Por motivos ajenos a mi voluntad se me ha hecho un poco tarde respecto al horario previsto…, pero aquí está el relato prometido (por cierto, es el último capítulo)
MEMORIAS DE UN INVERSOR (POCO) INTELIGENTE (III)
Como decía,... para finales de 2017, tras leer a Bogle y a Bernstein, me había quedado claro que mi estrategia de invertir exclusivamente en fondos “value” ibéricos carecía de un fundamento racional sólido. Y es que yo NO tenía bien definido ni siquiera mis objetivos como inversor, NO había estimado el perfil de riesgo que estaba dispuesto a aceptar, mis inversiones estaban excesivamente concentradas en una sola estrategia (“value”), en un sólo tipo de activo (renta variable), en una sola geografía (principalmente Europa), utilizaba vehículos con un coste elevado (el único aspecto de la rentabilidad futura que el inversor puede controlar con seguridad)... En fin, un sindiós.
Sin embargo, como ya dije, el descubrimiento de la insustancialidad de mi estrategia no hizo mella inmediatamente en mi comportamiento inversor... que seguía dirigido por el influjo mágico de los resultados históricos recientes que los fondos “values” ibéricos tenían acumulados.
Pero claro, si la clave de bóveda de mi comportamiento inversor eran esos resultados pasados, no es de extrañar que cuando los resultados comenzaron a ser, ya no mediocres, sino francamente inferiores a los de los índices (sobre todo el MSCI World), mi fe empezara, por fin, a resquebrajarse. Y fue a partir de ese momento cuando, poco a poco, la “información relevante pero incómoda” fruto de lecturas que se hallaba en las profundidades de mi cerebro comenzó a aflorar y cuando, lentamente, empecé a recorrer algunas de las etapas típicas del duelo: negación (“es una mala racha pero volverán a ser lo que eran”), ira (el chigrero creo que se ha quedado estancado ahí 😜), depresión (empecé a aceptar que yo era el que había sido un “poco imbécil”) y aceptación (comencé a explorar como redirigir mis inversiones hacia nuevas estrategias algo más racionales y mucho más conscientes).
Afortunadamente, no obstante, tenía claro que no era cuestión de salir huyendo despavorido de mis fondos de inversión en uno de sus momentos menos afortunados de resultados… Tocaba, pues, ser paciente, investigar opciones, definir una estrategia racional adaptada a mis características e ir diversificando la salida de mi estrategia pasada a lo largo de un prolongado periodo de tiempo (de hecho, aún estoy en ello, tras varios años de lenta y pausada reestructuración).
Uno de los descubrimientos más importantes de este proceso de racionalización de mis inversiones fue darme cuenta que mi objetivo (por edad, por carácter y por las peculiaridades de mi situación) se limitaba a la simple preservación del capital. “Todos queremos más” pero yo…, sin embargo, he ido concluyendo (y que nadie piense que soy rico) que “no estoy dispuesto a poner en riesgo lo que quizás pueda necesitar para intentar obtener lo que estoy seguro que no necesito”... A consecuencia de ello, buena parte de mis inversiones han terminado en estrategias defensivas como la Cartera Permanente. Por la misma razón, otra parte significativa de mis inversiones estoy considerando colocarla en una estrategia Bogle muy defensiva (30% renta variable diversificada y 70% renta fija diversificada) y/o en una estrategia multi-assets conservadora que me ha diseñado
@moclano y que tengo bajo estudio… También, es probable, que termine dejando una pequeña parte (menos de 10%) en fondos activos de coste limitado que compruebo que tienen un rendimiento algo descorrelacionado respecto al índice mundial (uno de ellos, por cierto, podría ser Cobas) y que constituirán la parte permanentemente “irracional e imbécil” de mis inversiones (algo así como un homenaje estúpido a mi propio pasado… aunque, está vez la exposición será pequeña y, sobre todo, muy consciente).
Importante: las estrategias mencionadas en el último párrafo no son en absoluto perfectas, no las recomiendo (lo digo en serio) y, en todo caso, se ajustan a las peculiaridades de mi ser y de mis circunstancias (o eso creo 😜) que, con toda probabilidad, serán distintas de las suyas. Para desincentivarles un poco más les diré que mi Cartera Permanente lleva perdido desde enero un 8,43% (queda claro, ¿No?). Lean, investiguen y encuentren las estrategias que mejor se adecúan a sus objetivos y circunstancias
Pero todo este proceso de cambio hacia lo que pienso que es un planteamiento más racional de mis inversiones descansa también en una serie de convicciones a priori que son imprescindibles para su éxito a largo plazo... y la más importante de todas es la creencia en que la economía mundial siga creciendo (como ha sido una constante bastante regular durante los 2 últimos siglos). Pues bien, una serie de lecturas a lo largo del último año y medio ha comenzado a hacerme dudar seriamente de ello y por eso necesito conocer la opinión de Valentín, al que interrogaré (si se deja) mañana.
Saludos
Posdata 2: Dejo el enlace del episodio anterior