de la mano de Behatokia, acudió al Tribunal de Estrasburgo en busca de amparo.

La sentencia que se hizo pública ayer en Estrasburgo constata que la investigación española «no se hizo a fondo ni fue efectiva» y destaca que el régimen de incomunicación «exige un esfuerzo mucho más importante por parte de las autoridades nacionales para determinar los hechos denunciados».

La sentencia añade que la incomunicación deja en una «situación de vulnerabilidad particular» a los detenidos, por lo que subraya la necesidad de aplicar medidas de vigilancia extraordinarias para evitar abusos y proteger la integridad de los detenidos.

esta sentencia condenatoria deja en evidencia la actitud connivente que el Estado español ha mantenido hacia la tortura, que no es un exceso policial sino una herramienta cruel y despreciable que el Estado ha utilizado para el control social y político».

#483

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, TSJPV, ha declarado "nulos de pleno derecho" cinco artículos del decreto de ayuda a las víctimas de los mal llamados "abusos policiales". Unas víctimas, entre las que están las de la tortura, a las que una vez más se maltrata como víctimas de tercera.

Precisamente, he venido denunciando una y otra vez al presidente del TSJPV, Juan Luis Ibarra Robles, como encubridor de la tortura y dado que parece no querer darse por enterado lo voy a volver a hacer, repitiendo punto por punto las razones, con sobrada base documental, por las que lo considero directo encubridor de esa lacra.

Cuando Ibarra era Director General en el Ministerio de Justicia e Interior en 1995, fue el encargado de redactar la respuesta del Gobierno español al Comité de Prevención de la Tortura, CPT, un prestigioso organismo del Consejo de Europa que, desde su primera visita a España en 1991, venía solicitando a las autoridades españolas que implementaran varias medidas preventivas en caso de detenciones incomunicadas. Medidas que hoy día siguen sin ser implementadas.

La más sencilla de todas esas medidas es la de que se comunique a un familiar del detenido incomunicado el lugar de custodia. Y como Ibarra no podía explicar por qué se negaban a decir dónde se encontraba el detenido después de que la detención era conocida públicamente, recurrió a la mentira pura y dura. Pretendió que "es una práctica habitual la de informar a los familiares del hecho de la detención y el lugar donde se halla la persona detenida cuando éstos se dirigen a dependencias policiales". Algo que era radicalmente falso.

También pretendió que "esa medida legal [de no notificar la custodia a los familiares] en gran medida no se utiliza, ya que su propósito queda seriamente afectado por el hecho habitual de que algunos medios de información den a conocer la identidad de las personas detenidas". Es bien cierto que la identidad de los detenidos era y es casi siempre rápidamente conocida, pero no lo era en absoluto que la medida no fuese apenas utilizada. Volvió a mentir, como lo han seguido haciendo las autoridades españolas hasta nuestros días.

En aquella respuesta al CPT redactada por Juan Luis Ibarra, éste prometió que esa medida preventiva sería aplicada "tan pronto como una detención incomunicada sea públicamente conocida". Una promesa que, como tantas otras hechas por el Gobierno español al CPT, no cumplió en absoluto, ya que veinte años después siguen sin hacer obligatoria esa sencilla medida. Y también siguen mintiendo con el mismo descaro de siempre al CPT, para justificar la increíble negativa a hacer obligatoria una medida preventiva que no supone absolutamente ningún riesgo para las investigaciones policiales.

Juan Luis Ibarra Robles es un buen ejemplo de encubridor de la tortura situado en altas instancias del Estado, pero no deja de ser uno más en un estado completamente carcomido por esa lacra. Por eso es tan necesaria una Comisión de la Verdad que ponga en su lugar a todos ellos y ofrezca por fin a las miles de víctimas de la tortura la posibilidad de decir su verdad. Toda su verdad. Y también para que reciban cuanto antes la justicia y reparación, con garantías de no repetición, que tanto necesitan y se merecen.

CANARIAS SEMANAL http://canarias-semanal.org/not/16027/ibarra-encubridor-de-la-tortura/

#484

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

La Audiencia Nacional ha condenado a una pena de 119 años de cárcel a la etarra Itziar Alberdi Uranga, detenida hace un año en México tras permanecer huida durante 22 años, por dirigir un paquete bomba al Ministerio de Justicia que provocó la muerte de tres Tedax que participaban en su desactivación el 1 de julio de 1991 [sentencia en PDF].

La Sección Tercera de la Sala de lo Penal ha dictado una sentencia que considera a Alberdi culpable de un delito de atentado terrorista, tres asesinatos y otro de estragos, en la que precisa que el límite máximo de cumplimiento no excederá de 30 años de prisión, sin perjuicio de que los beneficios penitenciarios sean aplicados sobre la totalidad de las penas impuestas, al ser juzgada con arreglo alCódigo Penal de 1973.

Además, le impone el pago de una indemnización de 1,3 millones de euros a las familias de los artificieros fallecidos en el atentado. El paquete bomba terminó haciendo explosión en un almacén de una empresa de transporte y acabó con la vida del oficial de Policía Luis Claraco y el subinspector Pedro Domínguez, que murieron en el acto, y del oficial José Luis Jiménez, que falleció más tarde en el hospital.

Los magistrados destacan la "frialdad" que guió la conducta de la acusada ante la "previsibilidad del resultado que con su contribución habría de producirse, la pluralidad de víctimas y la extrema gravedad de los resultados que efectivamente tuvieron lugar".

La sentencia, con ponencia de la magistrada Carmen Lamela, considera probado que Alberdi acordó con el etarra Joseba Urrusolo Sistiaga, ya condenado por estos hechos, remitir un paquete bomba a la sede del Ministerio de Justicia. Buscó una agencia de transportes en Valladolid desde la que mandar el material "sin levantar sospechas, con relativa seguridad y anonimato".

El 25 de junio de 1991, Alberdi y otros terroristas que no han sido identificados facturaron un paquete desde la empresa Express Cargo de Valladolid poniendo como remitente Gráficas Jotasu que contenía la dirección de una "casa abandonada". El paquete, de 41,4x 30,5 x 12,8 centímetros bajo la leyenda de la gráfica en negro y con la carga explosiva en su interior, estaba dirigido al subdirector de personal pero el Ministerio lo rechazó al no poder comprobar su contenido a través de la cámara de seguridad y el repartidor lo introdujo en su furgoneta para terminar la ronda de envíos.

A las 16.30 horas del 1 de julio, una persona llamó a la delegación de la empresa de transportes de Aranda del Duero comunicando que el paquete, entonces depositado en un almacén de Villaverde, contenía una bomba. Un equipo de desactivación de explosivos se desplazó a la nave y, al manipularlo, estalló y acabó con la vida en el acto de dos agentes y de un tercero en el hospital.

#485

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

Xavier Makazaga

En Euskal Herria, cárcel y exilio ha estado siempre íntimamente ligados a la tortura. Miles de vascos han sufrido exilio y/o cárcel debido a la tortura, y no pocos los siguen sufriendo, porque han sido condenados, o pueden serlo, debido a causas judiciales contaminadas por dicha lacra. Una lacra que, según se reconoce a nivel internacional, ha sido habitual en las detenciones incomunicadas relacionadas con el conflicto vasco.

Por eso, ahora que es tiempo de soluciones, es de pura justicia que se empiece a reparar esa injusticia y a las miles de víctimas que ha causado. Tanto a las directamente torturadas, como a quienes han sufrido o sufren cárcel y/o exilio a causa de ello. Y un buen modo de comenzar dicha reparación sería sin duda la absoluta invalidación de todas las causas contaminadas, de una u otra forma, por la tortura. Una medida que sería sin duda de gran ayuda en la resolución del conflicto.

