Quiero entender que lo que trata de explicar Youbank es que las cosas no tienen por qué ser siempre fijas. Siempre las mismas reglas sin posibilidad de cambiarlas y siempre beneficiando a los mismos.
Estoy de acuerdo en que al banco se va a pedir financiación y está en su derecho de negártelo, pero desde el mismo momento en que te acepta como deudor, debe de ser el propio banco el que te informe de las posibilidades de devolución que tiene y de poder negociar con él, cómo hacerlo.
No es tan descabellado, aquí no se pide que te regalen el dinero si no que el producto que adquieres se ajuste a tus necesidades, no a las necesidades de quien te lo vende.
Al fin y al cabo vas a pagarle una buena suma de dinero a lo largo de muchos años.
Desde mi humilde opinión, creo que el futuro es individualizar cada cliente en función de sus necesidades. Si yo voy a un concesionario de coches y quiero uno con el tapón de la gasolina de color rosa o el motor de una Vespa, pues lo quiero. ¿Cuál es el problema? ¿Acaso hoy en día, no se puede escoger el color de los ojos, pelo o piel de tu propio hijo?
Lo siento por el tocho pero hay una fabula que resume muy bien lo que quiero dar a entender (espero que youbank también, si no vaya pifia!) y es la de los monos y los plátanos:
Un grupo de científicos encerró a cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de plátanos.
Cuando uno de los monos subía la escalera para agarrar los plátanos los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que se quedaban en el suelo.
Pasado algún tiempo, los monos aprendieron la relación entre la escalera y el agua, de modo que cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo molían a palos.
Después de haberse repetido varias veces la experiencia, ningún mono osaba subir la escalera, a pesar de la tentación de los plátanos.
Entonces, los científicos sustituyeron a uno de los monos por otro nuevo.
Lo primero que hizo el mono novato nada más ver los plátanos fue subir la escalera. Los otros, rápidamente, le bajaron y le pegaron antes de que saliera el agua fría sobre ellos.
Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo nunca más subió por la escalera.
Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo con el que entró en su lugar.
El primer sustituido participó con especial entusiasmo en la paliza al nuevo.
Un tercero fue cambiado, y se repitió el suceso.
El cuarto, y finalmente el quinto de los monos originales fueron sustituidos también por otros nuevos.
Los científicos se quedaron con un grupo de cinco monos que, a pesar de no haber recibido nunca una ducha de agua fría, continuaban golpeando a aquél que intentaba llegar hasta los plátanos.
Si fuera posible preguntar a alguno de ellos por qué pegaban con tanto ímpetu al que subía a por los plátanos, con certeza ésta sería la respuesta: «No lo sé. Aquí, las cosas siempre se han hecho así».
Pues por eso una buena parte de la gente acepta las reglas sin preguntarse y son oprimidos sin más...
Saludos.