Lo que debes decidir en primer lugar son los porcentajes de RV y RF de tu cartera, en función de tu horizonte temporal, tu aversión al riesgo y tus circunstancias personales.
Hecho eso, y si tu decisión es indexarte -la decisión más sensata posible, bajo mi punto de vista, refrendado en todo caso por la estadística histórica-, debes decidir a qué mercados quieres indexarte. La distribución más ortodoxa es 80% MSCI World, 10% Emergentes y 10% Small Caps de mercados desarrollados.
Luego, se elige gestora, en función de los costes, la fiabilidad o la confianza que a uno le dé: Vanguard, Ishares o Fidelity, tanto da. Yo prefiero la primera, aunque sea un poco más cara, pero es poco significativo y tiene un intangible, si se quiere emocional por Bogle y su estructura societaria, del que las otras dos carecen.
Y finalmente se elige el comercializador, con criterios similares a los anteriores. En España, MyInvestor no cobra comisión adicional de custodia y para la actividad que una cartera indexada precisa su funcionamiento es correcto, aunque esto quizá sea una opinión impopular.
Respecto a la RF, que quedó olvidada en el primer párrafo, habría más tela que cortar, pero sería una decisión secundaria respecto a las anteriores.
Luego, no obstante, queda la parte más complicada: seguir el camino sin tomar malas decisiones. Lo único que debe hacerse es aportar regularmente, en los porcentajes anteriores, ocurra lo que ocurra, y rebalancear cuando las ponderaciones previstas se desvíen.