Buenos días. Os comparto nuevos movimientos en la cartera que acabo de ordenar.
Como consecuencia de mi revisión de los mercados de mediados de mes, en la cartera móvil traspaso (a regañadientes) desde monetarios aproximadamente un 7% de la cartera al Vanguard Eurozone y otro tanto al Vanguard US 500 hedged, con lo cual dicha cartera móvil queda totalmente invertida (~14% bolsa EEUU, ~14% bolsa EUR, ~7% bolsas emergentes).
Por otra parte, con lo obtenido de la venta de oro (el reequilibrado que os compartí al cierre del mes pasado) más unos excedentes que tenía en la cartera de ahorro (fondo para contingencias), suscribo en la cartera estable el fondo Fidelity World por importe de ~3,5% de la cartera.
Con todo ello, la inversión total de la cartera en fondos de renta variable subirá al 50% aproximadamente.
El comportamiento de los mercados me tiene escamado y desconfiado. Por ejemplo, desde finales de junio la subida del S&P 500 ha venido acompañada de una bajada del número de compañías que cotizan por encima de su media de 50 sesiones y ahora son ya menos de la mitad (45,6%). Igualmente, el número de las que cotizan por encima de su media de 200 sesiones hizo máximo a finales de marzo del año pasado y, más recientemente, desde mediados de agosto de este año marcha a la contra del índice. Mientras que el Value Line Geometric, que sabéis que me gusta seguir para pulsar la consistencia interna (o falta de ella) de los avances, no ha hecho un nuevo máximo desde finales de 2021.
Por su parte, el comportamiento del oro (y el de los pequeños inversores con respecto al mismo, por lo que leo por aquí) no inspira tampoco mucha confianza. Uno mira la gráfica del precio y teme que se vaya a caer de espaldas.
Pero tengo también tres convicciones a las que me atengo. (1) Mi propia ignorancia e incapacidad de pronosticar (*). (2) Que el globo puede seguir hinchándose más y más antes de estallar (**). (3) Que es imperativo mantener la disciplina inversora, guste o no guste en cada momento concreto. Y que las propias reglas solamente hay que cambiarlas en frío a posteriori, una vez reevaluada serenamente su adecuación, y no en el calor de la operativa.
(*) Soy economista y ya sabéis lo que se dice de los economistas, que pasamos la mitad del tiempo pronosticando lo que va a suceder y la otra mitad explicando por qué no sucedió lo que habíamos pronosticado.
(**) Recordemos que la famosa afirmación de Greenspan (presidente de la Reserva Federal) sobre la “exuberancia irracional” de los mercados se produjo en diciembre de 1996. En los tres años siguientes, el S&P 500 subió todavía un 98% antes de que estallase la burbuja y se iniciase la caída en el año 2000.
Saludos