Cada vez que Nvidia habla, el mercado escucha”. La frase, repetida entre analistas de Wall Street, refleja el magnetismo de una compañía que se ha convertido en la brújula de toda la revolución de la inteligencia artificial (IA).A las puertas de su presentación de resultados, el próximo miércoles, 27 de agosto, las expectativas no pueden ser más altas. Y la gran pregunta resuena en los parqués: ¿es ahora el momento adecuado para posicionarse en su capital?UN HISTORIAL QUE INSPIRA RESPETOLa trayectoria bursátil de Nvidia en los últimos tres años tiene algo de montaña rusa… pero con pendiente siempre ascendente. Como explica Adam Spatacco, analista de The Motley Fool, “con una sola excepción, cada vez que Nvidia ha presentado resultados, el mercado ha respondido con una oleada de compras”.La única mancha en ese expediente casi perfecto llegó a principios de 2025, cuando la sombra de competidores chinos como DeepSeek y las dudas por las nuevas tarifas de la Administración Trump sembraron cierto desconcierto.“Fue un paréntesis breve; la narrativa volvió pronto a girar hacia la fortaleza de su negocio”, apunta Spatacco. Y el gráfico de cotización lo demuestra: el apetito inversor por la acción se mantiene intacto.LOS PILARES DE SU CRECIMIENTOEl corazón del éxito de Nvidia late al ritmo de sus procesadores gráficos (GPUs) y del ecosistema CUDA, convertidos en los cimientos de la nueva economía de datos. Pero más allá de los chips, hay tendencias que abren auténticos océanos azules para la compañía.En primer lugar, la demanda de los llamados hiperescaladores. Alphabet, Meta, Amazon y Microsoft han comprometido este año más de 340.000 millones de dólares en inversión en infraestructuras de IA.“Meta no solo destina 14.300 millones a 'Scale AI', sino que ha creado un laboratorio de superinteligencia propio; Alphabet multiplica su gasto en servidores; y Amazon y Microsoft no se quedan atrás”, recuerda Spatacco. Todas esas carreteras digitales requieren motores… y Nvidia fabrica el combustible.A ello se suma la Sovereign AI. Tras la llegada de Trump a la Casa Blanca, se lanzó el faraónico proyecto Stargate, con 500.000 millones de dólares en juego para erigir infraestructuras de IA en EEUU.Iniciativas similares florecen en Emiratos o Arabia Saudí. “Nvidia no solo suministra chips; se ha convertido en el arquitecto silencioso de esta nueva catedral tecnológica”, sentencia el citado estratega.CHINA, DE PROBLEMA A OPORTUNIDADEl gigante asiático fue durante meses el talón de Aquiles de Nvidia. Las restricciones impuestas por Washington complicaban su acceso al mayor mercado tecnológico del mundo. Sin embargo, un acuerdo reciente permite a la compañía volver a vender allí, a cambio de ceder un 15% de sus ventas al Gobierno estadounidense.¿Un lastre? No necesariamente. “El poder de fijación de precios de Nvidia es tan fuerte que puede absorber esa tasa sin sacrificar márgenes relevantes”, explica Spatacco. En otras palabras: recuperar China supone una vía de crecimiento neta positiva para sus accionistas.EL FUTURO YA ESTÁ AQUÍMás allá de la infraestructura, empiezan a tomar forma aplicaciones que podrían marcar la próxima década. Tesla ha decidido reemplazar su sistema Dojo por soluciones de Nvidia para impulsar su red de robotaxis.“El mercado de la robótica y los vehículos autónomos podría alcanzar varios billones de dólares”, asegura el experto. Y no es el único frente: la computación cuántica asoma en el horizonte, exigiendo hardware y software de nueva generación que Nvidia ya explora.¿UNA VALORACIÓN TODAVÍA ATRACTIVA?Con una capitalización que ha multiplicado su tamaño en apenas tres años, surge la duda de si la acción está cara. La respuesta exige matices. Si se observa su ratio precio-beneficio (P/E) adelantado, Nvidia cotiza hoy con un descuento frente a los máximos alcanzados en los primeros compases del 'boom' de la IA.“El mercado aún no ha incorporado del todo los catalizadores que hemos comentado”, defiende Spatacco. Esto implica que, pese a las subidas espectaculares, "el potencial alcista no está agotado".EL CONSEJO PARA LOS INVERSORESIntentar adivinar el momento exacto de entrada sería, según este economista, una estrategia condenada a la frustración. “La clave está en aplicar disciplina: comprar en distintos momentos mediante 'dollar-cost averaging'. Así se construye una posición sólida sin depender del azar del calendario”.En otras palabras: "más que buscar el golpe de suerte, se trata de acompañar a la compañía en su viaje de largo plazo".REFLEXIÓN FINALNvidia no es solo una empresa de semiconductores. Es la palanca que está moviendo el mayor cambio tecnológico desde internet. Su historia es la de un cohete que, lejos de haber alcanzado la estratosfera, sigue añadiendo combustible con cada contrato, cada proyecto y cada mercado recuperado.Para los inversores, el dilema no es si el cohete despegará, porque ya lo hizo, sino si tendrán el valor de reservar un asiento mientras aún quede recorrido. Carlos Suárez