Aún no termina el feroz estira y afloja entre gobierno y legisladores por la aprobación de un nuevo aumento al techo de la deuda de Estados Unidos, pero ya se desató la preocupación por las consecuencias negativas que ese enfrentamiento podría acarrearle a los mercados financieros.
Primero habrá que preguntarnos si es posible que el país vecino caiga en default, ¡vaya!, que deje de cumplir sus obligaciones de pago. Para algunos expertos, la amenaza del techo de la deuda no debería ser tan alarmante, pues no hay duda de que la Casa Blanca priorizará los pagos de la deuda y evitará el impago de la deuda soberana (salvo algún percance, claro).
Entre los preocupados, anote a los especialistas liderados por Dominic Wilson, a la cabeza del influyente Goldman Sachs, cuya perspectiva central es que legisladores estadounidenses hagan algún tipo de compromiso antes de la fecha límite, pues alertan que –en caso contrario– los mercados financieros afrontarían los mayores riesgos desde al menos 2011.
Un apocalipsis financiero, pues.
La incertidumbre sobre cuándo se producirá un posible impacto en los mercados financieros es el principal motivo de intranquilidad para diversos jugadores, incluido ese banco de inversiones, que ha señalado que cualquier cobertura que se haga para protegerse deberá ser monetizada rápidamente, ya que el retraso en los pagos del gobierno de EU podría generar una fuerte reacción en los mercados.
Según las simulaciones de Goldman Sachs, un posible descenso en las expectativas de crecimiento de la economía estadounidense podría generar una caída en los mercados de renta variable, crédito y bonos, así como un aumento en el VIX, el índice de volatilidad en tiempo real del Chicago Board Options Exchange (CBOE).
Las acciones cíclicas, incluyendo a los bancos, podrían sufrir más que otros índices importantes en Estados Unidos.
El efecto Europa
Goldman Sachs también le ha comentado a sus clientes que la crisis de deuda en Europa en 2011 afectó a los mercados de EU durante un periodo relativamente corto, del 22 de julio al 10 de agosto, y que en el caso presente podrían darse circunstancias similares.
Otro elemento negativo es que en Estados Unidos las recaudaciones fiscales débiles en abril sugieren una mayor probabilidad de que el plazo límite del techo de la deuda se alcance en la primera mitad de junio. En un principio se proyectaba que el Tesoro estadounidense podría operar sin un aumento del techo de la deuda hasta principios de agosto o incluso septiembre.
Pese a que los datos son aún muy preliminares, si las recaudaciones fiscales continúan por debajo de lo esperado es muy probable que se alcance el límite de la deuda mucho antes de lo previsto. Es decir que los mercados de riesgo (divisas emergentes y sus bolsas de valores, criptomonedas, etc.) están en peligro inminente.
La probabilidad de que el plazo límite sea a finales de julio es ligeramente mayor a que se adelante a principios de junio, aunque la situación podría cambiar fácilmente, estima Goldman Sachs.
Robin Wigglesworth, columnista de The Financial Times, comenta que los mercados financieros aún no parecen reflejar los riesgos del techo de la deuda, con excepción de los “spreads” (o diferencia entre los precios de compra y de venta de un activo) de los Credit Default Swaps (CDS o seguros de incumplimiento de deuda) soberanos, que se han ampliado considerablemente.
En la medida en que se acerca el plazo límite de la deuda y se obtiene más información sobre las recaudaciones fiscales, se prevé que aumente el riesgo en los mercados financieros. Sin embargo, si la fecha tope se acerca rápidamente es posible que los participantes del mercado no tengan tiempo suficiente para negociar un acuerdo y que se necesite una extensión a corto plazo.
El economista de Goldman Sachs Jan Hatzius destaca que se sabrá un poco más de esta situación cuando se publiquen más datos sobre el pago de impuestos a finales de abril. Pero el punto es que la probabilidad de que el plazo límite del techo de la deuda se adelante a principios de junio aumenta la preocupación en los inversionistas. Y con razón.
Preocupación en Reino Unido
Del otro lado del Atlántico, los mercados de valores también experimentan caídas ante preocupaciones por la elevada tasa de inflación de dos dígitos en marzo, del 10.1 por ciento anual en Reino Unido, cifra que superó la proyección consensuada de los economistas del 9.8 por ciento.
Como puede ver, la mesa está más que puesta para un resto del año muy volátil en un mundo adicto a la deuda y a la emisión monetaria que no puede detenerse. En este escenario, todavía hay quien duda de si debería estar invirtiendo en oro contante y sonante. Increíble, pero cierto. Algo debería decirles a esos inversores que el rey de los metales lleve acumulados más días que nunca en su historia por encima de los 2,000 dólares la onza.
Fuente: Guillermo Barba