El debate sigue muy interesante...Al final ha derivado en una distinción entre inversores y especuladores que (mea culpa) introduje yo simplificando, sin duda. Tienes razón, Demóstenes en que, en la medida en que entramos en el mercado porque creemos que algo, ya sea un valor o un índice, va a subir (o a bajar), estamos "especulando" con ello. Por supuesto.Si por inversor entendemos quien entra para "mejorar" la empresa en que invierte, pues ninguno de los de aquí ni prácticamente nadie en bolsa es "inversor" porque ni de lejos podemos aspirar a semejante cosa.Los que participamos en un mercado, ya sea el secundario de acciones o los de derivados, sí que hacemos algo por la empresa o empresas de ese mercado: les damos liquidez. Una empresa familiar que no sale a bolsa no la necesita, pero una empresa que ha salido a bolsa sí. De hecho, está en bolsa porque, en algún momento, los dueños de la empresa necesitaron recursos para ella y, en vez de aportarlos, se los pidieron a terceros desprendiéndose de una parte del capital. La familia o dueños "originales" se desprenden de tal porcentaje de acciones, o, más comúnmente, emiten una cantidad adicional de acciones, diluyendo así el peso de las suyas en el total de la empresa. Terceros compran esas acciones porque creen que son "buenas". Llamémoslo invertir, llamémoslo especular, pero eso aporta a la empresa liquidez, porque al comprar los nuevos accionistas esperan poder deshacerse de ellas en el mercado secundario (bolsa) que se crea. Así que el mero hecho de participar en un mercado secundario le proporciona a la empresa un aporte, inicialmente en forma de recursos, luego en forma de liquidez para sus acciones. Pero volviendo al tema inicial, ¿qué ocurre después, cuando ya "solo" hay mercado secundario porque las acciones ya han sido emitidas? Pues ocurre que algunos entran para salir a los dos días mientras otros entran para salir a los veinte años. Llamar a unos "especuladores" y a otros "inversores" sé que es simplificar un poco, pero me parece que es la única forma de entendernos.No es previsible que haya un cambio "fundamental" de precios en dos días, pero sí lo es en veinte años. Así pues, quien entra con un horizonte largo es porque cree que la empresa va a progresar a lo largo del tiempo y generar retornos que le llegarán a él (en dos formas, dividendos anualmente, y plusvalías finales como diferencia entre el precio de compra y el de venta). en cambio, quien entra a dos días no espera tal cosa porque no hay tiempo suficiente para ello. Simplemente especula con una subida coyuntural causada por... por... pues porque ve algo en el gráfico que se lo hace sospechar.Con todo el cariño, y ya sé que voy a la contra y siempre lo iré, mi tesis es que no hay forma de ver eso en un gráfico (entre otras cosas porque si la hubiera, si, por ejemplo, de un gráfico se puede deducir que un valor va a subir esta semana todos lo hubieran visto la semana pasada y habría comprado, adelantando -e invalidando- la subida de esta).Aquí es donde creo que cobra relevancia la distinción chapucera pero efectiva entre inversión y especulación. El inversor entra y sale contando con una evolución del valor añadido de una empresa o un índice, de su valor "real" a lo largo de meses o, mejor, años. El especulador solo confía en una diferencia coyuntural de precio en un mercado, porque, lógicamente, que pasen dos o tres días no cambia en nada su valor de fondo. Por eso digo que está en la esencia de la especulación a corto "creerse más listo" que los demás, porque si no lo creyeras_ ¿por qué vas a ver tú algo en un gráfico que no ven otros?Llegados a este punto, reitero que es completamente legítimo basar la operativa en apostar en variaciones coyunturales, de hoy para mañana o para la semana que viene. Pero, como esas variaciones no se basan en valor sino en coyuntura, su saldo conjunto es cero a todos los efectos prácticos.Si Cyrano apuesta al alza y Demos a la baja, ¿qué están aportando al mercado y qué se están aportando a sí mismos? Al mercado liquidez, sin duda, pero nada más. A sí mismos, la ganancia de uno equivale, exactamente, a la pérdida del otro, solo que a ambas hay que descontarle la comisión del intermediario.¿Es posible que alguien tenga un sistema que funcione en el cortísimo plazo y que proporcione ganancias consolidadas a lo largo de muchos años? Sin duda. Es posible que alguien sea capaz de burlar los contrapesos del mercado, el juego de millones de compras y ventas a la vez y, navegando en ese mar, salga ganador reiteradamente.Pero es que todas las pruebas que tengo (y los estudios de neurología, dinámica social, etc, hechos en las últimas décadas) dicen que, cuando se acumula el suficiente número de tests, el promedio de 1.000 personas resulta ser siempre mejor que cualquiera de ellas a la hora de evaluar cualquier cosa, ya sea estimar el número de bolas que haya en un frasco o cualquier otra cuestión, ya sea trivial o transcendenta.Eso es así en todos los campos estudiados. No conozco ningún estudio que afirme que en bolsa no vaya a ocurrir también.Pero vaya usted a saber...