Los inversores bajistas dan por satisfecha su apuesta contra las acciones de Grifols. Por primera vez desde el ataque de Gotham City Research, ocurrido a comienzos de enero, la farmacéutica catalana
ya no cuenta con posiciones cortas significativas en su capital, como demostraron este lunes los registros de la
Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Es un respiro en medio de la incertidumbre sobre la opa que planea lanzar el fondo Brookfield junto a la familia fundadora. Tras casi once meses de crisis bursátil, parece que los fondos bajistas han dejado de percibir vulnerabilidad. Especialmente al observar que
la cotización de Grifols no cae por debajo de los 9 euros desde finales de agosto. Aunque es importante señalar que estos inversores solo están obligados a informar a la CNMV
cuando su participación supera el 0,5% del capital, por lo que pueden existir posiciones cortas por debajo de ese porcentaje y que no aparezcan en los registros del regulador. Para el lector menos familiarizado con los conceptos bursátiles, conviene explicar que
tomar posiciones cortas implica apostar en contra del valor. La operativa es la siguiente: un inversor pide al mercado acciones prestadas para venderlas al precio vigente, con el objetivo de comprarlas posteriormente a un precio inferior y, al devolverlas, quedarse con la diferencia como ganancia. Es un movimiento arriesgado, ya que, si el precio sube, perderá dinero. En lugar de ver cómo la cotización de Grifols se desplomaba para sacar provecho, los bajistas han observado que ha mantenido el tipo durante los últimos dos meses, oscilando entre los 9 y los 10 euros. Esto podría explicarse por la expectativa en el mercado sobre si finalmente prosperará
esa opa que está considerando Brookfield. De concretarse, el fondo australiano
planea pagar cerca de 12 euros por acción, lo que representa una revalorización del 20% respecto al precio actual. De salir adelante, el fondo australiano planea abonar cerca de 12 euros por acción, lo que supone una revalorización del 22% A las acciones del gigante de los hemoderivados apenas le afectan las informaciones que revelan los problemas para cerrar esa operación. Precisamente, El Confidencial publicaba este lunes que
Brookfield vuelve a retrasar su decisión ante las dificultades para
obtener la financiación necesaria para llevar a cabo la opa, y los títulos retrocedieron un 2,39%, hasta los 10 euros. Ni siquiera es la caída más abultada de este mes de octubre. Es cierto que durante la jornada llegaron a dejarse un 4%, un golpe bursátil considerable para casi cualquier compañía consolidada dentro del Ibex, pero Grifols ya está acostumbrada a movimientos de este calibre. De hecho, desde que comenzó 2024, ha experimentado
caídas superiores a ese porcentaje en hasta 16 ocasiones. Para ponerlo en perspectiva, se puede utilizar el ejemplo de
Solaria, otra de las compañías más castigadas de la bolsa española durante este año, que ha registrado caídas por encima de ese nivel en siete ocasiones. Un descenso del 4% supone un considerable golpe bursátil para casi cualquier compañía, pero Grifols ya está acostumbrado Frente a esta situación,
Millennium International ha sido el último bajista en reducir sus posiciones, siguiendo los pasos de otros grandes fondos internacionales que apostaron durante meses contra Grifols para aprovechar su marcada crisis bursátil. Entre ellos han destacado AQR Capital, Marshall Wace, AKO Capital y WorldQuant; aunque el más agresivo
fue Qube Research & Technologies, que llegó a tener una apuesta bajista que superaba el 1,6% del capital de Grifols. Quien inició esta tendencia fue el propio Gotham, que la jornada previa a la difusión del informe con el que puso en duda las cuentas de Grifols afloró una posición bajista del 0,57% para venderla prácticamente en su totalidad solo un día después, obteniendo un beneficio estimado en unos 17 millones de euros. Esta operación de dudosa legalidad le ha valido la reprimenda de la CNMV, que
le ha abierto un expediente sancionador por
una posible manipulación de mercado.