Un nuevo y deprimente fracaso en un estudio, esta vez de Sylentis. La cuestión no es en sí que un estudio de este tipo pueda fracasar, es lo más probable de hecho, la cuestión es las pocas y lentas opciones en las que la empresa trabaja. El negocio de Pharmamar está basado en la investigación y va a gastar en I+D irremediablemente porque esa es su única actividad hasta que eche a andar la fábrica de oligos, que en cualquier caso es también una actividad altamente tecnológica. Afortunadamente, los costes de producción de sus fármacos son muy reducidos en comparación con los ingresos que generan. Pero también necesita elevados gastos previos de I+D para crear patentes que sean la columna vertebral de su proceso productivo. La empresa depende de muy pocos medicamentos como fuentes de ingresos de cara al futuro y tiene la necesidad de incurrir en gastos I+D para desarrollar fármacos, dada la escasa amplitud de su pipeline de cara al futuro. El pipeline solo se nutre de su proceso I+D como empresa de investigación pura que es. Porque del cielo no le van a llover fármacos patentados a su nombre que cubran necesidades médicas no satisfechas. Si no se los genera ella misma su actividad se extinguirá. En el plano financiero, Pharmamar ha incrementado sus inversiones I+D en los últimos años porque ahora tiene fondos para ello. Si no los tuviera no podría, y creo que la empresa hace bien en volcarse en este asunto para tratar precisamente de generar más pronto que tarde productos que incrementen y diversifiquen su pipeline, y mejoren en consecuencia la probabilidad de su viabilidad futura. Desde que la empresa ingresó los 300 millones de hitos de Jazz, empezó a incrementar estas inversiones, no solo a nivel proyectos y ensayos clínicos sino también pasando de 5 solicitudes tramitadas de nuevas patentes en 2019, a 30 solicitudes tramitadas en 2020 (donde ya había cobrado los hitos), 110 en 2021 y 249 en 2022. Un incremento del 5000% en patentes. Ya en el año 2020 se hablaba de que Pharmamar tenía unas 1400 patentes, a lo que habría que sumar las nuevas patentes de los últimos años. La empresa está lejos a día de hoy de las alarmantes situaciones financieras que algunas veces se describen, pero el tiempo corre. Otro asunto relacionado está en la pretensión de Pharmamar de lograr posicionamiento de liderazgo en creación de fármacos oncológicos de origen marino. Sousa menciona a menudo que han llevado a mercado 3 fármacos de 8. Es como si hubiera comprado un pack de 8 danones en el que tres de las tapas tenían premio. Aceptándole “pulpo” y concediendo que Aplidin para mieloma puede ser también sumado, eso da una tasa de éxito del 37,5%. Pero la cuestión clave es sobre qué base o tamaño de la muestra se aplica esa tasa. Es evidente que sobre 350.000 compuestos marinos que tiene no puede ser porque de ser cierto no habría dinero en el mundo para pagarlo. Ni siquiera lo aplicaría sobre sus, pongamos, 2000 patentes a cierre de 2023. Una ley no escrita del mundillo de la propiedad industrial dice que solo alrededor de un 6% de las patentes registradas llegan finalmente a mercado. Aún así, un 6% de 2000 patentes es una barbaridad de fármacos. Sea como fuere, Pharmamar está embarcada desde hace mucho tiempo en promover esa estrategia de posicionamiento estratégico de ser la primera empresa en desarrollo de fármacos oncológicos de origen marino. Ese mensaje de “Somos la primera empresa en …..” se oye muy a menudo, las empresas se dan bofetadas por generar y ofrecer algo por primera vez y poder así posicionarse en su sector económico de manera destacada. Es uno de los posicionamientos estratégicos más valiosos a medio-largo plazo que existen, mucho más incluso que un uso fructífero de las tradicionales 4P del marketing. Pero es necesario que sea cierto que se fue el primero y además es necesario que se lleve a término, que se consume la estrategia. Salvando las distancias, ese posicionamiento es el que busca Facebook por ejemplo cuando invierte I+D masivamente para ser la primera empresa en el nuevo sector tecnológico del metaverso y cambia incluso su nombre a Meta para hacerlo saber desde el uso de su propio nombre. Parece razonablemente cierto, o al menos hasta ahora no se oyen voces autorizadas en contra, que Pharmamar fue la primera empresa en desarrollar fármacos oncológicos de origen marino, pero creo que no ha consolidado ese posicionamiento todavía. Yondelis fue un buen primer campamento base, pero es el único, y hay que llegar a la cima, poner la bandera y construir allí