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La educación femenina y la mujer en el ámbito cultural.
El sistema educativo instaurado durante el franquismo tuvo como objetivo inculcar los nuevos valores del régimen y definir el ámbito de actuación de cada uno. Por lo que se trataba de un sistema que estableció una educación separada (por motivos morales) y con conocimientos diferenciados.
Igualmente, fue un sistema que estuvo fomentado por la Iglesia con congregaciones como Hija de María y controlada por la Sección Femenina. Esta última, colaboró en la redacción del decreto de 1939, por el cual se hacía obligatoria la asignatura Ciencia Doméstica para todas las niñas (a partir de 1941 bajo el título de “Enseñanzas de hogar”). Y también, colaboró en la orden de 1944, mediante la cual se obligaba a realizar un examen de hogar a aquellas jóvenes que quisieran obtener un título universitario, permiso de conducir y pasaporte.
Por tanto la educación quedó estructurada y planificada de la siguiente forma:
Niñas: Su educación se orientó a la preparación para la vida en el hogar, ser la perfecta esposa y para ello se las va recordar y educar siempre las cualidades propias de lo femenino: la modestia, obediencia., recato…Así, en los centros de la Sección Femenina se impartía un plan de estudios compuesto por las siguientes materias: Formación Religiosa (Dogma, Moral, Liturgia),Formación Política (Historia de la Falange, Doctrina Política y Económica de la falange, Formación Doméstica (Pedagogía Familiar, Economía Doméstica, Cocina, Corte y Confección…),Música (Coros y Danzas) y Gimnasia
Todas ellas, destinadas a enseñar a llevar un hogar y desempeñar bien su futura profesión de esposa y madre.
Niños: aparte de dar las asignaturas básicas, se les preparaba para que en el futuro fueran hombres valientes y fuertes para estar al servicio de la patria. Por eso también se le daba especial atención a la formación militar.
“…La mujer tiene obligación de saber todo lo que podríamos llamar parte femenina de la vida; la ciencia doméstica es quizá su “bachillerato”. Un arquitecto no puede ser bueno si no dibuja bien; un ingeniero, sin conocimiento de matemáticas sería un fracaso; lo mismo sucede con las mujeres: su base fundamental es la casa; guisar, planchar zurcir, etcétera, son otros tantos problemas que, en un momento dado, deberá resolver; por tanto, debe capacitarse para ello…”. (Sección Femenina y de las J.O.N.S. Enciclopedia Elemental, 1957. Extraído de “He aquí la esclava del Señor”, Luis Otero.
En lo que se refiere a la educación media y superior, no estaba cerrada a las jóvenes pero sí que existían diversas dificultades, pues no estaba bien visto que una joven se centrase en los estudios porque descuidaba una de sus principales funciones la de formar una familia, ser esposa y madre. Es más ese tipo de joven era vista como la antimujer y en algunos casos era ridiculizada.
Así lo manifestaba en 1942 Pemartín, director general de enseñanza Media y Superior: “…Mi opinión es la de que debe alejarse a la mujer de la Universidad, quiero decir que el sitio de la mujer, a mi juicio, es el hogar…” O en 1948 en ¡Muchacha Emilio Enciso Viana :“…Debe terminarse con esa lacra tan corriente de muchachas que han obtenido el grado de matrícula de honor y no saben coser su propio vestido cuando se rompe…”
Por otro lado, también hay que hablar de los docentes, los cuales eran del mismo sexo que el alumnado y cuya formación era diferente. Por ejemplo en 1945 se creó El Instituto de Enseñanzas Profesionales de la Mujer, con el objetivo de formar al profesorado encargado de impartir las enseñanzas profesionales femeninas.
Con el tiempo, a mediados de los 50, se inició un periodo de cierto aperturismo que se reflejo en varias medidas:
-En 1953, el Ministro de Educación Joaquín Ruiz emitió una ley sobre ordenación de la enseñanza media, la cual intentó acabar con las limitaciones educativas de la ley de 1938 que establecía una educación separada por sexos.