También en mi caso, fue la tortura la que me empujó al exilio, en 1981. No vi otro remedio, porque sabía de sobra que resistir a unos torturadores especializados es una verdadera proeza, y si me torturaban no sólo terminaría en prisión, sino que difícilmente podría evitar “cantar” a gente que a su vez sería detenida, torturada y encarcelada, a no ser que consiguieran ponerse fuera del alcance de los torturadores, en el exilio.

Tomar esa decisión de exiliarse es bien difícil, pero vivir con el temor permanente a la tortura y las consecuencias que podría tener una más que eventual “cantada” normalmente aún lo es más. Sobre todo, si al riesgo personal se le añade el que podrían sufrir otras personas, en muchos casos muy queridas. Miles de vascos se han tenido que enfrentar a ese dilema. Por un lado, el pánico a la tortura. Por el otro, la dura opción del exilio que no hizo sino endurecerse según pasaban los años.

Encima, el exilio no ha sido siempre eficaz a la hora de evitar ser torturado. Cientos de exiliados vascos entregados a los torturadores españoles así lo atestiguan. Y también los deportados por las autoridades francesas a diversos países, que han vivido durante largos años con el miedo instalado en su cuerpo, temiendo que esos torturadores llegaran cualquier día a “interrogarles”. Tenían motivos de sobra para ello, porque, en enero de 1986, una docena de torturadores españoles llevó hasta el mismísimo infierno a dos de ellos que se encontraban deportados en Ecuador.

Ahora bien, la peor de las angustias que hemos sufrido los exiliados vascos durante décadas es la de que nos secuestraran, torturaran por tiempo indefinido y nos hicieran desaparecer, como les sucedió a Joxean Lasa y Joxi Zabala. Ambos fueron secuestrados en Baiona el 16 de octubre de 1983, trasladados a un edificio oficial de Donostia, La Cumbre, y torturados hasta arrancarles todo cuanto sabían e incluso imaginaban. Después, agentes de la Guardia Civil del cuartel de Intxaurrondo, al mando de Galindo, los asesinaron y enterraron en cal viva, a fin de hacerlos desaparecer para siempre.

En 1976 y 1980 les ocurrió sin duda algo bien similar a otro par de exiliados. El primer desaparecido fue Eduardo Moreno Bergaretxe “Pertur” y cuatro años después corrió su misma terrible suerte José Miguel Etxeberria “Naparra”. En el caso de Lasa y Zabala, sus familias pudieron al menos recuperar los cadáveres de ambos más de once años después de que desaparecieran. Las familias de Pertur y Naparra no han podido tener hasta ahora ni siquiera ese consuelo.

Aparte de esos cuatro secuestros de exiliados, en aquella época hubo bastantes intentos más y la psicosis de terminar como ellos afectó profundamente al colectivo de exiliados. Una cosa era morir a causa de una de las múltiples acciones de guerra sucia que se producían entonces, y otra bien distinta caer vivo en manos de quienes iban a tener todo el tiempo del mundo para torturarnos. Un calvario en el que íbamos a desear una y otra vez la muerte sin que esta terminara de llegar.

El riesgo de tener el mismo horrible final que Pertur, Naparra, Lasa y Zabala ha marcado la vida de los exiliados. Un riesgo en el que la tortura tenía un terrible protagonismo, y fue nuestra principal fuente de pesadillas: el pánico a caer vivo en manos de quienes sin duda nos llevarían al peor de los infiernos, y podrían mantenernos allí por tiempo indefinido.

Es lo que seguramente le sucedió también a Jon Anza, quien había asimismo huído a Iparralde para evitar estar al alcance de los torturadores españoles. Su compañera lo vio por última vez el 18 de abril de 2009 en la estación de Baiona. Tomó allí el tren para dirigirse a Toulouse, donde desapareció, y su cadáver no apareció hasta diez meses después, en una morgue.

Esa angustiosa posibilidad de ser secuestrado, ha estado acompañada además por otra que los exiliados hemos visto materializarse innumerables veces: la entrega a los torturadores españoles. Una posibilidad que ha permanecido siempre abierta desde que, el 30 de enero de 1979, las autoridades francesas entregaron a siete exiliados que fueron sometidos a un verdadero calvario.

La responsabilidad de dichas autoridades en las torturas sufridas por tantos y tantos entregados a los torturadores españoles es innegable. Y también en la angustia a la que ha tenido que hacer continuamente frente el colectivo de exiliados, debido al temor a dichas entregas. Por no hablar de la obvia responsabilidad de las autoridades francesas en la guerra sucia que ha costado la vida a decenas de exiliados. En algunos casos, como el de los secuestros y desapariciones, de manera especialmente cruel.

Hay que decirlo alto y fuerte: el Estado español ha torturado y asesinado a un montón de exiliados vascos, con la colaboración del Estado francés, y por eso se niegan ambos estados a que una Comisión de la Verdad indague al respecto. Porque le tienen tanto pánico a la verdad como nosotros a la tortura.

Esa Comisión de la Verdad sería de gran ayuda para que las víctimas del terrorismo de Estado franco-español puedan contar su verdad, toda su verdad, y para que reciban la justicia y reparación, con garantías de no repetición, que ambos estados les deben. Una reparación que debería priorizar la absoluta invalidación de todas las causas judiciales contaminadas por la tortura.

En el caso de los exiliados, se deberían invalidar todas las órdenes de detención, euroórdenes y extradiciones en las que la tortura haya contaminado, de una u otra forma, los procedimientos. Sea porque dichos exiliados fueron torturados en su día, o porque lo fueron otras personas que los involucraron en sus declaraciones. O por cualquier otra forma de contaminación.

Ésa fue la primera de las medidas que solicitó en Biarritz, el 15 de junio del 2013, el Colectivo de Exiliad@s Polític@s Vasc@s que ese día mostró su firme compromiso para avanzar en el camino de la resolución de las consecuencias del conflicto y enfrentamiento que ha sufrido y sufre Euskal Herria.

Esa medida ayudará muchísimo en la resolución de las consecuencias del conflicto, y por eso es tan necesario adoptarla, para disponer de una buena base sobre la que construir de forma compartida esa nueva sociedad democrática que tanto anhelamos. Una sociedad en la que no se deje resquicio alguno a la tortura y nunca nadie pueda ser encarcelado por motivos políticos, ni verse obligado a exiliarse.

http://canarias-semanal.org/not/15444/tortura-y-resolucion-del-conflicto-en-el-pais-vasco/

#486

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

Iñaki Egaña

Hace unos años, cuando pasaba mañanas enteras consultando las fichas de Instituciones Penitenciarias de hace más de medio siglo depositadas en el Archivo General de la Administración, hubo, la verdad, muchísimas notas que llamaron mi atención. Alguna de ellas sobremanera. La vida se descubre con mayor celeridad en los agujeros que en los campos de margaritas.

Recuerdo, especialmente, la ficha de un joven de Gasteiz que había desertado del servicio militar. Detenido semanas después, fue encarcelado. Un supongo gris funcionario de prisiones se encargó de tramitar su expediente. Escribió, a mano, su dirección, los nombres de sus padres, la fecha de su nacimiento... hasta que llegó al apartado del «oficio». Entonces, el diligente funcionario rellenó con trazo firme: «gitano».

Perdí aquel recuerdo, entre centenares de evocaciones similares, cercanas a la necedad absoluta, hasta que hace unas semanas me volvió la imagen del gitano por oficio al asistir a un juicio en París en el que se juzgaba a diez militantes vascos por el robo de una furgoneta para cargarla de explosivos. No había gitanos de por medio, pero sí una especie de fragor que flotaba en el ambiente, un rumor inexplicable.

