Aprovecho para compartiros lo que me respondieron por email desde Laminar al preguntarles por el tema del médico australiano que se "recuperó" de un glioblastoma.
El médico australiano utilizó una terapia experimental conocida como CAR-T, y no es que haya conseguido recuperarse (ojalá sea así), simplemente de momento no se observa progresión del tumor tras la cirugía, pero ellos mismos indican que las posibilidades de una cura son “minúsculas”. Todavía no han pasado 12 meses y es algo que no se aleja de las curvas de progresión que el tumor no progrese en ese tiempo.
En la terapia CAR-T se utilizan tus propias células del sistema inmune para luchar contra el tumor, a las cuales se les inserta un gen (diferente para cada terapia) que codifica para un receptor que reconoce un antígeno específico y único que tengan las células del tumor en cuestión, para que sea el sistema inmune el que luche contra el tumor.
A pesar de esto, es importante remarcar que es una terapia personalizada, es decir, individual y única para cada paciente, lo que implica que los costes son elevados, el procedimiento complicado, y el hecho de imaginar poder tratar a todos y cada uno de los pacientes con este tipo de terapias, aunque prometedor, es difícil, especialmente si lo comparas con un tratamiento con una molécula que pueda distribuirse mundialmente sin mayores procedimientos asociados. Por esto, hoy en día, este tipo de terapias no representan una competencia para LAM561.
Sin embargo, deseamos que estas terapias en glioblastoma puedan funcionar tan bien como lo están haciendo en otro tipo de tumores puesto que cualquier beneficio para los pacientes es algo que nos alegra enormemente, dejando a un lado totalmente cualquier posible competencia que pueda significar: pacientes primero siempre.