Buenas tardes.
La de guerra que puede llegar a dar el panecillo de una hamburguesa Big Mac. Y si no, que se lo digan a Francisco García Paramés, el gestor de fondos más famoso de España y máximo accionista de Aryzta (la multinacional suiza que fabrica los mencionados panecillos) a través de los fondos de su gestora Cobas Asset Managment.
La firma propiedad de Paramés y su mujer apostó en varios de sus fondos (Cobas Selección, Cobas Internacional...) por tomar una participación relevante en Aryzta. Durante muchos trimestres, fue la primera inversión de varios de estos vehículos, llegando a pesar cerca del 10% de la cartera internacional de Cobas. Esta inversión, no obstante, ha sido un auténtico quebradero de cabeza para Paramés y los partícipes de sus fondos.
Desde que Cobas entró en el capital, la depreciación de las acciones de Aryzta ha sido superior al 90%. Hace tres años se puso en marcha un ambicioso programa para reflotar la compañía, con desinversiones y cancelación anticipada de su abultada deuda. Pero ha sido un fracaso, y el presidente del fabricante de panes y bollos, Gary McGann, ha aceptado dejar el cargo.
Cobas, junto a la firma activista suiza Veraison, controlan cerca del 20% del capital de Aryzta, pero el consejo de administración está poco receptivo a su opinión. La semana pasada, el consejo propuso a Andreas G. Schmid como nuevo presidente, a lo que se han opuesto frontalmente Veraison y Paramés, que quieren en ese puesto a Urs Jordi (que fue responsable de Aryzta para Europa entre 2010 y 2013).
El debate de fondo es qué hacer con una compañía que no para de perder valor. El consejo actual sería más proclive a buscar la venta completa de la empresa a un competidor, mientras que los máximos accionistas creen que puede reestructurarse y volver a generar valor de forma independiente.
Las dos alternativas para el grupo
Venta. El actual presidente, Gary McGann, se ha reunido en los últimos meses con varios competidores de Aryzta para sondear la posible absorción de la firma. Uno de los mayores problemas es el alto volumen de deuda. McGann se ha comprometido a dimitir salvo que llegue a aprobarse una operación de venta.
Reestructuración. Los máximos accionistas de Aryzta, la firma Veraison y Cobas AM, son más partidarios de buscar una reestructuración de los activos del grupo. El año pasado Aryzta vendió el 43% de congelados Picard por 156 millones. También se deshizo en 2018 de Signatures Flatbread por 35 millones. Con más ventas de activos no estratégicos creen que se podría poner en valor de nuevo el grupo.
Crecimiento meteórico
Aryzta tiene su origen en una cooperativa agrícola de Irlanda, fundada en 1897. La firma fue creciendo hasta salir a Bolsa en Dublín un siglo después. En agosto de 2008 se fusionó con la suiza Hiestand (con lo que empezó también a cotizar en Suiza, donde actualmente está su sede), e inició una carrera de adquisiciones en Europa y Estados Unidos. El crecimiento fue acompañado de un fuerte aumento de su deuda.
El grupo es dueño de la marca de bollería Cuisine de France, y también produce panes precongelados para Lidl, Aldi, Tesco o Walmart.
El año pasado facturó 3.383 millones, gracias a las 53 fábricas de panes y bollos que tiene repartidas en 29 países. Su deuda neta es de 1.473 millones de euros, siete veces más que su ebitda.
Cuando Paramés entró en Aryzta en 2017, las acciones cotizaban a unos 6 francos suizos. Parecía una oportunidad de oro, teniendo en cuenta que habían llegado a valer el triple en 2014. Sin embargo, ahora cotizan por debajo de los 0,6 francos por título.
Uno de los momentos más duros para el gestor fue cuando en 2018 Aryzta realizó una ampliación de capital por 740 millones que provocó una enorme dilución para los anteriores accionistas. Paramés llegó a viajar a Suiza para defender un plan alternativo.
Este año, el fabricante de pan celebrará una junta extraordinaria de accionistas el 16 de septiembre, en la que se elegirá el nuevo presidente. Habrá que ver si Paramés vuelve a tener que viajar a Suiza.
Un saludo!