En los mercados lo que debe darnos miedo es la ausencia de miedo. De hecho, las crisis y las explosiones de las burbujas suelen producirse cuando nadie las anuncia.
En España los asesores financieros y gestores de carteras no suelen mojarse haciendo predicciones. Para qué, si el 90 % se limita a imitar la composición de los índices de referencia. Ni realizan o aconsejan cobertura en las caídas ni comprar ante las posibles subidas. En Estados Unidos gestores...
Un nuevo ejemplo de algo en lo que el consenso ha sido unánime y, de nuevo, ha fallado estrepitosamente: la —supuesta— recesión en EE. UU. Solo unos pocos nos atrevimos a ponerlo en duda. En nuestro caso, porque si se están inyectando billones de dólares vía gasto público, es muy difícil que se...
Otro de los motivos por los que la mayoría de los economistas han fallado en su predicción sobre cuál sería el crecimiento económico en EE. UU. ha sido no valorar la enorme cantidad de dinero que ha entregado el gobierno a los particulares, para que hicieran frente al confinamiento y para que no...
No sabemos por qué la Reserva Federal ha entrado en ese bucle de amenazas sobre subidas de tipos justo cuando la inflación está bajando y los indicadores adelantados muestran que es una tendencia bastante clara.
Si existe una consecuencia clara de la invasión de Ucrania es que la inflación será mayor que la prevista antes de la guerra. Ya ni siquiera Christine Lagarde habla de inflación temporal, sino todo lo contrario. la esperanza es que al menos no sea tan alta como la que tenemos ahora mismo.
El miedo a una crisis ha sido utilizado en los últimos años por muchos asesores como gancho para tratar de captar nuevos clientes.
A principio de año les dije que 2017 se iba a mover a ritmo de Donald Trump. Y de política europea, directa o indirectamente. Y ya ven: desde el peso mejicano, pasando por las farmacéuticas en EE.UU. a la libra en el Reino Unido.
La estrategia financiera es como la militar: se establece en base a la información de que se dispone. Pero los buenos generales no sólo contemplan la opción más probable, sino todas las posibles acciones y reacciones del enemigo.
Al inicio del año dije que la característica sería la volatilidad ¿Se acuerdan de aquel post de primeros de año que se llamaba “2016 El año del Trader”? Pues a este paso va a ser “la década del Trader”. Trump no se va a cargar el sistema económico norteamericano, pero va a generar mucha tensión política.
Aunque la tragedia griega no ha finalizado, si es cierto que esta “temporada” de la “serie” está acabando. Tal y como escribí en otro medio, la temporada acababa si o si el 20 de este mes. Se puede dejar de pagar al FMI – con el permiso de EE.UU. -, pero no a la empresa que te pone el riñón artificial, que en este caso no es otra que el Banco Central Europeo (BCE)
Cuando los políticos no quieren hablar de un tema determinado dicen que “no toca”. A mi en general no me “toca” hablar de política, sino de mercados. Pero conocidos los resultados de las elecciones municipales y autonómicas desgraciadamente me va a tocar. Porque, nos guste o no, va a influir en lo que haga la bolsa española en los próximos meses.
A veces magnificamos las capacidades de los bancos centrales. Y, nos guste o no, el que manda es el mercado. Una cosa es que la decisión del BCE de comprar 60.000 millones de euros al mes en bonos europeos sea ponerles el viento a favor, y otra, considerarla una red de protección como la del circo.
Imaginemos que en un mercado entra a comprar lo que entre “brókers” se denomina una “mano fuerte”. Imaginemos que, además, anuncia lo que va a comprar (eso ya es mucho menos habitual). E imaginemos finalmente que esa mano fuerte es la más fuerte que puede haber – un banco central – y que, además, no sólo te dice lo que va a comprar, sino que también te dice lo que NO va a compra
Cuando empezaron los problemas con Grecia – o más bien cuando políticos y mercados se dieron cuenta de lo que venía gestándose durante años – cometí el error de escribir que más que una tragedia parecía una telenovela. Los actores eran malísimos: ya sabemos como es la clase política europea en general y griega en particular.