La sensación se confirmó de inmediato cuando apareció en el estrado una experta de la Policía francesa, no se si de la judicial, de la científica o de la cuartelera. No me quedé ni con su nombre, ni con su procedencia, únicamente que el fiscal la había citado para avalar sus tesis sobre la naturaleza de los procesados. Había sido una mañana tediosa, repleta de videoconferencias, por lo que los que llenábamos los bancos del público agradecimos una intervención de carne y hueso.

Analizaba en peritaje la dicha funcionaria unos escritos que habían aparecido en una vivienda, según la sentencia posterior, utilizada por los miembros de ETA juzgados. Letras, apuntes y compras para la cocina, cartas y varias fórmulas para componer explosivos. Excepto la última lista, nada nuevo.

Y concluía, ante el estupor de los allí presentes que entendíamos la lengua francesa, que había distinguido de inmediato los rasgos de la escritura de esos papeles sobre explosivos como pertenecientes y garabateados por ciudadanos vascos. Ante las preguntas posteriores de la abogada de la defensa, la perito reconoció que no tenía ni remota idea de euskara, aunque sí sabía algo de español. Que lo distinguía en una conversación. Tampoco era ducha, lo evocó con un tono de sobresalto, en mezclas de nitratos con abonos y azufres para lograr mezclas explosivas.

La señora, o señorita, señaló que existe una concluyente caligrafía étnica que delata la procedencia de los escritores, tanto aficionados como profesionales. Y que, dentro de esa categoría que obviamente forma la vasca, para lo que no es necesario conocer el idioma, el truco está en nuestra singularidad a la hora de trazar la A y la L. Sí, AL. Parece que somos únicos en el mundo al garabatear esas dos letras.

Créanme si les digo que, en medio de la sorpresa, certifico que colectiva para que no parezca una apreciación personal, tuve la extraña fantasía de que a continuación la perito iba a referirse a ETA como AL Kaeda. Con la AL singular vasca y la K posterior, también vasca. Pero no fue así. Ya se sabe que la imaginación nos reserva insólitas jugadas, nada que ver con la realidad. Y esta ocasión fue una más de ellas. La noche previa en vela, en viaje por carretera a París, aguzó sin duda mi imaginario.

La referencia a la caligrafía étnica de la perito policial me llevó a una reflexión que, poco a poco, se ha ido agrandando, al recibir en las últimas semanas un bombardeo sostenido sobre la procedencia de la disidencia en España, y en menor medida, en Euskal Herria. Digo lo de menor medida porque aquí ya estábamos acostumbrados.

Decían que a la apertura de la llamada Transición, España logró una especie de consenso por el que se borraba el pasado, comenzando su trayectoria política de cero. La Reforma. Pactos con partidos antes republicanos, con sindicatos, con agentes de distintas casas para crear una nueva Disneylandia al sur de Europa. «Todo er mundo e güeno» llevó a la pantalla Manuel Summers, un director de cine forjado en el franquista «Abc».

Hasta entonces, durante décadas, los rojo-separatistas habían sido el mal marcado, junto a judeo-masónicos, Moscú y nombres que ahora ya casi ni recuerdo. El acuerdo, la conciliación de la Transición, se llevó al baúl del olvido todo aquello. Los partidos y sindicatos antiguamente republicanos, en especial el PCE y el PSOE, hicieron la labor que correspondía, paradójicamente, a la derecha. Acabar con la disidencia, olvidar los sueños, criminalizar las alternativas.

La única disidencia estatal, entendida de forma integral, se daba en Euskal Herria. Y dentro del país, ETA era la punta de lanza que dejaba al descubierto las vergüenzas del Acuerdo Nacional. La existencia de un sector notable del pueblo vasco que no aceptaba las reglas del juego consensuadas (Estatuto de Moncloa, Amejoramiento Foral, OTAN, Maastricht...) era notoria.

Los vascos eran el enemigo de esa España aletargada. Metían el dedo en la llaga. Fracasaron, sin embargo, los proyectos de sumisión. Se volvieron, en consecuencia, a las viejas recetas. Si la disidencia estaba perfectamente enfocada en ETA, todo lo disidente sería ETA. Primero KAS. ¿Recuerdan a Garzón cuando empezó con aquello de KASETA?

Luego el pozo se amplió. Todo era ETA, desde la prensa en euskara («Egunkaria»), la crítica con el poder («Egin»), la de investigación (Kalegorria), hasta la alfabetización de los vascos (AEK) pasando por la juventud (Jarrai), los proyectos de desobediencia civil (Zumalabe), el movimiento proamnistía (GGAA)... Cuarenta mil contaminados en listas. Pero no solo ellos, también Eroski, el Grupo Mondragón, Caja Laboral, Irakasle Eskola, Athletic. Todo era ETA, hasta el PNV y la Iglesia Católica cayeron en las redes. Hoy, todavía, los alardes proetarras están a la orden del día. En Gipuzkoa, en Navarra, en la calle, en las instituciones, en el deporte.

Llegó a España un cambio generacional y el desgaste de los que habían animado la idea de Summers. El «Espíritu de la Transición» se tambaleó sin que los amos de siempre, los que nunca han dejado de gobernar desde la sombra o desde el púlpito, pudieran identificar a su enemigo. Les ha costado un poco.

La labor parece haber sido sencilla. No todos los españoles iban a ser vascos, así que por definición, la disidencia apuntada en las dos ultimas décadas para ETA se trasladaba a la disidencia española. No tiene gracia. Decenas de compañeras y compañeros sufren en prisión las consecuencias del «todo es ETA» y militantes de verdad de ETA, voluntarios en la confrontación, pagan con la venganza de la dispersión y de la Sentencia 197/2006.

Así, ahora resulta que los okupas de Vallecas son de ETA, al igual que el movimiento contra los desahucios de Valencia, los antimilitaristas de Valladolid (¡qué paradoja!), los antimonárquicos de Sevilla, los ecologistas de Lugo, los ateos de León y las editoriales alternativas de Madrid. El «akelarre etarra» (Vocento es una fuente inagotable) recorre las tierras de España como las cantaba Antonio Machado.

«Si me muero, que me muera con la cabeza bien alta», versaba Miguel Hernández en aquel poema inolvidable «Vientos del pueblo me llevan». Y esa es la cuestión. No quiero abusar del poeta de Orihuela, pero traigo también aquella su estrofa: «castiga a quien te malhiere mientras que te queden puños». Quienes lucharon fueron estigmatizados y los estigmatizados criminalizados. Todo es ETA. Todo lo que se sale del pentagrama diseñado.

Cantando a Machado y a Hernández, fuimos frutos de vientres pobres o combatientes contra la injusticia. Somos milicianos de la lengua marginada, trabajadores de futuro y solidarios contra la tristeza. Amigos de la verdad, braceros de la igualdad, defensores de nuestra casa, restauradores de la memoria. Por ello llaman «etarras» a los disidentes. Por eso nacimos gitanos de oficio, vascos por la caligrafía.

http://gara.naiz.info/paperezkoa/20130413/397383/es/Caligrafia-etnica?inprimatu=1

#487

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

Agustí Colomines

Ya han pasado dos meses de ese 9 de noviembre de 2014 que, pase lo que pase, entrará en los libros de historia. Nunca antes el catalanismo político había planteado un reto de estas características al Estado. Y no es que en otras circunstancias históricas no hubiese habido tensiones. Las hubo y muy críticas, por ejemplo cuando el 25 de noviembre de 1905 miembros de una guarnición del ejército español asaltó al grito de "¡Viva España!", "¡Viva la nación española!", las redacciones del semanario satírico Cu-Cut! y de La Veu de Catalunya, portavoz de la Lliga Regionalista, por mofarse de la supuesta gallardía de esos militares en África.

