El rally de alivio que experimentó Wall Street durante la jornada del miércoles, propiciado por la menor agresividad de la esperada por parte de la Reserva Federal (Fed) en su proceso de retirada de estímulos, tuvo una “muy corta duración”. Así, ayer los principales índices bursátiles estadounidenses sufrieron grandes descensos, que más que negativamente compensaron las alzas acumuladas durante el mencionado rally.
Además, arrastraron en su caída a los índices europeos, los cuales, y tal y como esperábamos, habían comenzado la jornada con fuertes alzas, siguiendo la estela dejada por Wall Street el día precedente. Al término de la jornada, estos últimos índices cerraron todos en negativo, aunque los descensos distaron mucho de asemejarse a los que sufrieron AYER los índices estadounidenses, pérdidas que situaron al Dow Jones y al S&P 500 muy cerca de sus niveles más bajos del año, mientras que el Nasdaq Composite marcó un nuevo mínimo anual (acumula un descenso del 21,3% en el año).
Resulta complicado explicar qué es lo que pudo cambiar tan bruscamente en el lapso de tiempo que va desde el miércoles por la tarde, tras la rueda de prensa del presidente de la Fed, Powell, al inicio de la sesión de AYER.
Cabe recordar que Powell descartó en su intervención que el banco central estadounidense fuera a implementar subidas de tipos de 75 puntos básicos en sus próximas reuniones, algo que temían muchos inversores y que, por ello, recibieron la “aclaración” de Powell con cierto alivio, propiciando fuertes alzas tanto en los precios de los bonos como en los de las acciones.
Lo cierto es que todo parece indicar que muchos inversores en ambos mercados, bonos y renta variable, en una aparente “segunda lectura” del resultado de la reunión de la Fed optaron AYER por las ventas y lo hicieron de forma generalizada y sin prácticamente discriminar entre unos sectores y otros.
Si bien es cierto que los valores de corte defensivo como las utilidades, los de sanidad, los de consumo básico, además de los de la energía, tuvieron AYER un comportamiento relativo “menos malo”, los 11 sectores que integran el S&P 500 terminaron el día en negativo.
Además, el hecho de que AYER los precios de los bonos sufrieran un duro castigo, lo que impulsó con fuerza al alza sus rendimientos -el del bono del Tesoro a 10 años cerró AYER por encima del 3%, a su nivel más elevado desde noviembre de 2018-, penalizó sobre todo a los valores catalogados como de crecimiento, como los tecnológicos y los de los servicios de comunicación, así como a los de consumo discrecional, que fueron “masacrados” durante la sesión.
Si bien esperamos que HOY las bolsas europeas abran a la baja, lastradas por el muy negativo comportamiento de Wall Street, esperamos que las pérdidas sean sensiblemente más moderadas a las experimentadas AYER por los índices bursátiles estadounidenses. En ese sentido, señalar que, a día de HOY, y sin tener en cuenta el “efecto divisa”, las pérdidas acumuladas por el S&P 500 en lo que va de ejercicio (-13,0%) están muy en línea con las de Eurostoxx (-13,4%) y con las del Euro Stoxx 50 (-14,0%). Así, en las últimas semanas lo que ha ocurrido es que el principal índice de la bolsa estadounidense ha perdido casi toda la ventaja comparativa que mantenía con respecto a los europeos.
Por lo demás, comentar que HOY la agenda macro del día tiene una cita muy relevante esta tarde, cuando se publiquen en EEUU las cifras de empleo no agrícola, así como la tasa de empleo, correspondientes al mes de abril. En principio se espera que los datos sigan apuntando a un mercado laboral estadounidense saludable, muy cercano al pleno empleo.
Habrá que estar muy atentos a cómo ha evolucionado en el mes la partida de ingresos medios por hora, que es un claro indicador de potenciales efectos inflacionistas de segunda ronda. En ese sentido, señalar que la inflación, como venimos reiterando en nuestros comentarios es, en nuestra opinión, la principal variable a seguir. Cuanto más tiempo tarde en moderarse, más impacto negativo va a tener en el crecimiento económico, bien directamente, lastrando la capacidad de gasto y de inversión de los particulares y de las empresas, bien indirectamente, al forzar a los bancos centrales a acelerar la retirada de sus estímulos monetarios, lo que derivará en unas condiciones de financiación más restrictivas.
Todo ello, además, seguirá viéndose reflejado en el comportamiento de los mercados, tanto de renta fija como de renta variable, en línea con lo que ya está ocurriendo en los últimos meses.
Bolsamania.