La operación para que Santander se haga con Banco Sabadell parece haber entrado en su estadio final y podría se que en las próximas semanas el banco cántabro haga una oferta muy a la baja, como le suelen permitir en España
La exposición de
Banco Sabadell al ataque constante de las
posiciones bajistas pone el foco en la situación que se vivió desde finales de 2016 hasta junio de 2017 con el
Banco Popular. En concreto, estos ataques al valor de la entidad catalana ya se están haciendo demasiado constantes como para no pensar que pudiera haber una
estrategia perfectamente planificada para que, finalmente, sea el
Santander quien haga una oferta a precio de derribo por el banco catalán para quedarse con su negocio y obtener importantes beneficios de cara a la
gran operación que podría estar puesta ya en marcha para la fusión con un gran banco internacional, previsiblemente el
HSBC.
Una de las posiciones bajistas que fueron muy activas en contra del valor del Popular fue
Samlyn Capital y, casualmente, en la actualidad, según los registros de la
CNMV, está ya ocupando un 1,87% del valor del Sabadell, un
porcentaje muy similar al que ya ocupó con la entidad resuelta y vendida al Santander por un euro en 2017.
Tal y como publicamos en Diario16, fue la propia Ana Patricia Botín la que se acercó a Josep Oliú, presidente del Sabadell, para hacerle una oferta. Sin embargo, fue tan ridícula que en el banco catalán ni se molestaron en iniciar conversaciones para iniciar un proceso de fusión o compra.
Fuentes financieras consultadas por Diario16 han indicado que Santander podría estar dispuesto a hacer un desembolso máximo por la entidad catalana de 320 millones de euros. Es decir, que se confirmaría que el banco cántabro sólo se haría con el Sabadell a precio de derribo. ¿Habría dado ya el BCE su placet a la operación, sobre todo con Luis de Guindos en la vicepresidencia del supervisor europeo?
Esto es lo que hace saltar todas las alarmas, que el Santander ya pudiera estar planteando un escenario en que el BCE se viera obligado a iniciar un procedimiento de resolución contra el Sabadell, algo que, en principio, sería muy complicado por los datos de solvencia y liquidez de la entidad catalana. Sin embargo, que en el sector financiero ya se esté hablando de cifras concretas indica que el banco cántabro podría ya estar planteando una situación crítica, tal y como ocurrió con el Banco Popular en 2017, cuando, dos semanas antes de que la JUR resolviera a la entonces sexta entidad financiera de España, el Consejo de Administración de la entidad presidida por Ana Patricia Botín aprobó el Proyecto Neptuno, es decir, la compra del Popular sólo en un escenario de resolución por un valor no superior a los 200 millones de euros.
¿Eso es lo que se pretende ahora? Cuando suena la palabra resolución asociada al Santander, el banco correspondiente debería ponerse en guardia porque «cuando las barbas de tu vecino veas afeitar…». Los cambios en la cúpula del banco catalán tras el fracaso de las negociaciones con BBVA muestran que se ha buscado a un consejero delegado con experiencia en banca comercial, César González-Bueno, que fue CEO de ING España y Portugal, además de creador de EVO Banco hasta su venta a Abanca. Por otro lado, ya se encontraba dentro de la estructura del Sabadell desde el mes de marzo de 2020. Esta decisión, a diferencia de otros casos recientes, no beneficia en nada al Santander.
El Santander está demasiado acostumbrado a recibir «regalos» que aumenten sus activos y hay muchas similitudes con lo que le ocurrió al Popular como para que en el Sabadell no estén alerta a lo que pudiera ocurrir en las próximas semanas o meses.
La entidad catalana está sufriendo constantemente los mismos ataques bajistas y por parte de los mismos fondos que ya hicieron fortuna con el Popular e, incluso, con Bankia. El más activo, como decimos, en las últimas semanas está siendo Samlyn Capital.
La CNMV, por su parte, está actuando del mismo modo que con el Popular cuando permitió la actuación de las posiciones bajistas AQR Capital Management; Oceanwood Capital Management; Samlyn Capital; Lansdowne Partners; Melqart Asset Management y, sobre todo, BlackRock (que era accionista de Popular y se convirtió en uno de los máximos accionista del Santander tras la resolución) y Marshall Wace (que forma parte de JP Morgan).