¿Les recuerda algo esta manera de acabar con la sátira política? Pasan los años y la bestialidad es ahora patrimonio de otras intransigencias, lo que no nos ahorra ni la censura ni la tortura e incluso que el Estado haga uso de la mentira como recurso para abatir al adversario.

Se supone que en la España constitucional estas cosas ya no deberían pasar. Pero si repasamos un poco las hemerotecas nos damos cuenta de que sí, de que la sátira y la opinión siguieron siendo perseguidas después de 1978.

El caso más flagrante fue el cierre por orden judicial del diario vasco Egunkaria en 2003, que la policía relacionó maliciosamente con ETA. Finalmente, el 12 de abril de 2010, 7 años después de la clausura, la Audiencia Nacional absolvió a los 5 directivos del medio encausados por pertenencia a banda armada, entre ellos el director Martxelo Otamendi, quien denunció todo tipo de torturas: "El trato ha sido cruel y absolutamente inhumano. No hay derecho al trato recibido por Juan Mari Torrealdai, de 60 años, una eminencia de la cultura vasca. Me ha contado que ha recibido palizas tremendas, a Xabier Alegría le han practicado sesiones de "bolsa", a mí me lo han hecho dos veces... y en el caso de los otros no sé, he visto a Iñaki Uria y a Xabier Oleaga, pero no he podido hablar con ellos, no me han transmitido lo ocurrido".

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, con sede en Estrasburgo, condenó en 2012 al Reino de España a pagar 24.000 euros a Otamendi por no haber investigado de forma efectiva las presuntas torturas que sufrió durante su detención a manos de la Guardia Civil. No estamos hablando de hace mil años. Sólo han pasado dos.

En la sentencia absolutoria de 2010 se constataba que "el cierre del diario no tenía habilitación constitucional directa y carecía de una norma legal especial y expresa que la autorizara", al mismo tiempo que se decía que "tampoco se ha acreditado ni directa ni indirectamente que el periódico haya defendido los postulados de la banda terrorista, haya publicado un solo artículo a favor del terrorismo o de los terroristas ni que su línea editorial tuviese siquiera un sesgo político determinado".

Y después de esto, ¿qué pasó? Nada, absolutamente nada. Y de las torturas tampoco no se acordó nadie, ni ese juez justiciero llamado Baltasar Garzón, ahora en la órbita de Podemos, quien en julio de 1998 ya había propiciado el cierre de otro diario vasco, Egin, con los mismos argumentos.

El famoso sumario 18/98 también quedó en casi nada, aunque no fue hasta el 2009 cuando los tribunales resolvieron, contrariamente a las anteriores resoluciones, que la actividad de Egin no era ilícita, a pesar de que condenase a prisión al director y a la subdirectora, Xabier Salutregi y Teresa Toda --los dos ya están en libertad-- y a los miembros del consejo de administración Isidro Murga, Patxo Murga, Karlos Trenor, Xabier Alegria, Joxean Etxeberria, Pablo Gorostiaga, Jexux Mari Zalakain, Manu Intxauspe --todos ellos en prisión-- y José Luis Elkoro --en prisión atenuada desde 2010--.

Tras siete años de papeleo, encarcelamientos y prohibiciones, lo que consiguió el Estado fue cerrar el periódico y Egin Irratia, la radio asociada al proyecto, pero no tapar la voz de los aberzales. Ahí están Gara y Berria para demostrarlo.

Claro está que si les hablo del cierre de periódicos vascos ligados a la izquierda radical, seguro que hay quien arguye a favor de esa violación de los derechos humanos que se lo tenían bien merecido. Pero pocos ciudadanos son conscientes que hasta el 2010, escribir en España sobre las andanzas, juergas y manejos económicos del Rey, los gastos opacos de la Casa Real e incluso las trapisondas de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, y del otro yerno real, Jaime de Marichalar, hoy ex de la infanta Elena, estaba totalmente prohibido en la mayoría de medios de comunicación españoles.

La decidida y honrada actuación del juez Castro en el caso Noos y el desparpajo de muchos periodistas se llevó por delante muchas cosas, entre ellas al viejo y disoluto Rey, quien en 2011 empezó a aplicar la censura, para evitar lo que después fue inevitable: su abdicación y olvido inmediato. Al ex Rey se lo quitan de encima los españoles como los catalanes no quieren saber nada de Pujol.

No hay peor censura que la autocensura. Eso es lo que pasó con la retirada de el número de la revista El Jueves sobre la abdicación. A diferencia de la sonada censura que la revista satírica sufrió en julio de 2007 como consecuencia de otra portada relacionada con la Familia Real --en aquella ocasión mostrando desnudos y fornicando al príncipe Felipe y su esposa Letizia Ortiz--, en esta ocasión la retirada del número no fue por vía judicial, sino que fue ordenada la propia editora de la revista, RBA.

El Jueves censurado en 2014 llegó a los quioscos con un día de retraso y una cubierta nueva, protagonizada por el líder de Podemos, Pablo Iglesias, en vez de la original de Manel Fontdevila en la que el rey Juan Carlos hacía entrega a su hijo de una corona repleta de mierda.

La portada sobre la "casta" fue sustituida, mira tu por dónde, por ese otro vendedor de maravillas, que debe gustar más al propietario de RBA, Ricardo Rodrigo, un ex guerrillero argentino afincado en Barcelona desde el 1971, que en 1981 creó (con Carmen Balcells y Roberto Altarriba, de ahí el sello RBA) uno de los actuales grupos editoriales punteros en España, con más de 50 revistas de variada temática (Lecturas, El Mueble, National Geographic en castellano), con una facturación reconocida de 286 millones en 2013.

El cambio de portada provocó la dimisión en cadena de los dibujantes de la revista. También es verdad que el primer número de la revista El Jueves, de 1977 y cuando aún no estaba en la órbita de RBA, ya fue censurado porque las autoridades competentes consideraron la portada, dónde se podía leer "Elecciones: España va de culo", una ofensa a la patria.

El número ocho del mismo año, volvió a ser censurado, en este caso por ofensas a la Iglesia Católica, en relación con el "Cisma de Lefèbvre" y la "Fraternidad de San Pío X". En fin, que la censura en España tiene ese sabor natural que ya denunció Mariano José de Larra, ese romántico español del siglo XIX que como escritor político y de costumbres, como autor teatral y novelador, fue un ironista, que es lo único que se puede ser ante quien quiere cerrarte la boca por la fuerza porque no comparte tus ideas.

Pero a veces ocurre lo contrario y la prensa se convierte en adalid del libelo y en mera correa de transmisión del poder, como cuando se autoimponía la censura sobre la Familia Real. El presidente Artur Mas lo pudo comprobar durante la campaña electoral de 2012, al aplicarle la misma estrategia que en los años noventa se aplicó al caso vasco y al entorno aberzale, pero hablando de dinero, que es lo que se lleva hoy, y da más rédito.

En España ya sólo provoca escándalo humano el terrorismo islamista. El periódico que provocó el linchamiento del presidente dando crédito al falso informe de la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), cuando quedó claro que las cuentas en Suiza no existían se justificó alegando que con el caso Pujol habían acertado. El acierto en un caso, como diría el juez que absolvió a los directivos de Egunkaria, no enmienda la mala fe evidente de las informaciones falsas que algunos periodistas difundieron sin ningún reparo.

