El déficit y las deudas forzaban una política de austeridad. Desgraciadamente, el camino elegido por los gobiernos para el saneamiento de las cuentas públicas no se ha basado en reducir los “michelines” del Estado, es decir, los gastos improductivos, las duplicidades, los “cargos de confianza”, el senado, etc...
Imaginemos que en un mercado entra a comprar lo que entre “brókers” se denomina una “mano fuerte”. Imaginemos que, además, anuncia lo que va a comprar (eso ya es mucho menos habitual). E imaginemos finalmente que esa mano fuerte es la más fuerte que puede haber – un banco central – y que, además, no sólo te dice lo que va a comprar, sino que también te dice lo que NO va a compra