El dólar en crisis y el euro imparable: la reconfiguración global comienza
El mercado ha hablado antes que la Reserva Federal. Mientras Jerome Powell intenta mantener el timón de la política monetaria en medio de la tormenta política y económica, los inversores han decidido premiar al euro y castigar al dólar. La divisa europea escala con fuerza, hasta tocar los 1,187 dólares, su nivel más alto en cuatro años, y se encamina a firmar el mejor ejercicio de su historia. El movimiento no es fruto del azar: detrás late una combinación explosiva de factores que van desde la debilidad del mercado laboral estadounidense hasta la injerencia de la Casa Blanca en los asuntos monetarios.
La Reserva Federal se prepara este miércoles para anunciar lo que el mercado ya da por descontado: el primer recorte de tipos en nueve meses. El gesto, esperado y celebrado por los operadores, supone la consolidación de una divergencia clara frente al Banco Central Europeo (BCE). Y en esa divergencia, el euro se presenta como el gran ganador. No solo porque la moneda única acumule más de un 14% de revalorización en lo que va de 2025, sino porque, por primera vez en años, el billete verde ha perdido la confianza que lo convirtió en refugio indiscutible en tiempos de turbulencias.
La paradoja es evidente. En un escenario de tipos altos, la ortodoxia financiera dictaría un dólar fuerte. Pero esta ha saltado por los aires desde que Donald Trump reconfiguró el tablero económico. Los ataques a la independencia de la Fed, el aumento del déficit fiscal y la incertidumbre comercial han roto las reglas clásicas del mercado de divisas. En su lugar, la desconfianza campa a sus anchas y empuja a los inversores hacia el euro, blindándose frente a la erosión de una divisa estadounidense debilitada desde dentro.
De acuerdo con el diario
El País, los analistas no ocultan su preocupación. Goldman Sachs advierte de que el dólar está “sobrevalorado” y prevé que el euro alcance pronto los 1,20 dólares. Deutsche Bank va más allá y detecta una reducción “sin precedentes” de la exposición extranjera al dólar. Lo llamativo no es solo la velocidad de la devaluación, sino la falta de consenso en el seno de la propia Fed, donde los gobernadores designados por Trump presionan por recortes más agresivos. El nombramiento de Stephen Miran, un defensor declarado de una moneda débil, no hace sino reforzar la idea de que la independencia del banco central está bajo asedio.
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