Lo cierto es que, según manifestó el periodista Ernesto Ekaizer en una entrevista en Catalunya Radio, las cloacas del Estado están concentradas desde 2012 sobre Cataluña, en un intento de frenar el proceso soberanista. Según Ekaizer, el jefe de gabinete de Mariano Rajoy, Jorge Moragas, está implicado "hasta las cejas" en esta estrategia, así como el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que debería dedicarse a otros menesteres.

Al alcalde Xavier Trías la policía le hizo la misma jugada que a Mas, pero duró lo que duró, que fue muy poco, a pesar de la mala leche de muchos medios y la saña del ministro. Al final, el juez archivó las diligencias poco antes de las últimas Navidades. No hay peor censura que la autocensura he escrito un poco más arriba, pero si lo pienso mejor, me doy cuenta que existe otro delito peor, que es inventarse una noticia para derribar al rival y desprestigiar sus ideas. Ese ¡Viva España!, ¡Viva la nación española! de 1905 no puede justificar nada hoy en día. Menos aún la mentira. Toda mentira, como se ha demostrado en múltiples ocasiones, socaba la democracia.

Cuantos más días pasan, más siento la tentación de aconsejar al presidente Artur Mas, si es que necesita algún consejo, que avance las elecciones y consiga esa mayoría necesaria para poder doblegar al Gobierno español. España no va a cambiar ni con el PP ni con el PSOE ni tampoco con nuevos santurrones de Podemos, a tenor de sus antecedentes, de sus acompañantes actuales y de sus ambiguas propuestas, cuando las hay, sobre el ejercicio de la democracia.

El presidente Artur Mas lo sabe, como también sabe que el anticipo electoral sólo tiene sentido si se convierte en el instrumento para visualizar la victoria clara de los independentistas. Cualquier otro escenario sólo dará la victoria a los unionistas, sean de derechas o de izquierdas.

Quien sea tan ingenuo para pensar que el Estado no va a utilizar todos los medios a su alcance para derrotar al soberanismo y enchironar al presidente Mas si no atiende a razones (vean como la sala civil y penal del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ya ve indicios de "desobediencia" en Mas y sus consejeras) es que, sencillamente, no sabe ni un ápice de historia contemporánea de España.

Lo que les acabo de contar es el pan nuestro de cada día y puede repetirse una y mil veces. "Pensar, debatir y escribir" en la España constitucional, declaró el juez Santiago Vidal ante la propuesta del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) de expulsarle de la carrera judicial por participar en la redacción del borrador de una Constitución catalana, no es que sea difícil, es simplemente imposible cuando lo que se pone en tela de juicio es ese relato de nación indivisible que animó a los militares de 1905 a destruir rotativas.

ECONOMIA DIGITAL

http://www.economiadigital.es/es/notices/2015/01/censuras-torturas-y-mentiras-en-la-espana-constitucional-64556.php

#488

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

Ayer Jordi Evole entrevisto en la Sexta a un etarra, y de los cientos de ellos tuvos que ser a a un arrepentido, de esa infima minoria que cayo en la trampa de la politica de arrepentimiento organizada por el Estado, a cambio de favores penitenciarios. Supongo que la censura de la democracia no le permitirá entrevistar a un etarra no arrepentido, ni siquiera a sus familiares, ni siquiera a Otegi, ahora que esta en la carcel , como lo hizo antes. A pesar de reconocer que fue torturado por la policia y que el juez no atendio la denuncia de torturas, tuvo que seguir el guión de los arrepentidos.

#489

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

En realidad creo que entrevistó a un ex etarra, no a un etarra. Por lo demás el documento creo que fue muy bueno y estremecedor, sobre todo en sus silencios y miradas. No sé si todo el mundo habrá podido captarlo.

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#490

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

Mattew White se atrevió hace apenas cuatro años con el recuento de las víctimas de las atrocidades más horrendas de la historia. Publicó un extenso trabajo que un editor español llamó “El Libro negro de la humanidad”. White, que no tenía títulos académicos, ni publicaba en revistas especializadas, revolvió e inquietó a los historiadores. El “New York Times” le entrevistó y el mismo se definió, como «atrocitólogo».(algo asi como estudioso de las atrocidades)

El debate suscitado por las grandes atrocidades de la historia abrió la puerta a definiciones entonces al uso, tales como multicidio, genocidio, demonicidio, feminicidio, megamuertes... Algunos detractores del capitalismo llamaron a la última crisis, genocidio financiero.

Existe el concepto de «etnocidio», la destrucción de una lengua y una cultura, hecho evidente en nuestro caso, el de los vascos, que hemos sufrido varios intentos. Su conclusión, del todo lógica, apuntaba a que «hay que ampliar el concepto de víctima y usarlo no sólo en el sentido físico, sino también en el simbólico».

Ya sé que cuando se trata de víctimas hay que atraer al concepto el término del sufrimiento. Y en lo simbólico, sin pesas ni medidas, calibrar el sufrimiento puede ser una frivolidad. Pero los sucesos no pasan porque sí, no se pueden presentar descontextualizados, como pretenden voces interesadas y como fue la entrevista de Jordi Evole a Iñaki Rekarte

Quien detenta el poder pone límites y marca las líneas maestras de un relato. Y es, precisamente desde el poder desde donde se niega sistemáticamente el multicidio, o el genocidio, si usamos una palabra que entendemos todos. Hace unos días se ha recordado el centenario del inicio del genocidio armenio (un millón y medio de muertos) al que su ejecutor, Turquía, niega validez histórica. Ankara lo eleva a un hecho de guerra, como han hecho otros estados con masacres masivas en Vietnam, Sudán o Biafra (Nigeria).

Los ejemplos más palmarios de este criterio, generalizado por otra parte por quienes constituyeron sus relaciones identitarias con claves imperiales, fueron los de España, Francia e Inglaterra, que dejaron millones de muertos directos e indirectos (guerras o consecuencias del expolio, entre ellas enfermedades desconocidas o hambrunas) en América, India o Indochina.

La conquista de Argelia por París y la posterior guerra de liberación no entran en la categoría de genocidio, y en ello Turquía lleva la razón al pedir equidad, porque París los considera hechos de guerra, al margen de que los muertos no llegaron, por poco, al millón de hombres y mujeres. Recordarán que entonces Francia abonó la tortura masiva.

La guerra, al parecer, lo justifica todo. Aunque sea la mayor atrocidad del mundo, desde el bombardeo de Hirosima al de Gernika. Hace unos meses, una asociación llamada Valentín Foronda, compuesta por historiadores del régimen, afeaba al Gobierno Vasco que metiera en el mismo saco a todas las víctimas. Porque no son iguales, decían, ni siquiera las del franquismo, amparadas por una guerra anterior.

Los códigos del genocidio han sido retratados con una extraordinaria similitud por parte de las culturas dominantes. La primera de las razones de justificación del genocidio ha sido, en todos los casos, la superioridad racial aunque detrás de esta concepción se escondieran otros factores, como el económico.

La dominación de un pueblo es un suceso que exige el que los adversarios sean retratados en las mentes de los que les subyugan como enemigos, como seres infrahumanos, como salvajes. Sobre el genocidio americano, Earl Shorris decía que «fue necesario considerar al indio como infrahumano. Éste es el primer precepto del genocidio. El genocidio depende del envilecimiento de la víctima antes del acto».

Y así a lo largo de la dominación española y anglosajona siempre se ha considerado al no-hispano o al no-inglés como un ser de segunda categoría, al igual que el nazismo consideró a comunistas,judíos y gitanos, indignos de la existencia.

Ahora, sin embargo, parece que las tornas se cambian. Y que las víctimas se convierten en verdugos. Con pretendidos mimbres intelectuales, una nueva corriente, soportada por personas supuestamente escolarizadas (entre ellos algún abogado), apuntan un nuevo concepto de genocidio. El cometido por ETA y la izquierda abertzale sobre la población española. Decenas de millones de españoles, apuntan en su andanada, han sido exterminados o susceptibles de serlo, en los últimos 50 años.

