Re: Ser "Funcionario"...
A ver si dices que crees que la mayoría de los funcionarios trabajan mucho... ¿cómo es que se han buscado la fama que tiene? ¿no se la habrán creado otros, es decir, los políticos, para tapar sus verguenzas?
Saludos
A ver si dices que crees que la mayoría de los funcionarios trabajan mucho... ¿cómo es que se han buscado la fama que tiene? ¿no se la habrán creado otros, es decir, los políticos, para tapar sus verguenzas?
Saludos
Si estuviera leyendo esto Rajoy o Merkel igual podríamos tener "dialogo" vertical :).
Saludos
¡Mucha mierda!
Tranquilos que solo es un saludo clásico, pero creo que le viene bien como primera respuesta al articulito que da pie a este hilo que, por cierto, ¡vaya tela de artículo! Pero como creo que la masa crítica que abunda en el foro me pondrá a caer de un burro a no tardar espero poder comentar lo que opino sobre el mismo antes de ser arrojado a los leones.
Yo le rogaría a los más versados en el tema que investigaran si las intervenciones de esta mañana no han batido todos los records en productividad habidos y por haber en este blog. Solo desde las 8 (hora de entrada en los distintos destinos funcionariales) hasta hace un momento 60 entradas. Y eso en la mañana de un lunes 25 de junio: POR LO QUE NADIE ESTA AUN DE VACACIONES: LES FALTA UNA SEMANA PARA EMPEZAR LOS TURNOS.
Creo que se me entiende, no? En todo caso, lo que quiero decir, sin acritud, es que el personal funcionario no ha tenido que esperar a llegar a sus casas esta tarde para contestar a las entradas de los no funcionarios (que pueden estar en el paro o a la espera de trabajo, ja, ja). De lo cual se podría deducir que los funcionarios que han estado pendientes de este hilo e interviniendo en él, en horario laboral, lo han hecho porque, además de tener un ordenador en su mesa conectado a Rankia, tienen suficiente libertad para hacerlo
Así que, verde y con asas, no?
Saludos
EL DESPRECIO POLÍTICO AL FUNCIONARIADO
Francisco J. Bastida, Catedrático de Derecho Constitucional
Con el funcionariado está sucediendo lo mismo que con la crisis económica. Las víctimas son presentadas como culpables y los auténticos culpables se valen de su poder para desviar responsabilidades, metiéndoles mano al bolsillo y al horario laboral de quienes inútilmente proclaman su inocencia. Aquí, con el agravante de que al ser unas víctimas selectivas, personas que trabajan para la Administración pública, el resto de la sociedad también las pone en el punto de mira, como parte de la deuda que se le ha venido encima y no como una parte más de quienes sufren la crisis. La bajada salarial y el incremento de jornada de los funcionarios se aplaude de manera inmisericorde, con la satisfecha sonrisa de los gobernantes por ver ratificada su decisión.
Detrás de todo ello hay una ignorancia supina del origen del funcionariado. Se envidia de su status -y por eso se critica- la estabilidad que ofrece en el empleo, lo cual en tiempos de paro y de precariedad laboral es comprensible; pero esta permanencia tiene su razón de ser en la garantía de independencia de la Administración respecto de quien gobierne en cada momento; una garantía que es clave en el Estado de derecho. En coherencia, se establece constitucionalmente la igualdad de acceso a la función pública, conforme al mérito y a la capacidad de los concursantes. La expresión de ganar una plaza «en propiedad» responde a la idea de que al funcionario no se le puede «expropiar» o privar de su empleo público, sino en los casos legalmente previstos y nunca por capricho del político de turno. Cierto que no pocos funcionarios consideran esa «propiedad» en términos patrimoniales y no funcionales y se apoyan en ella para un escaso rendimiento laboral, a veces con el beneplácito sindical; pero esto es corregible mediante la inspección, sin tener que alterar aquella garantía del Estado de derecho.
Los que más contribuyen al desprecio de la profesionalidad del funcionariado son los políticos cuando acceden al poder. Están tan acostumbrados a medrar en el partido a base de lealtades y sumisiones personales, que cuando llegan a gobernar no se fían de los funcionarios que se encuentran. Con frecuencia los ven como un obstáculo a sus decisiones, como burócratas que ponen objeciones y controles legales a quienes piensan que no deberían tener límites por ser representantes de la soberanía popular. En caso de conflicto, la lealtad del funcionario a la ley y a su función pública llega a interpretarse por el gobernante como una deslealtad personal hacia él e incluso como una oculta estrategia al servicio de la oposición. Para evitar tal escollo han surgido, cada vez en mayor número, los cargos de confianza al margen de la Administración y de sus tablas salariales; también se ha provocado una hipertrofia de cargos de libre designación entre funcionarios, lo que ha suscitado entre éstos un interés en alinearse políticamente para acceder a puestos relevantes, que luego tendrán como premio una consolidación del complemento salarial de alto cargo. El deseo de crear un funcionariado afín ha conducido a la intromisión directa o indirecta de los gobernantes en procesos de selección de funcionarios, influyendo en la convocatoria de plazas, la definición de sus perfiles y temarios e incluso en la composición de los tribunales. Este modo clientelar de entender la Administración, en sí mismo una corrupción, tiene mucho que ver con la corrupción económico-política conocida y con el fallo en los controles para atajarla.
