Posición de impacto
El otro día viajando en un vuelo low cost me fijaba en la pegatina del asiento de delante con las instrucciones de seguridad. La tenía tan cerca de mi nariz que casi me costaba enfocar la vista, y recordaba con nostalgia los tiempos aquellos en que recomendaban poner la cabeza entre las piernas. Con el asiento delantero tan cerca, en caso de accidente tenemos un serio problema.
Un problema similar al que tenemos en los mercados. Tras pasar por unas turbulencias tremendas de la deuda soberana europea, las azafatas han conseguido tranquilizar al pasaje de clase turista que lo peor ha pasado. Y sin embargo hay serios indicios de que el momento del choque está próximo, y un vistazo a los que van en clase business y tienen más información revela que están adoptando la posición de impacto. Algo nada tranquilizador para los que tenemos el duro respaldo del asiento de delante a dos palmos de distancia. El posible impacto es la quiebra de Grecia. Tarde o temprano tiene que llegar. Si analizamos el lenguaje de los políticos, es muy distinto del que era hace tres meses, y éste del de hace seis. Alemania endurece su posición y requiere cada vez más garantías de Grecia mientras que por primera vez parece que la troika no esté tan preocupada por alcanzar un trato como los griegos, hasta el punto de hablarse de soluciones parciales como créditos puente. Lo último es la filtración de que Grecia prepara las CAC (Cláusulas de acción colectiva), la legislación necesaria para imponer las quitas en los bonos a los inversores que no quieran participar voluntariamente en las quitas. Tras las CACs vendrá la oferta forzosa de intercambio de bonos, ello provocará que se defina como impago (quiebra) y se activen los CDS. Europa piensa que está preparada para la quiebra de Grecia, que los bancos ya están protegidos y que el nuevo LTRO (Long term refinancing operation) asegurará que los problemas de la quiebra griega no se extiendan. Por eso se le aprietan las clavijas a Grecia, se quiere que la quiebra sea decisión o fallo de ellos. Si queréis creeros que el problema está contenido adelante, pero mi opinión es que nadie puede saberlo. Hay demasiadas incógnitas, especialmente por parte de los CDS, que es un mercado que no es transparente por lo que nadie sabe lo que hay y lo que no hay. Tampoco hay manera de saber lo que los mercados harán con el resto de la deuda periférica, una vez que vean como se va a abusar de los acreedores de deuda griega, subordinándolos frente al BCE y obligándoles a tomar más pérdidas de las que les corresponde. En cualquier caso los preparativos no están pasando inadvertidos. El bono griego a un año se ha disparado y ha subido ayer más de lo que ha subido en ningún otro día, superando el 600% de interés anual. Es un indicio de que el mercado de bonos considera que la quiebra está muy cerca. Quizá se le conceda un nuevo crédito a Grecia para prolongar la agonía o quizá Grecia quiebre en el plazo de un mes, lo que está claro es que hay muchos más indicios de quiebra de lo que parecía posible en los últimos meses.
Los grandes están adoptando la posición de impacto. Los 21 primary dealers norteamericanos están aumentando sus posiciones en bonos del tesoro americano de forma masiva hasta la cantidad más grande que han tenido nunca, 102 mil millones de dólares, con un incremento de 37 mil millones en una sola semana, a pesar de que los bonos del tesoro apenas pagan interés. Están poniendo el dinero a salvo como no lo habían hecho desde finales de 2008 - principios de 2009.
Os digan lo que os digan, no es posible saber lo que va a pasar cuando Grecia quiebre. El mercado no puede descontarlo porque sencillamente no solo hay cosas al respecto que sabemos que no sabemos, como lo que va a pasar con los CDS, sino que también hay cosas que ni siquiera sabemos que no sabemos. Prácticamente lo único seguro es que habrá sorpresas, y al mercado en general no le gustan las sorpresas. Mientras nos dirigimos a los idus de marzo de Grecia, el mercado muestra una situación de posible techo, según multiples indicadores y el aumento de volatilidad reciente, algo comprensible tras la larga subida desde el 19 de diciembre hace ya dos meses. Es muy probable una corrección como mínimo hasta el nivel del 38,2% en los 1.300 del S&P500, pero tampoco se puede descartar una caída hasta el 50%, o incluso el 61,8% en los 1.265.
Más preocupante es lo sucedido con Apple el miércoles. Tras haber entrado en fase parabólica en los últimos meses, Apple se dió la vuelta con un volumen impresionante y llegó a caer un 5%, en un comportamiento muy malo. Los viejos del lugar dicen que cuando los generales retroceden el ejército entra en desbandada. Y Apple es el principal general, la compañía con mayor capitalización del mundo. Cuando observamos el comportamiento bursatil de la principal compañía del momento (antes Microsoft o Petrochina), podemos observar que cuando hay problemas atraen al capital y entran en fase de burbuja, fase que cuando termina normalmente da lugar al derrumbe del mercado. No es una buena señal lo sucedido con Apple, aunque puede que nos anticipemos.
En conjunción con todo lo comentado indicar que bajo la superficie de la aparente calma de los mercados, algo se está moviendo desde hace unos días. Desde el 6 de febrero el riesgo sistémico financiero, medido por las horquillas de los CDS de las 30 entidades sistémicas (incluídas el Santander y el BBVA) está subiendo a toda pastilla.
De momento la próxima semana deberíamos tener el final de ciclo de 5-semanas, que se ha hecho esperar más de lo habitual. Después hay indicios de que el riesgo está subiendo y de continuar al alza los mercados podrían retomar la senda bajista. Últimamente temas laborales y familiares están requiriendo mayor atención y tiempo de mi parte. Intentaré seguir colaborando en la medida de mis posibilidades. Entretanto no estaría de más que fuéramos adoptando la posición de impacto por si acaso. En este vuelo ningún capitán nos va a informar con tiempo suficiente de que debemos hacerlo.
Blog: Game over?