La patética y asombrosa propuesta está avalada por informes periciales que no son en absoluto desdeñables: centenares de personas han sido detenidas y condenadas por testimonios similares. Se han convertido, autoalimentados con sus delirios, en atrocitólogos, como diría White, académicos de esa nueva ciencia llamada atrocitología.

Son los mismos que niegan el holocausto en América y lo transforman en un «encuentro de culturas», que escriben «hay que pasar página sobre la guerra civil» o relegan a las canciones del Tío Tom las crueldades históricas de la esclavitud o en Vietnam. Son los mismos que miraron para otro lado cuando tuvieron noticias de los hornos crematorios.

Son aquellos que reescribieron la historia para decir que 400.000 personas habían abandonado el sur del territorio vasco hacia el exilio bajo presión abertzale. Los que anuncian que la tortura es una mentira fabricada con manuales de ikastola. Los que abuchean a Gaizka Garitano por hablar en euskara. Los que dijeron que Lasa y Zabala escaparon de los suyos a Sudamérica, los que anunciaron que Martxelo Otamendi era amigo de Bin Laden.

El relato español, o el relato único que tratan de imponer, y en esto los codazos por ser Manolo Escobar o Lola Flores son magníficos (monta tanto tanto monta PSOE-PP), contradice toda la lógica. Pero el nivel está tan alto que apenas importa. La mentira y la manipulación están en el ADN del poder español.

Consiguieron engañar al Consejo de Seguridad de la ONU con motivo de los atentados yihadistas en Madrid el 11M de 2004, achacado a ETA. Y habrían convencido a la comunidad internacional que el bombardeo de Gernika de abril de 1937 fue obra de los propios vascos de no ser por la crónica del británico Georges Steer, testigo directo.

La mezcla de genocidios como el de la shoah, el del Tibet, el del Sahara u otros similares, tiene un objetivo. Moldear el relato. Abrir un totum revolutum para el futuro. Y, de paso, si algún juez quiere hacer carrera con la infamia, una imputación colectiva que se activará si el proceso del bye, bye a España se acelera.

Hace unos años, Garzón fue tachado de extravagante por una iniciativa parecida. Abrió un sumario a cuenta de que los niños de las poblaciones reducidas vascas nacían en los hospitales de las capitales y, luego, según una orden del Registro Civil, podían inscribirse en la localidad de la que habían salido, es decir en la que hasta entonces vivían sus padres. Lógica pura. Garzón pensó que detrás había una limpieza étnica y abrió diligencias. Las cerró ante la carcajada generalizada, provocada por el juez estrella que acabo estrellado despues del "todo es eta"

Hoy, con la constatación de que la involución es un hecho, tanto lo de la limpieza étnica, como lo del genocidio, a pesar de que no tiene ni pies ni cabeza, puede prosperar. Nos llevan hacia atrás, en vez de hacia el futuro. Cada día nos cae algún ejemplo. Y volverán a negar que destruyeron Gernika.

#491

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

Para contextualizar un poco la entrevista de Jordi Evole a Iñaki Rekarte, y explicar la historia que envuelve la tragedia vasca hay que recordar que en los primeros años de su existencia, ETA no pasó de ser una pequeña organización voluntariosa, dirigida por unos cuantos estudiantes que, visto lo que se cocía en el entorno y visto cómo se las gastaba el dictador,hizo lo que pudo. Logró engatusar a numerosos cuadros que, con el tiempo y sobre todo con la perspectiva de la prisión, emigraron rápidamente hacia tierras cálidas: PSOE, PP, PNV y PCE alojan en su seno algunos de aquellos primeros arrepentidos, que ahora justifican sus atentados en que luchaban contra una dictadura.

A principios de los años 70, la organización vasca (término que según el Supremo significa ya sintonía con el terrorismo, algo que no es mi intención), quedó tan huérfana que sólo cuatro marcianos lograron sacarla de su aislamiento. Uno de ellos quería crear un foco guerrillero en Aralar y otro repetir la estrategia de la casbah de Argel.

Argala, a finales de esa década, ya apostó por buscar un vehículo que condujera a la mayoría independentista, y entonces el Estado español pagó para que matarán a Argala, un frío y lluvioso día de diciembre de 1978.

La estrategia independentista de ETA nace con Argala , organizativamente, pero la cuestión no es de hace unos días . El independentismo de los vascos es una cuestión que se remonta a épocas tan pasadas que su recuerdo es casi nebulosa.

El independentismo político nace en nuestro país con Larramendi, que por cierto era confesor de la reina española. Quizás por eso, porque conocía los secretos de la monarquía hispana, el bueno de Larramendi fue el primero que planteó abiertamente en 1750, más o menos, la independencia política de nuestro país.Profanen su tumba que igual se lo merece. Murió con un trozo de chocolate debajo de su almohada y por eso el Vaticano dudó durante una semana si darle permiso para enterrarlo en sagrado. Ya se sabe que, entonces, el chocolate estaba prohibido por los herederos de San Pedro, por su valor afrodisíaco. Y se me había olvidado comentarlo, aunque ya lo habrán adivinado, Larramendi, el último pre-político vasco, era presbítero. Ya lo dijo el estrambótico Álvaro Baeza: ETA nació en un seminario.

Luego llegaron independentistas de renombre, como Xaho, Pedro Egaña, Sabino Arana, Francisco Ulacia, Eli Gallastegi… hasta algún que otro socialista. José Madinabeitia (PSOE) escribió en El Liberal del 7 de noviembre de 1918: “Que la nación vasca existe, nos lo dicen todos los hombres de ciencia. Somos una raza definida. Tenemos un idioma propio; costumbres y leyes propias. Somos una nación, la nación vasca. A la nación vasca le hace falta regirse por sus propias leyes; necesitamos crear el Estado vasco”.

En los años 80, el Estado puso en marcha todo lo que estuvo a su alcance. Una maquinaria impresionante. Guerra sucia, con la implicación de todo su aparato civil de Interior. Guerra convencional: compró el último grito en tecnología contrainsurgente. Cárceles de exterminio. Pagó miles de millones a Francia para que expulsara, deportará y extraditara a los refugiados. Con dinero llegó hasta el corazón de Ajuriaenea. Y fracasó.

Hasta que en la década de los 90, un juez aspirante a ministro, quien sabe si a presidente, y luego a Nóbel de la Paz, se topó con la clave que hasta entonces nadie había reparado. ETA no es sólo su comité ejecutivo, sus comandos, su infraestructura. ETA es más que todo eso. Es un entramado que se ramifica y ramifica hasta el infinito. Una hidra."Todo es ETA"

Los españoles se pusieron manos a la obra y descabezaron AEK, los mismos que organizaron hace unos días la exitosa Korrika. Cerraron Egin y Egunkaria . Mandaron a la cárcel a la dirección de Udalbiltza, poder municipal. Decapitaron el movimiento por la Amnistía. Crucificaron a Batasuna, a Ekin, a decenas de organismos. Ni por esas. En poco tiempo y a pesar de que España puso lo mejor y más caro para acabar con ETA, la organización vasca se había multiplicado por mil. Multiplicación milagrosa, no tanto si como “las reglas de la experiencia común” (expresión del Abogado del Estado), como ya está demostrado.

Lo supieron de inmediato los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado: 40.000 etarras estaban siendo investigados por si se colaban en las listas electorales. El Supremo lo utilizó de inmediato. En esta cuestión, dijo, “no hay que confundir lo subjetivo con lo objetivo”. Y los datos objetivos los presentan esos Cuerpos.