Estos gobernantes de todos los colores políticos, pero sobre todo los que se tildan de liberales, son los que, tras la perversión causada por ellos mismos en la función pública, arremeten contra la tropa funcionarial, sea personal sanitario, docente o puramente administrativo. Si la crisis es general, no es comprensible que se rebaje el sueldo sólo a los funcionarios y, si lo que se quiere es gravar a los que tienen un empleo, debería ser una medida general para todos los que perciben rentas por el trabajo sean de fuente pública o privada. Con todo, lo más sangrante no es el recorte económico en el salario del funcionario, sino el insulto personal a su dignidad. Pretender que trabaje media hora más al día no resuelve ningún problema básico ni ahorra puestos de trabajo, pero sirve para señalarle como persona poco productiva. Reducir los llamados «moscosos» o días de libre disposición -que nacieron en parte como un complemento salarial en especie ante la pérdida de poder adquisitivo- no alivia en nada a la Administración, ya que jamás se ha contratado a una persona para sustituir a quien disfruta de esos días, pues se reparte el trabajo entre los compañeros. La medida sólo sirve para crispar y desmotivar a un personal que, además de ver cómo se le rebaja su sueldo, tiene que soportar que los gobernantes lo estigmaticen como una carga para salir de la crisis. PURA DEMAGOGIA PARA DIVIDIR A LOS PAGANOS. En contraste, los políticos en el poder no renuncian a sus asesores ni a ninguno de sus generosos y múltiples emolumentos y prebendas, que en la mayoría de los casos jamás tendrían ni en la Administración ni en la empresa privada si sólo se valorasen su mérito y capacidad. Y lo grave es que no hay propósito de enmienda. No se engañen, la crisis no ha corregido los malos hábitos; todo lo más, los ha frenado por falta de financiación o, simplemente, ha forzado a practicarlos de manera más discreta.
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Esta carta puede ayudar a aclarar un poco el tema. TODOS los trabajadores somos las víctimas de un sistema político corrupto que no mira más que por sus interese partidistas.
Saludos
Ni los funcionarios, ni los trabajadores de la empresa privada son todos tan buenos y productivos. Lo que me molesta de Hispanistán es que cuando a alguien le tocan sus condiciones laborales,... ¿qué hace? Pues fastidiar al prójimo.
A ver cuando miramos hacia la casta política. Ahí está el problema. Basta ya! Basta ya, de enfrentarnos entre "curritos". Los principales culpables están ahí, son visibles y sin embargo, no tenemos valentía para someterlos como sí hacen con nostr@s.
Insultar a quien opina como lo hace por ignorar como funciona la administración, pues no me parece a mi que vaya a resolver el problema de su ignorancia, y sin entenderlo dudo mucho que llegue a cambiar de opinión. Cuando hay una confrontación violenta la gente no suele ceder en sus opiniones, sino confirmarse. Conclusión: mandar a la mierda no solo no sirve de nada, sino que le lleva a la conclusión que los funcionarios son unos maleducados (aunque él mismo lo sea, no lo reconocerá, pero si que lo identificará en otro).
Impecable argumento, pero incompleto, habria que completarlo diciendo que cuando los convenios colectivos señalaban aumentos mayores que la inflación, tambien los salarios funcionariales deberian haber subido como los convenios colectivos. El caso es que no era así, de forma que en la decada pasada los salarios funcionariales siempre subian menos que la inflación, mientras que los de los de convenio colectivo subian mas. Por eso dicen "si os olvidasteis de nosotros con las vacas gordas, olvidaos igualmente con las flacas".
Aprobar una oposición ¿es solo cuestión de estudiar? pues me temo que no. Estudiar una oposición es cuenstion de:
- estudiar, porque si estudias menos que tus competidores no tienes nada que hacer.
- de planificarse el tiempo, tanto durante la preparación de la oposición un proceso largo en que tendrás que decidir cuando estudias, cuando descansas, cuando buscas material, etc. Tambien tienes que planificarte cuando estás realizando los ejercicios, debes saber cuando extenderte, cuando cortar, gestionarte el tiempo del examen, sobre todo cuando son supuestos prácticos...
- de mucha constancia, pues de poco sirve darse una panzada un dia si el resto no estudias. Tienes que estudiar todos los dias el tiempo que te has fijado, tienes que avanzar al ritmo que estableciste, tienes que repasar los temas ya estudiados, ...
Prepararse una oposición es un trabajo para el opositor, y los que mejor lo hacen son los que lo consiguen. Te lo cuento porque lo he visto. Mi mujer se presentó a una oposición de 100 plazas y tuvo que competir con 10.000. Cuando digo esto muchos hacen la cuenta de que compitió contra 100, pero no es cierto, compitió contra los 10.000 y vencio a mas de 9.900, por eso consiguio ganar su oposicion. Y es que las oposiciones se ganan, porque son una competición.
Ahora dime, quien ha estado trabajando durante uno, dos, tres... años preparandose una oposicion, y ha ganado a miles en un proceso muy competitivo ¿sabe o no sabe trabajar?