la base principal para consumar la estrategia. Y además falta saber lo más importante de todo: ¿tienen los ecosistemas marinos realmente potencial de generación de fármacos o bien los fármacos encontrados por Pharmamar fueron unas anomalías fruto de la casualidad? Para mi esta es una de las preguntas del millón que me surgen, más allá de lo que puedan llegar a ser Zepzelca o plitidepsina, e incluso más allá de lo que pueda llegar a ser o no ser Pharmamar como ente empresarial. Son dos (tres si contamos Aplidin) las “anomalías” encontradas por una empresa que por lo demás no tiene fama ni capacidad precisamente de llevar en danza muchos estudios al mismo tiempo a un ritmo competitivo, lo que podría indicar que el tamaño de la muestra estudiada de la que salieron esos fármacos no fue excesivamente grande. Una vez tomado este camino de empresa de naturaleza investigadora, tras 20 años de recogida de muestras marinas, en un sector sin explotar con indicios prometedores, no queda otra que seguir adelante y creo que sería una irresponsabilidad no invertir hasta el último céntimo en I+D y además a toda pastilla, para tratar de averiguar si todo el conjunto es o no es una Caja de Pandora. Una big pharma tendría miles de millones de fondos y miles de investigadores destinados a ese fin y habría hecho que todo hijo de vecino tuviera a día de hoy dos cajas de comprimidos de plitidepsina en su casa, por poner un ejemplo. Esto es algo que se sabe intuitivamente. En este punto, la segunda pregunta del millón que me surge es: ¿es capaz Pharmamar de llevar adelante sus planes ella sola? Una aprobación de Zepzelca podría generar fondos y allanaría el camino, podría sí… pero no lo sabemos seguro. Lo que sí sabemos seguro es el recorrido real que ha tenido la pliti y, en general, la propia empresa en su quijotesca andadura en solitario. Recorridos puede que acaso también torpedeados por factores externos, pero es lo que hay. Y no es que la trayectoria de la empresa no sea en parte meritoria, puede incluso que visionaria, es que la ballena con la que se ha topado no puede tratar lisa y llanamente de pescarla ella sola dada la dimensión que la ballena parece tener. No tiene a mi parecer ni siquiera la capacidad de explotar en grado máximo, como tendría una big pharma, el blockbuster que parece que puede llegar a ser Zepzelca. Cuanto ni más si hablamos de desarrollar y explotar 100 fármacos de origen marino por el estilo. La empresa ha limitado las OPAS estatutariamente. Aunque una OPA logre adquirir un 60% del capital de la empresa solo tendrá derechos de voto por el 25%. El núcleo duro de Pharmamar tiene sobre un 31,5%. Tienen el control. Si una OPA llegase al 70% del capital, ese estatuto queda anulado automáticamente, pero no puede ser tampoco porque el núcleo tiene el 31,5%, dado que ha venido incrementando posición. No se si algún forero tiene datos de cuanto tenían en 2020 o 2021. Puede que esas compras acumulativas hayan estado tratando también de anular el único resquicio que quedaba para que otra empresa tomara el control. En cualquier caso, una operación corporativa es cierto que puede ser muchas cosas. Puede ser una alianza estratégica o joint venture o mil cosas más. Es la empresa la que ha puesto de moda el término como motivación de su recompra, pero es un término amplio. Que la empresa no tenga capacidad de desarrollo masivo de fármacos no tiene porqué significar necesariamente que no tenga la sartén por el mango. Al menos mientras tenga fondos y sea autosuficiente durante un plazo razonablemente amplio. Todos hemos sabido que se pagan milmillonadas por empresas biotecnológicas con un solo producto en fase III. Aquí, la tercera y última pregunta del millón que me surge es: ¿cuánto puede valer entonces una empresa con Zepzelca y sus tres fases III, sus dos mil patentes, y un posicionamiento con ventaja de partida en un sector inexplorado y con algunos indicios de tener potencial generador de nuevos fármacos? Si Zepzelca sale se pueden conseguir unas buenas condiciones dando entrada a un socio potente, aún desconociendo cuán potente es el sector marino y las posibilidades reales de sus patentes, pero jugando también esas bazas. Si no sale Zepzelca, la oportunidad se habrá perdido y las 2000 patentes no valdrán nada… hasta que haya otro u otros fármacos en la posición que tiene Zepzelca en este momento. Cosa que habría que ver si es posible y también ver para cuándo. Creo que es hora de tomar decisiones en la empresa y no seguir luchando contra molinos de viento.