-En 1957, mediante un decreto se creó La Escuela del Hogar y Profesional de la Mujer, una institución de formación profesional industrial de la mujer que buscaba introducir al sexo femenino en este sector.
Por otra parte hay que decir que durante el franquismo el mundo cultural no estuvo totalmente vetado para el sexo femenino, pues fueron varias las mujeres las que destacaron en el mundo de la cultura y muchas de ellas contaron con el reconocimiento del público y de la crítica. Así destacaron entre otras: Carmen Laforet con “Nada”, Ana María Matute con la trilogía “Los Mercaderes”, Carmen Martín Gaite con “Entre Visillos”…
La mujer en la familia.
Con la instauración del régimen franquista se introdujo una familia de carácter tradicional en la que dominaban los valores de autoridad patriarcal, adaptándose a la política impuesta por la Dictadura y la Iglesia.
Este tipo de familia se organizaba jerárquicamente, el hombre era la autoridad indiscutible por ley natural y la situación de la mujer era dependencia/sometimiento. Tanto que necesitaba la autorización del hombre para realizar cualquier movimiento, como pedir un préstamo al banco.
Igualmente, dentro de esta cada miembro tenía sus funciones y sus papales muy bien definidos. Mientras que el hombre era que trabajaba y llevaba el dinero a casa, la mujer era la que se ocupaba de que la casa estuviera perfecta, la que cuidaba a los hijos y una de sus principales funciones era la maternidad.
Así lo manifestaba en 1939 el médico y jesuita Federico Arvesu en La virilidad y sus fundamentos sexuales: “…Mientras que en la mujer absolutamente todo su ser está conformado para su función maternal- amplias caderas, blando regazo, ternura sin igual- en el hombre todo organismo está conformado para la actuación social- enérgico desarrollo de músculos y huesos, capacidad intelectual, espíritu de lucha y conquista-. La vida activa de la mujer está dedicada prácticamente toda, tal como naturaleza lo ordena, a la maternidad. La del hombre, toda, prácticamente, a la actuación social. Podríamos decir que el organismo de la mujer está puesto al servicio de un matriz mientras que el organismo del hombre se dispone para el servicio de un cerebro…”
Por tanto, la familia se articulaba en torno al matrimonio católico y aquellas parejas que no estaban casadas eran mal vistas por la sociedad y la Iglesia, pues estaban viviendo en pecado. Es más, el divorcio fue prohibido y muchas parejas que se habían divorciado durante La II República, volvieron a estar casadas.
Por otro lado, durante el franquismo se promulgaron toda una serie de medidas para solucionar el aumento de mortalidad y el descenso de natalidad. Así destacó: el aumento de nupcialidad, el aumento de matrimonios jóvenes, la lucha contra el aborto, la protección de las familias numerosas…
En definitiva, con el tiempo el concepto de mujer fue variando algo a medida que el régimen de Franco fue evolucionado. Así, a mediados de los 50 coincidiendo con el desarrollo económico, esa estructura social impuesta en los primeros años del franquismo empezó a cambiar algo, mediante diversas iniciativas y decretos. Como:
- Decreto del 8 de mayo de 1947, queda establecido el derecho de “voto” de la mujer.
- En 1953 se fundó la Asociación de mujeres universitarias
- En 1961, la les de Derechos políticos, profesionales y de trabajo de la mujer, fue redactada por la Sección Femenina y presentada a las cortes por Pilar Primo de Rivera. Esta establecía la igualdad de las mujeres en el ámbito laboral, pero con algunas excepciones.
Pero a pesar de esta apertura, la posición de la mujer siguió siendo desigual respecto al hombre y habría que esperar al fin de la dictadura para empezar a ver una verdadera emancipación de la mujer respecto del hombre.
Rocío Rivas Martínez
http://www.anthropologies.es/la-mujer-durante-el-franquismo/