Los costes de las empresas en este caso estarían muy golpeados por la inflación y adicionalmente habría una obligación moral de subir los costes de personal porque una inflación desbocada sin aumentos salariales no se podría soportar. Si le bajas el poder adquisitivo a los ciudadanos de los países avanzados un 30% en unos años te queman el parlamento.
Por otro lado los servicios públicos también provocarían déficits abultados en las maltrechas cuentas públicas y aquí con más obligación moral si cabe tendrías que subir los salarios en el sector público para no empobrecer masivamente a la población y en particular a funcionarios, etc. Las pensiones ya ni hablamos.
En una maniobra suicida se podrían aumentar mucho más las deudas públicas pero el tema es que la mayoría de ese aumento, como pasa ahora, el que lo compra es el banco central de turno. Llegarías a un límite en el que el banco central sería el tenedor de la deuda de los estados en cantidades astronómicas, y los bancos centrales tienen límites por normativa que no pueden rebasar. Además el intento de japonización con inflación es insostenible en cualquier aspecto.
De hecho ya llevamos unas semanas y cada vez se nota más que los mercados no responden a nada más que a la expectativa de las palabras del banco central. Todo lo demás son cuentos.
Un ciudadano se puede tragar una subida de la luz del 20% un año, más combustibles, comida, todo en general, pero no puedes permitir que la clase media de un país avanzado en tres años no tenga capacidad de ahorro ni para comprarse unos zapatos o para comprar los libros a los nenos en Septiembre. O al menos así lo veo yo.