Un dato para iniciar este comentario de cierre de mercado. La inflación de Estados Unidos en junio se ha situado en el 9,1%, el nivel más alto desde 1981. La inflación de la energía fue del 41,6%, la más elevada desde abril de 1980, mientras que en el caso de los alimentos los precios subieron un 10,4% en el año, el mayor aumento desde febrero de 1981.
Este es el último dato de decenas de ellos que muestran con claridad que las mayores economías del mundo están sufriendo una presión de precios no vista en décadas.
Dicho esto, ¿cómo afecta la inflación en las economías y los mercados? Esta pregunta la respondieron de forma muy detallada los analistas de IG. Hagamos un resumen de sus reflexiones sobre este hecho, que condicionará las bolsas en los próximos meses, sino años. Veamos:
La inflación mide la tasa a la que se debilita el poder adquisitivo del dinero a lo largo del tiempo. El dinero actúa como una unidad de cuenta, un instrumento de cambio y una reserva de valor. Como reserva de valor, el poder adquisitivo del dinero depende de los niveles de los precios. A medida que los precios aumentan, cada unidad de dinero tiene cada vez menos valor.
El dinero no es la única reserva de valor, ya que las personas suelen optar por mantener su riqueza en otros activos como las acciones, los bonos o los bienes inmuebles. Sin embargo, estos activos suelen tener que convertirse en dinero antes de que la riqueza que poseen pueda intercambiarse por otros bienes y servicios.
Es sencillo observar los efectos negativos de la inflación. La pérdida de ingresos reales es especialmente notable para aquellos que tienen ingresos fijos (ingresos medidos como un conjunto de bienes y servicios en lugar de como una cantidad de divisas nominales).
Además, dado que las personas tienen que mantener parte de su riqueza en dinero para realizar transacciones y para los gastos imprevistos, la inflación acaba por reducir esta parte de riqueza hasta que aumentan los salarios.
Sin embargo, el lado positivo es que unos niveles estables de inflación se correlacionan con un menor desempleo. Esto podría obedecer a que la expectativa de unos precios más elevados estimule las inversiones empresariales, o al aumento de la demanda de bienes de consumo y servicios. Además, muchos economistas argumentan que es necesario un nivel bajo de inflación (entre el 1% y el 3%) para que las políticas monetarias sean eficaces. Por último, los prestatarios se benefician de la inflación si tienen préstamos a tipo de interés fijo, ya que una mayor inflación implica un menor coste real de los préstamos.
¿Qué implica una mayor inflación para las acciones?
Lamentablemente, la relación entre la inflación y el precio de las acciones no es sencilla y no existe ninguna regla general que pueda aplicarse. Una estrategia de inversión o de trading prudente requeriría un análisis profundo de las características específicas de cada acción en cuestión.
Dicho esto, la idea predominante señala que existen ciertas pautas que pueden ayudar a llevar a cabo este análisis.
La inflación y las acciones a largo plazo
Para los inversores en acciones, estas pueden actuar como cobertura ante la inflación a largo plazo. Esto significa que el valor monetario de una cartera de acciones puede apreciarse a lo largo de un periodo inflacionario, por lo que la riqueza «real» que almacena (los bienes o servicios por los que puede intercambiarse) se mantiene a pesar de la subida de precios.
Por ejemplo, en caso de que la inflación se derive de un mayor coste de los insumos (lo que se conoce como inflación de costes), una vez que las empresas hayan tenido suficiente tiempo para adaptarse a las presiones inflacionarias y ajustar sus propios precios, los ingresos aumentarán y podrán reanudarse las tasas normales de beneficio.
El aumento de los costes de los insumos simplemente se traspasa a los consumidores después de un periodo de revisión de los precios. La lógica económica también implicaría que esto sea, posiblemente, más realista para una cartera bien diversificada que para las acciones individuales que conllevan su propio riesgo idiosincrásico.
La inflación y las acciones a corto plazo
Los analistas consideran que la dinámica a corto plazo es menos favorable y que la relación entre los precios de las acciones y la inflación es, con bastante frecuencia, una correlación inversa (es decir, a medida que la inflación sube, los precios de las acciones bajan o al contrario, a medida que la primera baja, los segundos suben). El impacto negativo de la inflación a corto plazo sobre los precios de las acciones podría deberse a una serie de factores, entre los que se incluyen:
Una caída a corto plazo de los ingresos y los beneficios que lastre los precios de las acciones
Una desaceleración económica generalizada que dé lugar a un entorno macroeconómico desfavorable para las bolsas de valores y para el consumo en general
Una política monetaria que lleve a unos tipos de interés a corto plazo más elevados y haga que los inversores reemplacen las acciones por bonos de menor valor
Las perspectivas de que unos rendimientos reales más bajos, o incluso negativos, hagan que se reduzca la demanda de la inversión en acciones. En los entornos inflacionarios, los inversores necesitan obtener beneficios más elevados con su cartera de acciones para asegurarse un rendimiento real positivo. Por ejemplo, si obtienes unos beneficios anuales del 4% con tu cartera, el rendimiento real será del 3% si la inflación es del 1%. Sin embargo, si la inflación sube hasta un 5%, obtendrías un rendimiento real negativo.