Por otro lado, el Popular fue resuelto con un valor en bolsa de 0,32 euros, mientras que el Sabadell llegó a tener una cotización de 0,25 el día 25 de octubre de 2020, lo que le dejaba a tiro de OPA. Ayer cerró en 0,39 euros.
Sin embargo, el Santander se enfrenta a una situación muy diferente a la del Popular, puesto que Sabadell no tiene problemas de liquidez y su solvencia está más que probada, más bien al contrario, es una entidad saneada que cumple con holgura las ratios normativas de capital. Además, sus gestores tienen una idea muy clara de cómo gestionar un banco comercial y no tienen a un presidente, Emilio Saracho, obsesionado con venderlo al precio que fuera, incluso llevándolo a la resolución.
Los diferentes departamentos y el Consejo de Administración del Sabadell deberían estar muy atentos a la evolución de la liquidez, porque el Popular esa solvente y viable, como reconocieron los peritos del Banco de España, pero cayó por una fuga de depósitos provocada, principalmente, por una estrategia diabólica que generó el pánico entre los depositantes y clientes, además del lamentable espectáculo de ver cómo las administraciones públicas se encargaron, retirando sus depósitos, de llevar a una entidad solvente a la resolución que, por cierto, es el escenario que el Santander siempre maneja. Esperemos que no tengamos que vernos obligados a escribir cuatro años más con otra operación diabólica.
Con un valor en bolsa similar al que tenía el Popular y el ofrecimiento al Banco de España, ¿se está preparando una nueva operación de rescate encubierto al Santander? Diferentes analistas económicos ya lanzaron globos sonda aseverando que la mejor fusión para el banco catalán sería con el Santander. Posiblemente, sea este el modo en que se va preparando al mercado para, de repente, anunciar que la entidad cántabra se queda con el Sabadell y, para ello, apuntar la necesidad de una macro ampliación de capital con la que sufragar la situación de la que todo el mundo sospecha pero que nadie se atreve a confirmar.
Ante una situación en la que el Santander ya ha mostrado interés por Sabadell, tanto el señor Oliu como el resto de los miembros ejecutivos del Consejo y la alta dirección tendrán que estar muy atentos al Gobierno, porque ya no está Luis de Guindos, como en la resolución del Popular, pero está Nadia Calviño, lo cual es, quizá, más peligroso.
El hecho de que el Ejecutivo haya cambiado no garantiza nada, más bien al contrario, sobre todo estando el Santander y Ana Patricia Botín de por medio, porque ni el presidente Sánchez ni, por supuesto, el vicepresidente Iglesias –que parece haber cambiado su posición respecto a la presidenta del banco cántabro desde el debate electoral para acá, por más que en televisión diga que «los ricos y poderosos son peor de lo que yo imaginaba»– van a hacer nada para evitar un nuevo rescate encubierto al Santander.
Hay que tener en cuenta un factor muy importante respecto al modo en que
Grupo Santander ha ido creciendo en los últimos años, tanto en España como en el resto del mundo. Desde la fusión con el Central Hispano, el banco cántabro no ha vuelto a realizar ninguna operación de fusión, sino que ha ido creciendo a golpe de compras, más o menos exitosas, o de adquisición de entidades a través de resoluciones, como fue el caso de
Popular y
Banesto, en este caso, incluso permitiéndose por parte del Banco de España la presentación de una oferta sin la firma de Emilio Botín.
Si lo que afirman los analistas fuera totalmente acertado respecto a las posibilidades de una unión Santander-Sabadell y las cuentas del banco cántabro reflejaran la realidad, la operación para la entidad presidida por Ana Patricia Botín tendría un valor no superior a los 2.500 millones de euros, una cifra que, en base a los resultados anunciados en el tercer trimestre, estaría muy al alcance de la mano. ¿Por qué no lo hace y presenta una OPA? Es lo más sencillo, justo y no dejaría millones de víctimas como ocurrió con el Popular. Sin embargo, es más fácil sobrevivir a golpe de rescate encubierto.