#4141
Re: El CoronaVirus y su gestión
Tiene buena intención, al parecer, personalmente podría compartir algunos de sus argumentos y razonamientos. Pero... En la tesis principal: DISCREPO
La tesis principal es la mentira, por parte de nuestras autoridades sanitarias, sea en su forma directa (decir algo que es falso o inexistente), sea indirecta (no exponer o explicar todos los datos y evidencias que les conducen a determinadas decisiones), sea circunstancial (salirse por los cerros de Úbeda, mezclar churras con merinas, etc. etc.).
Alega el ponente que dado lo novedoso de la situación, cualquier medida tomada sería razonable, aceptable o incluso válida, si fuese acompañado de la verdad de los hechos y razones conocidas (ordenamos esto o lo otro, aunque no sepamos realmente si sirve o no sirve).
Y aquí viene mi discrepancia.
Las medidas pueden ser adecuadas, inadecuadas o nulas (inútiles).
.- Las medidas adecuadas, si funcionan, se justifican por sí mismas, sin necesidad de verdad o sinceridad política previa. Se agradece la honestidad, pero en este caso no sería para nada una condición necesaria.
.- Las medidas inadecuadas, que van a causar más mal que bien, quizás sí justifican eso de las "mentiras piadosas", el "control de daños", "no quemar las naves antes de tiempo...", y todo eso. Una medida inadecuada, con firma y rúbrica, quema al "abajofirmante". No solo hay que pensar en el hoy inmediato, sino también en el mañana que vendrá. Por posibilismo pragmático, el uso de la mentira política, cuando existe el riesgo elevado de tomar medidas claramente inadecuadas, perjudiciales por tanto, está justificado.
.- Las medidas inútiles, sin efecto por sí mismas, pueden llegar a ser incluso parcialmente beneficiosas, o parcialmente perjudiciales, dependiendo de la puesta en escena. Es el conocido efecto placebo (algo que por si mismo tiene efecto terapéutico nulo, pero que administrado con una adecuada puesta en escena, y en un marco de adecuadas creencias, causa un significativo y señalado efecto positivo). Se contrapone al efecto nocebo (Idem, pero que ni es escenificado con convicción, ni es creído, causando daño o efecto negativo, sin que realmente tenga potencial material para ello).
Muchas de las medidas tomadas y propuestas, claramente inútiles desde un somero análisis racional han podido tener incluso un efecto positivo por haberlas vestido adecuadamente de "consejo de los expertos", o "consenso científico". Si se llega a decir la verdad, es previsible que aunque leve, hubiesen tenido un efecto nocebo.
Mi análisis personal de la situación es que ha sido y es un dilema: Ser sinceros, honestos y transparentes, y asumir que realmente no se puede hacer nada (nada "forzoso" o "quasi-forzoso"); o tomar medidas (las que sean), y necesariamente tener que conjugarlas sistemáticamente con la mentira.
La tesis principal es la mentira, por parte de nuestras autoridades sanitarias, sea en su forma directa (decir algo que es falso o inexistente), sea indirecta (no exponer o explicar todos los datos y evidencias que les conducen a determinadas decisiones), sea circunstancial (salirse por los cerros de Úbeda, mezclar churras con merinas, etc. etc.).
Alega el ponente que dado lo novedoso de la situación, cualquier medida tomada sería razonable, aceptable o incluso válida, si fuese acompañado de la verdad de los hechos y razones conocidas (ordenamos esto o lo otro, aunque no sepamos realmente si sirve o no sirve).
Y aquí viene mi discrepancia.
Las medidas pueden ser adecuadas, inadecuadas o nulas (inútiles).
.- Las medidas adecuadas, si funcionan, se justifican por sí mismas, sin necesidad de verdad o sinceridad política previa. Se agradece la honestidad, pero en este caso no sería para nada una condición necesaria.
.- Las medidas inadecuadas, que van a causar más mal que bien, quizás sí justifican eso de las "mentiras piadosas", el "control de daños", "no quemar las naves antes de tiempo...", y todo eso. Una medida inadecuada, con firma y rúbrica, quema al "abajofirmante". No solo hay que pensar en el hoy inmediato, sino también en el mañana que vendrá. Por posibilismo pragmático, el uso de la mentira política, cuando existe el riesgo elevado de tomar medidas claramente inadecuadas, perjudiciales por tanto, está justificado.
.- Las medidas inútiles, sin efecto por sí mismas, pueden llegar a ser incluso parcialmente beneficiosas, o parcialmente perjudiciales, dependiendo de la puesta en escena. Es el conocido efecto placebo (algo que por si mismo tiene efecto terapéutico nulo, pero que administrado con una adecuada puesta en escena, y en un marco de adecuadas creencias, causa un significativo y señalado efecto positivo). Se contrapone al efecto nocebo (Idem, pero que ni es escenificado con convicción, ni es creído, causando daño o efecto negativo, sin que realmente tenga potencial material para ello).
Muchas de las medidas tomadas y propuestas, claramente inútiles desde un somero análisis racional han podido tener incluso un efecto positivo por haberlas vestido adecuadamente de "consejo de los expertos", o "consenso científico". Si se llega a decir la verdad, es previsible que aunque leve, hubiesen tenido un efecto nocebo.
Mi análisis personal de la situación es que ha sido y es un dilema: Ser sinceros, honestos y transparentes, y asumir que realmente no se puede hacer nada (nada "forzoso" o "quasi-forzoso"); o tomar medidas (las que sean), y necesariamente tener que conjugarlas sistemáticamente con la mentira.
la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!