Las teorías que abordan la correlación negativa entre la inflación y las acciones también sostienen que, dado que los precios de las acciones vienen determinados por las estimaciones del mercado sobre el valor de una acción, la disminución de la demanda podría ser una consecuencia de los métodos de valoración de las acciones de los participantes del mercado.
¿Cuáles son las acciones que se deben tener en cuenta cuando la inflación es más elevada?
Las acciones de valor han tenido un mejor rendimiento que las de crecimiento y las de ingresos a corto plazo durante los períodos de inflación elevada. Sin embargo, la respuesta que des a una mayor tasa de inflación dependerá de si tienes una visión a largo o a corto plazo.
Como inversor a largo plazo, podrías cubrirte ante la inflación y proteger el valor de tu riqueza almacenada al permitir que tu cartera repercuta el aumento de los gastos en los consumidores a lo largo del tiempo. Para los inversores que adoptan una visión a corto plazo, se muestra que una mayor inflación también tiende a provocar una mayor volatilidad en la bolsa de valores, lo que ofrece oportunidades para comprar o vender acciones a corto plazo.
El rendimiento de las acciones de valor cuando la inflación es elevada
La investigación sugiere que los inversores prefieren las acciones de valor cuando inflación es elevada. Las acciones de valor cuentan con un valor intrínseco superior en comparación con su precio de cotización actual. Suelen ser acciones de empresas consolidadas y asentadas, con sólidos flujos de efectivo disponible actuales que pueden disminuir a lo largo del tiempo.
Durante los periodos de mayor inflación, las acciones asociadas con mayores flujos de efectivo actuales son más importantes que las acciones de crecimiento, que prometen rendimientos más lejanos. Esto podría deberse al efecto de la tasa de descuento compuesta en la fórmula del valor actual.
Cuando se valoran las acciones en términos de descuento sobre los flujos de efectivo futuros, los flujos de efectivo actuales importantes se reducirán en menor medida que los flujos de efectivo de importes equiparables en el futuro. Por ejemplo, 100€ en un año descontados al 5% equivalen a 95,24€ en el momento actual, pero el mismo flujo en cinco años solo vale 78,35€.
El rendimiento de las acciones de crecimiento cuando la inflación es elevada.
La investigación indica que el precio de las acciones de crecimiento cae cuando la inflación es elevada. Las acciones de crecimiento, aunque no muestren sólidos flujos de efectivo disponible actuales o repartos de dividendos, sí demuestran tener el potencial de tener un mejor rendimiento que el mercado en el futuro.
Se trata de inversiones a largo plazo y solo se podría esperar una rentabilidad importante después de que hayan tenido la oportunidad de consolidarse y lograr resultados superiores a la media de manera constante.
Cuando se descuentan las acciones de crecimiento a un valor actual, el hecho de que los flujos de efectivo previstos estén adelantados implica que la tasa de descuento compuesta tendrá un impacto negativo sobre el precio actual de las acciones.
El rendimiento de las acciones de ingresos cuando la inflación es elevada
Dado que las acciones de ingresos pagan dividendos de manera regular y estable, que pueden no seguir el ritmo de la inflación a corto plazo, su precio bajará hasta que los dividendos suban y se adapten a la inflación.
Las empresas internacionales también pueden experimentar caídas en los precios de sus acciones cuando la inflación aumenta: si una empresa sube demasiado los precios, corre el riesgo de no ser competitiva si los actores extranjeros que operan en el mismo mercado son capaces de mantener los precios constantes.
Resumen de la inflación y la bolsa de valores
La inflación es la tasa a la que el valor o la riqueza que almacena el dinero se debilita a lo largo del tiempo. Dicho de otra manera, es la tasa a la que el dinero pierde poder adquisitivo. Un aumento de la tasa de inflación implica niveles de precios más elevados en general y una disminución de los niveles de ingresos reales hasta que los salarios también se ajustan al alza.
La relación entre la inflación y los precios de las acciones es compleja y cada acción debería evaluarse teniendo en cuenta sus características individuales.
A largo plazo, las empresas trasladan a los consumidores el aumento de los costes de los insumos. Con el tiempo suficiente, esto significa que los ingresos reales y el porcentaje de beneficio pueden volver a niveles normales, por lo que una cartera diversificada y no apalancada puede actuar como cobertura ante la inflación a largo plazo.
A corto plazo, los expertos consideran que existe una correlación inversa frecuente entre la inflación y los precios de las acciones, ya que a medida que la tasa de inflación sube a corto plazo, los precios de las acciones bajan y viceversa. Esto podría deberse a una serie de factores, entre los que se incluyen las técnicas de valoración de las acciones que utilizan la tasa de inflación para aumentar la tasa nominal de rentabilidad requerida (la tasa de descuento) para evaluar los precios de las acciones.
Las acciones de valor tienden a tener un mejor rendimiento que las de crecimiento y las de ingresos en los periodos de mayor inflación.
Las estrategias de cobertura ante la inflación se basan en activos que tienen un mejor rendimiento que el mercado en los periodos con una inflación elevada, lo que contribuye a que la riqueza se conserve. No existe la cobertura perfecta, pero entre las opciones se incluyen una posición a largo plazo con una cartera de acciones diversificada, materias primas, bienes inmuebles u operar en corto con acciones de crecimiento o de ingresos.
Bolsamania.