Llegó Bildu, con 3.495 candidatos de los que 815 eran susceptibles de ser elegidos. Candidatos que condenaban la violencia de ETA, pero “utilizando ante el terrorismo la misma prosa elíptica y perifrástica de Sortu”. Los “independientes”, según el Supremo, son sedicentes, es decir fingidos. También lo percibió el Fiscal General y el Abogado del Estado. Demasiado obvio. Asi que los ilegalizaron, y sustituyeron a sus candidatos por otros desde Madrid como el mismo Acrasol ha reconocido en este foro, que formo parte.

El Supremo manifestó nítidamente: “las condenas de la violencia han sido incluso recomendadas por ETA”. Es la paradoja explicada. Un etarra que se inmola, que no está de acuerdo con su actividad terrorista. Pero la ejecuta. Reconstruyendo los Lugares Planos de Apolonio, descubriendo el último teorema de Fermat. Hay cuestiones que la mayoría de los mortales jamás comprenderemos. Los sabios nos protegen.

Hasta ahí llegaron. Pero el Supremo dio un paso más. Tenia el resorte adecuado en una disciplina que, dice, llega de EEUU, la llamada “doctrina del levantamiento del velo”. Los accionistas no pueden quedar blindados por la sociedad que componen. Y en este caso, el Supremo, ha sido como un lince. Detrás de la fachada de Bildu, a pesar de EA, de Alternatiba y de los “sedicentes independientes”, se escondían miles de etarras.

Semejante conclusión nos lleva a un escenario notoriamente incierto. España ha fracasado durante 50 años en la aplicación de reglas escritas o no, en la aplicación de estados de excepción y en el endurecimiento de las leyes para acabar con ETA. España ha fracasado en la compra de aliados porque ello ha hecho más fuerte a su enemigo. Hace 50 años, ETA no pasaba de ser una cuadrilla de varias decenas de inmaduros “chavales” y hoy son más de 40.000 jóvenes, adultos y ancianos “terroristas sedicentes”.

Lo peor es que aspiran a convertirse, si no lo son ya, en un Ejército convencional, con varios centenares de miles de soldados preparados para la victoria. ¿Quién no estaría preparado para la victoria en la Europa del siglo XXI con tal Armada? ¿Dónde es posible encontrar semejante masa de aguerridos combatientes que, como clones, son mayoría en muchos escenarios de la sociedad que los protege?

Un Ejército, además, incrustado en las escuelas, en el deporte, en el sindicalismo, agazapado en la Televisión Pública (ETB) a la que mina sin piedad, con sus propios medios de comunicación, sus cuotas universitarias, una lengua inexpugnable , incluso, si España claudicara, un ejército de etarras que puede ser mayoría electoral. O lo que es lo mismo, un sujeto, el etarra, que ganaría, en igualdad de condiciones, un referéndum de autodeterminación.En las elecciones del dia 24 veremos hasta donde llega el "todo es ETA".

#492

Re: Nueva Cruzada etarra contra los Vascos

Qué raro!! Todavía Juan ni serrallonga han intervenido para aplaudir tus palabras. No desesperes, ahora mismo les envío un privado para ello. Tú sigue, eh...

#493

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

Hombre, yo creo que si alguien dice que 2+2=4 no por ello está negando todas las demás posibilidades matemáticas.
Digo esto porque la entrevista de Évole no fue más que un documento en el que una persona se lamentaba de haber matado a varios desconocidos sin tan siquiera tener personalmente un porqué. No hubo más, ni siquiera para lucimiento del entrevistador que estuvo gélido y solamente hacía preguntas, lo cual no suele ser su estilo.
Todo lo demás ahí queda para quien lo quiera desarrollar. Incluso algunas cosas que citas en tus largos mensajes se mencionaron de pasada.
Estos programas no pueden ser nunca una tesis completa sobre algo complicado, entre otras cosas porque exigiría más capítulos que un culebrón americano. De todas formas, quien esté interesado en el desarrollo más o menos largo dispone de bastante documentación al respecto, incluso a nivel divulgativo. Por poner un ejemplo tonto que conozco, algo aporta el libro que escribió el padre del compañero de comando.

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#494

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

Las cosas contextualizadas se entienden mejor. Nada sucede sin un motivo.Por eso hay que explicar las historia completa y no trozos separados, porque entonces el arbol no nos deja ver el bosque. Desde la muerte de Franco hasta hoy, la llamada democracia, tal y como a la turca, ha sido una falacia. España hizo una transición a la democracia que dejó intactos todos los aparatos franquistas, en especial el militar y el policial, lo que provocó que la represión al margen de la justicia se mantuviera durante décadas: cientos de victimas mortales por escuadrones tanto uniformados como de paisano.
La tortura, cuyos maestros llegaban de aquella Gestapo desaparecida ya hace tiempo en Alemania, subsistió en España con una frialdad y complicidad como no ha existido en otro territorio europeo. Europa, la que reconocio a Franco y dejo hundirse a la Republica, fue encubridora de las muertes por torturas de ciudadanos vasconabarros y los malos tratos a miles y miles. La tortura es tan española como las corridas de toros.
España tiene el mayor índice per capita de presos en Europa, no digamos ya de presos políticos. Condenó a periodistas a prisión por ejercer su profesión (Sánchez Erauskin, Vinader, Pepe Rey, Javier Salutregi, Teresa Toda...), cerró medios de comunicación, radios, revistas y diarios. Mantiene un tribunal de excepción franquista, llamado Audiencia Nacional, que debería acondicionar la sala central de un museo de los horrores.
España vota a políticos corruptos sabiendo que lo son, apoya a condenados por acoso sexual, besa la mano de sacerdotes que poco antes la han usado para cometer tropelías con menores de edad. España es la fuente de Jaime de Andrade, pero también la de Pedro Almodóvar, la de Pío Moa y también la de la Pantoja.
La aportación española a Europa ha consistido en la esquilmación de sus fondos. La mayor inversión del BEI en la última década se llama España. Los rescates a la banca, los trapicheos y desviaciones de los fondos europeos... a cambio de entregar toda su costa mediterránea a los fondos de pensiones alemanes y a los lobys del petróleo árabe para organizar el reposo de su tercera edad, la prostitución a gran escala, o el juego. Todo ello con la complicidad de pillos locales que han ido acopiando de nombres el eterno libro de la putrefacción hispana.
su aliados, EEUU, han afirmado que España es el centro neurálgico europeo en la lavado del dinero del narcotráfico. La banca implicada, sin duda. Nadie que pone en juego su dinero o busca alianzas políticas, como lo han hecho en España banqueros y gobiernos europeos, desconoce el escenario español. ¿Por qué semejante apoyo?, nos hemos preguntado repetidamente desde nuestra candidez.
España es el tonto útil de Europa en su andanada por los recortes democráticos. España enseña el camino de una manera nítida. Es el modelo y la fuerza que tienen París y Berlín, sobre todo, para estrujar más a su disidencia y hacer valer el poder de una elite, para ir desinflando la política de derechos humanos que dicen comenzó su declive en 2001, pero que viene de mucho antes. Hasta qué punto el Primer Mundo ha dejado a España hacer que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas creyó a pies juntillas la mentira de Aznar sobre los atentados del 11M.
Europa ha satisfecho la mayoría de las exigencias españolas. La Europol, con dirección de policías españoles, la aberrante Euroorden, a instancias y presiones de España... fueron secuencias de una película antidemocrática que, a sabiendas, Berlín y París apoyaron.
Por eso, Jorge Fernández Díaz se ha dirigido de nuevo a Europa, con su habitual elocuencia: "somos los polis malos. Debemos seguir siéndolo para el bien de todos". Fernández es un homófobo declarado. Pertenece a la Sacra Orden Militar Constantiniana, una secta católica a la que el saliente Benedicto XVI no reconoce siquiera legitimidad, al margen de ser supernumerario de otra secta ultra, el Opus Dei. Y es ministro del Interior del Gobierno más a la derecha de Europa en estos instantes, su padre fue un policia franquista.
Fernández ha ido a Europa a presionar al viejo estilo. Al margen de presentarse como la Reserva Espiritual de Occidente, habrá prometido lo habitual: cama, masaje y el frigorífico lleno. Las hipótesis, conociendo la historia española, pasan por los fondos reservados. Hipocresía democrática.
El ministro está pidiendo al Tribunal de Estrasburgo la retroactividad de una ley para que España siga teniendo, como dijo Rubalcaba, el sistema penitenciario más duro de Europa. Fernández demanda a Europa esa retroactividad que ya existe en España, donde su Policía y Ejército saludan con fervor al dictador que murió hace casi 40 años, donde la modernidad está matizada por una serie de valores medievales en la centralidad política (monarquía e iglesia) que produce estupor.
El tonto útil español aspira a mantener su estatus de perro de presa para Europa. Fernández lo ha transmitido: el muro europeo del sur se puede relajar ante la inmigración africana si Estrasburgo condena la 197/2006. ¿Chantaje? Nada extraño en la diplomacia española. Ahora corresponde al Tribunal de Derechos Humanos decidir si prefiere seguir la estela del CIDH americano o, por el contrario, que el índice de desarrollo democrático de los estados que la componen continúe cotizando a la baja por el peso específico de España.

#495

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

La tactica mas efectiva del invasor es "divide y venceras":atraer a una parte de los conquistados con dadivas y engaños para utilizarlos contra su propio pueblo. Asi es como unos pocos españoles conquistaron America Latina y los ingleses dominaron a millones de personas en Indotasn( India y Pakistan).Los psicólogos lo definen como auto-odio étnico: una aversión a su propia raza o nacionalidad, un deseo irrefrenable de distanciarse de su identidad. Los expertos explican que el auto-odio étnico es lo que hace que en Sudáfrica una de cada tres mujeres negras blanqueen su piel con mil potingues. En Navarra, un porcentaje similar se esfuerza en quitarse de encima todo barniz que lo vincule a su identidad primigenia. Y cada día pintan un trozo de su ser para no parecerse en nada a sus hermanos, a la madre que les parió, al solar patrio. Autofobia, le dicen. Al mismo tiempo van intentando vestir, con ropas y rasgos extraños, un nuevo imaginario, un espantapájaros al que llaman prototipo navarro, especie de Michael Jackson vestido de pamplonica; una foralidad sin fueros; una tortilla sin huevos.

Los nabarros se asomaron a la Historia llamándose vascones; siempre presumieron de ser los indómitos hijos de Tubal, que les trajo la lengua. Hoy día la palabra vascón está proscrita en museos, yacimientos arqueológicos o libros de historia. Iberos, celtas, romanos, lo que se quiera, pero ¿vascones? ¿Sancho III señor de los vascos? ¡Lacarra no pudo escribir eso!

Se atragantan con los clásicos navarros, no los leen. La memoria, cuanto más chiquita, mejor. Lo de la lengua es fobia irrefrenable: es más fácil encontrar un japonés aprendiendo la lengua navarrorum que un navarrrísimo. Eso sí, la llevan apegada como un chicle en los apellidos, en el paisaje y, apenas trepan por su genealogía, encuentran abuelas euskaldunas. Y sin embargo la ahogan, la niegan, la minimizan. Ellos sueñan con el British, como si vinieran de un espermatozoide de Shakespeare.

A los de UPN les encanta ser dominados. No sólo no les importa que Navarra fuera conquistada, sino que aplauden a sus invasores y delatan a sus paisanos indómitos, como esos indios “buenos” de las películas, que por un poco de whisky guían a los soldados blancos hasta los campamentos de sus hermanos de raza. La maldición de Malinche, le dicen en América. Es otro trastorno de personalidad: cuando una colectividad ha sido humillada hasta el extremo, unos generan rebeldía y martirio, y otros, más débiles, sometimiento, delación. El mariscal Pedro de Navarra, símbolo de nuestra libertad, no tiene un solo monumento oficial en Navarra, caso insólito entre los pueblos con un poco de autoestima.

Odian su pasado. Por eso destrozaron la capital vascona que enterraba la Plaza del Castillo. Por eso tiraron el Euskal Jai. Por eso no visitan Amaiur. Ni siquiera conocen la Baja Navarra y recortan siempre del mapa la Sexta Merindad. Ignoran los otros territorios que pertenecieron al Estado de Navarra. Quieren un territorio castrado, eunuco, chiquito.

Y claro, no pueden ir a casi ningún sitio, porque todo está contaminado: los Nafarroaren Eguna, los Nafarroa Oinez, las Korrikas, las fiestas de media Navarra, todo cuanto huela a euskaldun. Así es tan raro ver a uno de UPN en las cimas de nuestros montes, bailando danzas navarras o cantando nuestro rico cancionero indígena. Es cosa milagrosa que alguien de UPN sea txistulari o gaitero, que baile un aurresku, que vista de zanpantzar o que sea aizkolari. Odian el Olentzero porque es de aquí; adoran al Papá Noel porque es extranjero. Odian hasta la txapela de sus padres, y se la quitan a la Policía Foral para igualarlos a los munipas de Cáceres.

Dicen que les gusta la jota, pero también la quieren chiquita, roma. Al contrario del bertsolarismo, que fluye libre y desinhibido, quieren una jota fósil, pura letanía, donde se aplauda todo menos la espontaneidad, la crítica social, la heterodoxia, la copla reivindicativa y punzante de los antiguos joteros. El navarrrrísimo emascula todo lo genuino y popular, hasta “su” propia jota.

Dicen gustar de las tradiciones religiosas, pero van más al Pilar zaragozano que al santuario de Aralar. Les gusta más el Rocío que los coros de Santa Águeda. Y no les importa que delante de nuestras narices el Arzobispado haya inmatriculado todo el patrimonio de los pueblos, pura tradición hecha piedra. Y es que no aman lo público, lo comunal. Privatizarían hasta las calles. ¿Corte Inglés? pasen ustedes. ¿Mercadona?, los forasteros primero. ¿Primar el comercio local? ¡Qué estrechez de miras!

Toda decisión económica se supedita a esa fobia. La mayor parte del dial radiofónico esta entregado a empresas de Madrid. Y acabaremos viendo todas las televisiones del mundo salvo la más cercana y solicitada. Dejamos de recibir millones de ayudas por no integrarnos en una Euroregión con nuestros vecinos. Y en lugar de activar la centenaria Federación de Cajas Vasconavarras, las más solventes y cercanas, la unieron con las de Sevilla, Burgos y Canarias, vaciándole el alma y, de paso, los fondos. Los navarrristas son una ruina.

¿Y los Fueros? Pequeñicos y a la mengua. Tienen la ley de 1841 como modelo, precisamente porque cercenó el magro de nuestras libertades. Lo mismo que la Constitución y el Amejoramiento, que nos convirtieron en una provincia más, como se viene demostrando día a día con los recursos de inconstitucionalidad. Ni siquiera sobre el auzolan pueden legislar los navarros sin permiso de Madrid. El poder fiscal de Navarra, originario y preconstitucional, es cosa del pasado. En cinco siglos de foralidad, jamás ha habido unas instituciones más serviles al centralismo. Amadeo Marco fue un león foral, comparado con estas gallinas.

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